Margaret O'Brien y su familia abandonan la ciudad y se mudan a un pequeño pueblo donde nacieron sus padres, pero nada funciona como debe ser. Desde que llegan Margaret se siente constantemente vigilada. ¿Quien es? y ¿Que quiere?
NovelToon tiene autorización de Nancy Hurtado para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
El Contacto
Capitulo 12
El Contacto
De regreso en casa Margaret entro a la casa de su abuela dónde Janeth la recibió con mucho cariño.
— Margaret, tu madre llamo hace horas que ibas a venir, ya me había preocupado—
—Si, es que me entretuve en el centro—
—Esta bien, siéntate en la mesa, no debes de haber almorzado aun—
—Aun no, gracias abuela ¿ Y él abuelo donde está?—
—Esta dormido, ya sabes cómo es, Richard siempre tiene sueño menos en la noche— comento la abuela con una sonrisa.
Margaret se sentó a la mesa y su abuela le llegó rápido con un plato lleno de una deliciosa lasaña y un vaso de refresco, margaret agradeció comezón a comer mientras su abuela se sentó con ella en la mesa para acompañarla y conversar sobre cómo había sido su experiencia en la mansión Moloney.
—Tu madre Me dijo que habías amanecido muy alterada, alguna vecinita te contó una historia de terror sobre la casa y por eso tuviste pesadillas—
—No fue una pesadilla abuela podés realidad y nadie me cree—
—Yo sí te creo hija— dijo Janeth con una mirada cómplice.
—¿De verdad abuela, Tu también viste algo?—
—Yo no, pero tú si—
Janeth se levantó de la mesa y caminó hasta la cocina de allí regresó con una carpeta vieja y la colocó arriba de la mesa para entregársela a margaret cuando margaret la abrió reconoció rápidamente su nombre en algunos dibujos.
—Estos son mis dibujos abuela—
—Si, los he cuidado desde que eras muy pequeñita.—
—Eso es muy lindo abuela—
—Fijate bien en todos los dibujos—
Margaret paso uno a uno los dibujos y había un factor en común en todos estaba garabateado un hombre extra.
— ¿Quien es esta persona que siempre hacia?—
Si abuela tomó aire mientras se acaricio sus manos.
—Hace muchos años tenías un amiguito imaginario con el que siempre jugabas.—
—¿Un amigo imaginario? Pero yo no lo recuerdo—
— Si, una vez cuando te quedaste aquí te pregunté que dónde conociste a ese amigo y me dijiste que yo conociste en la casa de mi mamá, yo me quedé muy intrigada con eso, tu decías que él te acompañaba pero no podía ir muy lejos porque le daba miedo la ciudad— Margaret miraba atentamente a su abuela, ¿ Cómo ella había podido olvidar eso ?
— Tus papás no le gustaba que hablaras con el y siempre te lo tenian prohibido, sin embargo le conté eso a mi mamá lo que había sucedido, ya ella estaba muy viejita, pero después de todo nuestra casa había sido motivo de muchas especulaciones de fantasmas y esas cosas así que estaba preocupada. Mi mamá me contó que mi abuela hablaba sola con alguien, y eso es extraño porque no tenía ninguna enfermedad que se supiera. Dicen que las personas que pueden ver esas manifestaciones son personas sensibles Yo la verdad nunca sentí nada y mi mamá tampoco. Estoy segura de que si algo así existe en la casa debe ser alguien muy bueno que está para protegernos—
Sonrió con cariño.
—¡Abuela todo eso que me cuentas es increíble!.— Exclamó Margaret y siguió —No puedo creer que haya olvidado todo eso.—
— Es comprensible, tus padres no creen en nada, son tal para cual—
—Yo tampoco creía pero he empezado a dudarlo, todo esto es fascinante.—
—Todo esto a mí me da mucho miedo así que te voy a buscar una camándula que tengo guardada para que la utilices y te protejas de todas las cosas malas, esas cosas nunca están de mas—
—Gracias abuela—
Margaret se quedó un rato más, antes de despedirse de su abuela, se llevó un pastel de calabaza que su abuela les enviaba a sus padres y además estaba cargada con sus viejos dibujos y su nuevo gran tesoro, el libro que había encontrado en esa extraña libreria y no podía esperar para comenzar a aplicar lo que había visto.
Cuando llegó a casa ya estaba atardeciendo, saludo a sus padres, le entrego el pastel a su mamá y les dijo que ya habia comido en casa de su abuela, y que estaba muy cansada asi que dormiría un poco, sus padres aceptaron y luego se dirigió a su habitación, cerró la puerta con seguro y se sentó en su escritorio, donde colocó el libro abierto frente a ella. Respiró hondo y comenzó a leer las instrucciones para la comunicación con los espíritus.
El primer paso era crear un ambiente tranquilo y propicio para la meditación. Margaret apagó las luces y encendió una vela, dejando que su suave resplandor iluminara la habitación. Se sentó en el suelo, cruzando las piernas, y cerró los ojos. Recordó las palabras del libro: debía concentrarse en su respiración y dejar que su mente se calmara.
Después de unos minutos, Margaret sintió una paz interior que no había experimentado en mucho tiempo. Abrió los ojos y, siguiendo las instrucciones del libro, comenzó a hablar en voz baja.
—Si hay un espíritu en esta casa, te invito a comunicarte conmigo —dijo, tratando de mantener la voz firme—. Estoy aquí para ayudarte.—
El silencio en la habitación era casi palpable. Margaret esperó, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho. De repente, una brisa fría recorrió la habitación, haciendo que la vela parpadeara. Margaret contuvo el aliento, sabiendo que algo estaba a punto de suceder.
—¿Quién eres? —preguntó, su voz apenas un susurro.
Una sensación de tristeza y añoranza llenó el aire. Margaret sintió una presencia a su lado, aunque no podía verla. Cerró los ojos de nuevo y se concentró en esa sensación, tratando de conectar con el espíritu.
—Estoy aquí para ayudarte — repitió —¿Qué necesitas?—
La respuesta llegó como un susurro en su mente, una voz suave y melancólica que parecía venir de muy lejos.
—No puedo encontrar la paz —dijo la voz—. Estoy atrapado aquí, entre dos mundos.—
Margaret sintió un nudo en la garganta. Sabía que debía hacer algo para ayudar a este espíritu a encontrar la paz que tanto anhelaba.
—Dime cómo puedo ayudarte —dijo, con determinación.
—No lo sé— respondió con la voz.
—¿Cómo te llamas?—
—Henry Walsh—
Margaret se sintió aliviada al saber que no estaba imaginando cosas. El espíritu que habitaba su casa si era Henry, sin embargo, había muchas preguntas sin respuesta, se sentía como la temperatura de la habitación descendió lentamente, y Margaret sintió la presencia de Harry a su lado. Abrió los ojos y, aunque no podía verlo, sabía que estaba allí junto a ella.
—¿Y sabes quién soy?—
—Margaret—
—Si, pero no soy la Margaret que conociste, ella era mi tatarabuela—
Margaret sintió como una corriente atravesó su cuerpo y frente a ella apareció un espejismo borroso de un joven con barba y cabello negro un poco largo, Ella cerro los ojos y mordio su labio para no gritar, esto era algo que no podia creer, sin embargo respiro profundo y abrió los ojos para seguir hablando.
—Henry, he leído el diario de mi tatarabuela — continuó. — Porque no llegaste nunca con ella?—
—Fui traicionado, alguien en quien confiaba me hizo daño.—
Margaret sintió un nudo en la garganta. Sabía que debía profundizar más para ayudar a Henry a encontrar la paz y que se encontrará con su tatarabuela.
—¿Quién te traicionó? —preguntó, tratando de mantener la voz firme.
—No lo sé, todo es confuso—
—Henry, ¿hay algo específico que pueda hacer para ayudarte? —preguntó.
—Encuentra la verdad, haz que todos sepan lo que realmente pasó.—