Lluvia II

NARRADOR

Bastián y Niebla llevaban bastante rato escondidos en el túnel del árbol cuando Bastián vio una nueva luz acercarse. Niebla seguía desmayada, así que si venían por ella, él tendría que defenderla solo.

Bastián estaba listo para atacar cuando pudo ver que eran Rayo y Tala, guiados por esa luz. Bastián respiró con tranquilidad y Rayo observó a su hermana desmayada.

—¿Cómo está ella? —Rayo se preocupa por su hermana.

—Bien, a cada segundo está más fuerte, pero debemos encontrar un lugar donde escondernos permanentemente hasta la siguiente Luna Llena si deseamos completar esta misión.

—Tienes razón, pero ¿dónde? —se pregunta Rayo.

Antes de que Bastián pudiera responderle a Rayo, la cueva donde estaban se iluminó, mostrándoles un camino lleno de luces. Todas esas luces avanzaban y todos se miraron entre sí.

—Creo que quieren que las sigamos —opina Tala.

—Sí, tienes razón, sigámoslas —Bastián toma a Niebla en sus brazos y los cuatro siguen esas hermosas luces, las cuales atraviesan un muro. Los tres despiertos se miran entre sí y Rayo es el primer valiente en seguirlas.

Cuando Rayo atravesó el muro, Tala lo siguió. Bastián sujetó a su amada con fuerza y también los siguió. Una vez que cruzaron, se quedaron maravillados con la hermosa vegetación del lugar y con cómo había millones de luces a su alrededor.

Una de las luces se posó frente a ellos y reveló su verdadera esencia, al igual que el resto de las luces alrededor de ellos.

—Bienvenidos a nuestro hogar —dice una de las luces ya en su forma original.

—¡Son hadas! —Tala, emocionada al verlas ya a todas en su forma natural y no como luces brillantes.

—Así es, somos las hadas protectoras del bosque. Por siglos nuestro trabajo ha sido proteger la magia del bosque y las criaturas en él. Pero cuando toda la magia nos fue arrebatada, fuimos sumergidas en un sueño profundo. Dormimos demasiado tiempo, y despertamos cuando ella volvió al bosque y trajo consigo el Espíritu del Bosque —el hada señaló a Niebla y ahora entienden por qué esas luces la seguían.

—¿Cuál es nuestro destino, por qué siguen insistiendo en eso? —indaga Rayo, puesto que aún no sabe qué debe hacer.

—Eso lo sabrán cuando lleguen al último árbol —aclara el hada principal, quien vuela hasta Niebla y rocía una especie de polvo mágico sobre ella, causando que esta abra los ojos.

—¿Dónde estamos? —pregunta Niebla, en los brazos de Bastián.

—En nuestro hogar, el cual será su hogar hasta la próxima Luna Llena, así que espero que lo que preparamos para ustedes sea de su agrado —Niebla y todos admiran el gran número de hadas y las siguen hasta el centro del hermoso lugar, donde hay dos hermosas cabañas hechas con la naturaleza para ellos.

—Descansen aquí por ahora, los veremos pronto y seguiremos hablando, pero primero deben descansar y alimentarse —vuelve a hablar el hada principal y varias hadas les entregan canastas llenas de comida a las dos parejas.

—Descansen, nos veremos en un rato. Le avisaré a sus familias que están bien —el hada principal se retira y el resto igual, dejando a las dos parejas solas.

—Tú sí debes descansar —Bastián la lleva dentro de la cabaña y la hace recostarse en la cama.

—Estoy bien, Bastián —insiste Niebla, intentando ponerse de pie.

—Debes descansar. Yo te cuidaré a cada momento —Bastián la obliga a acostarse.

—Me quedaré en la cama si tú te quedas conmigo —condiciona Niebla, y Bastián le sonríe.

—Bueno, solo un rato —Bastián y Niebla se acomodan en la hermosa cama, que también fue hecha con magia en combinación con la naturaleza del lugar, y ambos se quedaron profundamente dormidos.

Por otra parte, Tala y Rayo no podían creer el hermoso lugar que se esconde de todos en medio del bosque. Es un sitio donde reina la magia y el amor por la naturaleza es el principal sentimiento.

—Esto es algo increíble —comenta Tala al ver hadas revoloteando a su alrededor.

—Así es, no puedo creer que fue gracias a que mi hermana volvió que todas despertaron. Jamás supimos que esa magia estaba dentro de Niebla o, de lo contrario, hubiéramos regresado hace mucho tiempo —comenta Rayo y Tala lo observa con una sonrisa.

—Al parecer, hay algo que tú debes cumplir en el último árbol, así que esta misión no se trata solamente de tu hermana, sino también de tu destino, Rayo. Hay algo en el último árbol, por lo que dijo esa hada, así que a ese último árbol tú debes ir con ella para que descubras junto a tu hermana tu destino, nuestro destino, porque a donde tú vayas yo te seguiré. Por eso soy tu luna, por eso la luna me escogió para ti, así que te acompañaré a donde sea que vayas, Rayo —asegura Tala feliz.

—Aún falta para eso, mientras podemos ir a esa cabaña y esperar mientras nos divertimos —ambos comenzaron a enviarse miradas y se fueron así a la cabaña que las hadas prepararon para ellos dos, para amarse.