Dime Si En Verdad Me Amas

Bien ya me trajiste aquí, ya tomaste de mis reservas. Ahora explícame por qué sigues en mi casa y a que viniste?- le reprocho casi haciendo puchero.

Empecemos por el principio. sé que sabes como me llamo, pero ahora me presentaré formalmente ante ti. Mi nombre es Rasmus Blake. Soy el segundo hijo del matrimonio Blake. Mis padres fallecieron hace ya muchísimos años, motivo que me llevó a vagar por muchos lugares de este mundo. Hace un poco un poco más de 100 años llegué a un sitio muy, muy pobre. Era invierno y de pronto vi un incendio. Solo sentí un dolor agudo en el pecho y cuando quise recordarlo estaba dentro de las llamas rescatando a una niña- mientras tomó aire, a mí me dio un escalofrío en la espalda, sabía el momento que estaba relatando. Era el mismo día que perdí a mi familia- ya dentro de la casita me dirigí a un punto como si supiera donde estaba y a quien tenía que rescatar, y ahí fue cuando te vi. Recuerdo como se me comprimió el pecho cuando note que respirabas con mucha dificultad. Te saqué de ese incendio, y te seguí cuidando con el pasar de los años- empieza a beber de su copa, y me largo a llorar.

tú fuiste quien me salvo dejando morir a los demás?- le digo mientras lloro.

No preciosa, juro que solo tú estabas viva. No sé que me llevó a rescatarte, jamás supe por qué tu corazón me llamó o por qué dejé de pensar cuando me envolví en fuego para sacarte. Únicamente sé que debía ponerte a salvo y aunque quise alejarme luego de eso nunca pude hacerlo. Sé que vagaste un tiempo hasta que la abuela te acogió y también sabía que estudiabas y trabajabas. La noche de tu muerte por así decirlo yo no estaba. Días antes me había ido a una reunión con mis hermanos a un pueblo cercano a ti, pero mientras debatíamos temas de guerra sentí en el pecho que me moría de nuevo, un dolor inexplicable. Mis hermanos se asustaron muchísimo y más cuando salí corriendo a toda velocidad por el bosque. Por primera vez en mi vida los ojos se me iban haciendo agua mientras corría. Llegué a un establo y robé un caballo. Galope tan rápido como sus patas dieron y al llegar a tu pueblo sentí el olor a sangre, a tu sangre. Pude llegar a tiempo aún no dabas tus últimos suspiros. Y no lo dude preferí que me odiaras el resto de mi vida a perderte para siempre. Me quedé a tu lado hasta que empezaste a recuperarte de nuevo, pero cuando estabas por comenzar tu nueva vida entendí el error que había cometido. Meterte en mi mundo, con mis enemigos, con todo lo que eso implicaba. No tuve el valor y antes de irme tomé este relicario que colgaba de tu cuello y un beso de tus labios- termino por decirme esperando de mis labios una respuesta.