Amor En Rojo

La reina Bosszú ya no mira más a la guardia de cazadores, sigue con su danza del fuego, siente otra presencia que se acerca, siente miedo, pero no puede demostrarlo.

Sigue haciendo danzar el fuego, para borrar el rastro de su hija y del príncipe de Susumira, si ese monstruo descifra la esencia de Karoly irá tras ella, tiene que evitar el infierno para una hija que se supone no existe.

- "Creí que ya estarías lejos", dijo Bosszú sin inmutarse, sin voltear a mirar al rey de los Senmorta.

Algunas cicatrices en el rubio personaje parecen oscurecerse cuando frunce el ceño, al notar la indiferencia en la mujer que ha tratado de doblegar por todos los medios. Asasen, como se llama el rey, hace un gesto a su guardia para que se retire.

...

Asasen, rey de los Senmorta y rey de los demonios de fuego por matrimonio ...

- "Quería descubrir qué haces cuando no estoy", manifestó Asasen mientras ponía su espada en el cuello de la reina.

- "¿Te importa lo que haga?, quieres que gobierne contigo, ¿cómo lo haré si desconfíe?, es cierto que a veces soy soberbia contigo, es que no puedo controlar mi esencia; ¿qué debo hacer para que confíes?", preguntó Bosszú bajando el tono de su voz.

El rey sacó la espada, ella se voltea, lo mira más suavemente y se acerca a él, con la expresión que a él le encanta, de repente la toma del cuello, ella se queda quieta, mirándolo de frente.

- "Dime ¿quién fue?, quería poder es cierto, pero te deseaba a ti, tu padre me dio su palabra, si hubiese sido el primero hoy sería muy distinto contigo, crees que lo vas a proteger sin decirme la identidad, morirá tarde o temprano cuando destruya todo Hurmaya", expresó Asasen, mientras acercaba a Bosszú hacia él, para darle un beso apasionado, invasor y violento; luego le mordió el labio y la aventó contra la arena.

- "¿Y por qué no destruyes una vez Hurmaya?, ah cierto, los reyes juntos aún podrían vencerte, debes debilitarlos y socabar su fortaleza, necesitas robar más poderes. No te equivoques Asasen, tú me necesitas, que más da quien fue el primero, haces conmigo lo que se te antoja, las amantes que te consigues nunca te satisfacen y jamás te darán el hijo que necesitas, así que no amenaces, odio a Hurmaya tanto como tú y es lo que único que nos mantiene unidos; mi gente fue desterrada igual que la tuya, ¿el poderoso rey de los Senmorta busca a un mortal cualquiera con quién alguna vez quise divertirme?, lo que prometió mi padre yo nunca lo supe hasta que llegaste, ¿el poderoso rey de los Senmorta está celoso de un mísero humano?; vete Asasen sé muy bien a quien le debo mi lealtad, destruiremos Hurmaya juntos y gobernaré a tu lado. Dile a tus hombres que detesto sentirlos tan cerca, y no te preocupes, no tengo adonde ir, mi rey", manifestó la reina, poniéndose de pie y sacudiendo la arena de su cuerpo.

Bosszú siguió haciendo bailar el fuego, para luego cruzar sin quemarse por el mismo, rumbo al castillo de su padre; sabía que el rey Asasen la seguiría para castigarla por su osadía, pero no importaba, aunque se había acostumbrado a su violencia, no había doblegado su espíritu.

Por otro lado, Carpio baja a Karoly varios metros antes de llegar al abismo, ella lo miraba con rabia, necesitaba respuestas y la había alejado del lugar donde pensaba obtenerlas; y lo peor de todo es que sin él no podía regresar.

- "Tú no entiendes lo que significa para mí descubrir mi pasado, no soy una niña para que me trates así", dijo Karoly molesta.

- "Pues actuabas como una, te voy a explicar algo que quizás no sepas, ya que siempre has hecho lo que has querido, todo lo malo que hayas conocido no se acerca en lo más mínimo a los seres que estaban por llegar a ese lugar; no sé lo que sea ese sitio, pero olía a muerte. Y aunque te molestes y actúes como niña haciendo una rabieta, no iba a dejar que te lastimaran", manifestó Carpio tratando de mantener la seguridad.

- "Soy buena cuidándome", afirmó Karoly.

- "No contra esos, ni siquiera pudiste evitar que trajera, golpeas fuerte lo reconozco, y te he visto pelear, tienes cierta habilidad, pero no es suficiente; menos en un lugar que desconoces", dijo Carpio mirando a Karoly, luego la abrazo, "odiaría que algo te pasara, vendremos en la noche y esperemos que esa mujer aparezca", continua diciéndole.

Ella se apartó, en el fondo sabía que él tenía razón, solo que le costaba admitirlo, cuando vieron que unos oficiales de Susumira se acercaron.

- "Su Alteza Real, por fin lo encontramos", dijo uno de los oficiales.

- "¿Qué sucede?", preguntó Carpio.

- "Lord Kevin, está muy mal. Debemos llevarlo a Susumira, tal vez muera en el camino, pero si no hacemos nada de seguro morirá en Rojo", dijo otro de los oficiales.

- "Ni siquiera lo besé y ya se está muriendo, resultó un debilucho", dijo Karoly entre dientes.

Karoly sacó su espada y recogió hojas de algunos árboles.

- "Vamos a salvar a ese primo tuyo, cuando besé a Georgeus se recuperó más rápido, y este que solo lo acaricié un poco, está sucumbiendo, muy mal ah", manifestó Karoly sin dar mucha importancia.

- "¿Qué besaste a quién?", interrogó Carpio.

- "Rojito, también tengo mi pasado, solo asume eso", respondió Karoly con una sonrisa y siguió caminando.

En la tarde, después que Karoly preparó una medicina especial, la fiebre de Lord Kevin empezó a ceder, ella estaba en el despacho con Carpio, cuando la señora Martha le comunicó al príncipe que su primo había recobrado el conocimiento; todos estaban más tranquilos, dejandolos luego solos.

- "Antes de partir temprano, me dijiste que no eras totalmente de Hurmaya, y que eras un fuego sin poder; sé que tenemos algo entre nosotros aunque no sé definir qué y de verdad me molesta eso, aun así acepté tu condición, ¿qué es lo que sabes de ti?", preguntó Carpio, pidiéndole a Karoly que se siente a su lado.

Ella se sentó y apoyó su cabeza en el brazo de Carpio, tenía mucho miedo de decirle lo que sabía, ese príncipe ya no le era indiferente; cerró los ojos respiró profundo y le empezó a contar lo que le dijo su padre.

- "Mi papá era viudo, habían pasado varios años de la muerte de su esposa, su amigo el rey de Fontana quiso alejarlo de los recuerdos porque parecían consumirlo, y lo envió a Rojo para unas relaciones bilaterales con Susumira. En un paseo después del trabajo, conoció a mi madre, papá dice que era la mujer más hermosa que había visto en su vida, la supuso de Susumira y se enamoraron. Él siempre buscaba formas de venir a Rojo, quería saber de su familia y pedirle matrimonio; ella le confesó que no era de Hurmaya, que pertenecía a un clan poderoso que controlaba el fuego y vivían como detenidos en el tiempo, conocidos como los demonios de fuego, cruzó con ella hacia la isla para hablar con su padre, quien se opuso drásticamente y les prohibió verse. Ella se escapó, estaba embarazada y no quería separarse de mi padre; llegaron a Fontana y vivieron felices por algunos meses, pese a los comentarios de los nobles, mi madre era supuestamente una esclava comprada de Susumira. Un día ella desapareció, mi padre la buscó, pero ese era otro mundo como te habrás dado cuenta, hasta que repentinamente una mujer apareció en el ducado de Husag, conmigo en brazos, mi padre sabía de alguna manera que yo llegaría, no lo sabe cómo explicar, al menos eso me dice él; le dijeron que ella murió cuando nací, que yo era un ser sin magia y que mi abuelo no me quería; también dejaron una advertencia extraña respecto a mí, ninguna relación amorosa o algo parecido con alguien con sangre y magia de las familias reales de Hurmaya, porque los podría llegar a matar. Por eso tu primo Kevin se puso así, y aún no entiendo por qué a ti no te pasa nada; no quiero lastimarte en verdad me importas Rojito", contó Karoly, aunque a veces se detenía a respirar profundo para contar la historia.

Vio el rostro de Carpio, esa expresión del príncipe le daba miedo, ella se paró alejándose, cuando quiso abrir la puerta del Despacho; Carpio la abrazó desde atrás, Karoly puso sus manos sobre las manos del príncipe, él no dijo nada, pero en el silencio de aquel despacho se podia escuchar su corazón, ella solo cerró los ojos y se deseaba que el tiempo se detuviera en ese instante, porque algo dentro de sí, le decía que eso era amor.