Mi prometido, el príncipe heredero del imperio Noah era un buen candidato para mi y mi familia, no me importaba mucho el puesto de emperatriz, solo añoraba estar a su lado.
Pero, ¿Porqué ama a una mujer que no soy yo? A pesar de hacer todo por quitarla de mi camino ella persiste y cada vez noto como se alejan más de mí.
Las respuestas vinieron a mi un día que un libro dorado llegó a la mansión como un regalo para mí.
Era una novela, pero lo que les diferenciaba de las demás fue que aquellos personajes los conocía a la perfección.
Narrado desde el punto de vista de los protagonistas, yo Madeline, era la mujer que se interponía en su amor.
El obstáculo amoroso.
¿Lo que narraba este libro era el futuro? Al ponerlo a prueba pude cerciorarme, la historia era de verdad nuestras vidas.
Por eso me cercioraré que mi vida no sea en vano y comenzaré mi nuevo camino.
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12 - Sentimientos.
Cuando dije esas últimas palabras, pude ver como su rostro cambió por completo, la sonrisa que me había dedicado se desvaneció y me miró sorprendido.
Traté de mantener la mirada en él, pero me pareció tan difícil después de ver su mirada.
—¿A qué se refiere señorita? —Quité mi mano con suavidad de la suya, y traté de que mi voz no se quebrara al momento de querer hablar. Pero la voz ni siquiera salió de mi boca.
Apreté la mandíbula, tratando de encontrar las palabras correctas para poder explicarme. Esta era la primera vez que estaba sintiendo algo así por alguien y me encontraba tan confundida.
Se suponía que amaba al que era mi prometido, pero jamás mi corazón se había vuelto loco con solo verlo sonreír, o con solo pensar en él.
De nuevo miré al joven duque a los ojos, esos ojos azules tan claros que parecía un cielo de medio día despejado, me miraba con anhelo y confusión, esperando pacientemente por mi explicación.
—No solo quiero comprometerme con alguien por contrato, —Digo al final. —Quiero que alguien me ame, lo suficiente como para que quiera casarse conmigo.
Al parecer lo dejé sin palabras, ya que no supo qué responderme. No quería solo ser una prometida de palabra, me enfureció saber que la protagonista Rosé del libro encontró el amor verdadero y vivió su amor con el príncipe.
Tal cual un cuento de hadas, un amor que no se ha visto jamás.
Muy en el fondo de mi corazón anhelaba algo así.
Por eso no esperaba que el joven duque Maximilian aceptara esto. Yo tampoco lo haría.
Pero cuando estaba a punto de comenzar a caminar a la salida, dando por terminada esta cita y cualquier intento de salida en el futuro.
Aaron me volvió a tomar de ambas manos.
—Entonces si te pido una oportunidad, ¿Me la darías?—Me quede en silencio, mi corazón saltando como loco en mi pecho, los nervios haciendo de las suyas ocasionando que mis manos comenzarán a temblar.
Era tan inesperado que no me lo creía.
Mi racionalidad estaba dividida, una parte de ella estaba con esperanza, pero a la vez no podía confiar. Al no tener una respuesta clara, el joven Aaron subió mis manos hasta su rostro y las colocó sobre sus mejillas, mis palmas calientes contrastaron con su piel fría, que solo en ese momento me di cuenta de que la temperatura ya estaba bajando.
Mis pulgares acariciaron su tersa piel, era suave bajo mi tacto e incluso pude sentir una especie de estremecimiento cuando mis manos apretaron sus mejillas.
Me dediqué a analizarlo mejor, un chico apuesto. De cabello llamativo color rojo, ojos un poco rasgados que combinados con sus cejas pobladas hacía que su mirada pareciera dura, su nariz delgada y sus labios delgados armoniosos a la forma de su mandíbula.
Su belleza me tenía cautivada.
—¿Me puedes prometer algo? —Pregunto con un hilo de voz, esperando que se niegue, era la última oportunidad que le estaba dando para que se arrepienta, ya que estaba a punto de dejar que mi corazón se deje caer por él.
—Cualquier cosa.
Su voz era baja, tanto que era posible que nadie a un metro de distancia podría escucharlo. El espacio entre nosotros estaba siendo tan estrecho que por poco y nuestros cuerpos chocaban.
—Si en algún momento te sientes atraído por alguien más, ¿Podrías decírmelo de inmediato? Aunque eso me rompa el corazón, prefiero que seas honesto.
No respondió, en cambio, me miró directamente a los ojos.
Ansiosa esperé por su respuesta, mis manos ahora descansando en su pecho, la tela de su camisa me picaba en mi tacto y deseaba que me respondiera con un poco realista 'No te preocupes, tú serás la única' aunque sea mentira.
Su mano acarició mi rostro con delicadeza, como si no quisiera hacerme daño.
Sin decir alguna palabra me abrazó, sus manos rodearon mis hombros, como era más alto que yo su mejilla se recostó sobre mi cabeza y mi oído quedó colocado justo en su pecho, justo a la altura de su corazón.
Ahí pude escuchar perfectamente como los latidos de su corazón estaban desenfrenados, me quedé unos segundos escuchando los latidos de su corazón, dejándome cautivar por lo armonioso que parecía como si sus latidos y los míos fueran uno, estaban en Sintonía.
Mis brazos terminaron rodeándolo a él, nuestros cuerpos parecían encajar perfectamente como dos piezas de un rompecabezas.
Lo escuché suspirar justo en el momento en que nos terminamos separando, lo mire a los ojos nuevamente y él me sonrió con cariño, juntó nuestras frentes y mi corazón dio un salto, me puse aún más nerviosa y tragué saliva con lentitud.
—Es la primera vez que me siento así por alguien más Madeline, el libro tiene razón cuando dice que soy un inexperto en el amor.
Sonreí sabiendo a lo que se refería. El joven Duque en el libro, el otro villano de la historia o el segundo protagonista, era un joven inexperto en el amor que quedó cautivado completamente por la encantadora Rosé. Aunque su amor se volvió obsesivo y enfermizo haciendo que cometiera actos aún más inhumanos que la Madeline de la historia, terminó en los calabozos por la rebelión que quiso causar y al final su vida acabó.
Tal vez no era mala idea que los dos villanos de la historia logren rehacer su vida y logren ser felices sin necesidad de dañar a otros.
Así que esa cita terminó con la promesa de que vendrán más en un futuro, no quería apresurar las cosas no había necesidad de formalizar nuestra relación tan pronto, queria disfrutar el momento de cortejo, quiero tener mas citas, quiero tener más salidas con el Duque, quiero conocerlo más, saber cada pequeño detalle de él, su color favorito, su prenda favorita, su comida o sus postres favoritos.
Quiero conocerlo todo de él y que él conozca todo de mí.
Esa noche cuando llegué a mi mansión no quise arruinar mi resto del día, cuando miré a mi criada acercarse con un sobre que parecía venir del palacio imperial, lo ignoré por completo.
Sabía lo que eso significaba.
Y al día siguiente, cuando desayunaba en compañía de mi hermano Guillian, no pude atrasarlo más.
Era la invitación del palacio imperial a la fiesta de compromiso del príncipe heredero.