Sofía Alcántara, una chica llena de traumas por su infancia difícil trata de lidiar con su vida diaria, sin embargo, por parte del trabajo tiene que viajar a un nuevo país, lugar donde conoce a un chico en un bar y terminan pasando la noche juntos, sin saber que se lo encontraría al día siguiente... ¡en su trabajo!
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Primer paso para el viaje
POV Sofía
Ya era lunes por la mañana y no quería pararme, había dormido tan bien que parecía que la cama me hubiera abrazado y ahora no quisiera soltarme, pero el trabajo es el trabajo, y a regañadientes me levanté y fui directa al baño. En medio de la ducha recordé que volví a soñar con el guapo ojiverde, ya es la segunda vez y no logro descubrir quien chucha es. Sin embargo, me apuré a salir y busqué entre mi armario la ropa que me pondría hoy, saqué unos pantalones rectos color blanco, una blusa negra con cuello de tortuga sin mangas y un cinturón igualmente negro, ancho y de hebilla plateada. Me puse unos tacones de plataforma negros y terminé de arreglarme: me puse maquillaje, accesorios y perfume. Tomé mi bolso y fui a la cocina a prepararme un sándwich y un café negro, cuando terminé lo empaqué y salí para tomar transporte e ir al trabajo ya que no me daría tiempo de comer en casa.
Llegué al despacho al ritmo de
Trabajé a buen ritmo y, para cuando dieron las 11 am, me puse a recoger los documentos que necesitaría para la cita del pasaporte, en eso, me entra una llamada por el intercomunicador del escritorio:
-Buenos días, Alcántara, ¿ya estás lista para la cita de tu pasaporte?
-Buen día, lic., sí, justo estoy organizando los documentos que necesito
-Muy bien, cualquier cosa me avisas
-Claro, muchas gracias
Se escuchó el sonido de la llamada finalizada y terminé de guardar todo en mi bolso, luego salí y tomé un taxi para dirigirme a las oficinas de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Ya ahí, me acerqué con la señora de la recepción y le hice saber que tenía cita, así que me explicó a donde tenía que ir y el proceso que realizaría, le agradecí y me dirigí a donde ella me dijo, solo que me quedé en las sillas de espera, ya que había llegado 20 minutos antes.
Cuando dieron las 12 pm exactas, me paré y fui al escritorio de la chica que me atendería, así que empezó la cita.
Me pidió todos los documentos que eran requeridos, que en este caso era mi acta de nacimiento, mi INE, CURP y el comprobante de pago del pasaporte, todo en original. Yo solo veía como tecleaba y tecleaba en su computadora y de vez en cuando alzaba la mirada hacia mí.
-Muy bien, señorita Alcántara, va a poner sus huellas sobre esta maquinita, primero los 4 dedos de la mano izquiera y los va a quitar cuando vea que se enciende la luz verde- puse mis dedos y retiré tal como ella me explicó- ahora los de la mano derecha- volví a hacer lo que me pidió- y ahora va a poner ambos pulgares, lo más derecho que pueda- y lo hice- ok, deme un momento.
Siguió tecleando y luego noté que sacaba hojas de su impresora y me las tendía junto con un lapicero
-Necesito que firme aquí, aquí y aquí- dijo mientras señalaba cada lugar donde tenía que firmar
Terminé de firmar donde ella me dijo y ahora me tendió la tinta para dedos, en donde me explicó que tenía que poner mi huella en donde había puesto mi firma. Al finalizar, recogió la hojas y siguió tecleando. Después de un rato comenzó a ordenar todos los papeles y los guardó en una carpeta.
-Ahora vamos a tomarte las fotos para tu pasaporte, pasa por aquí por favor- se levantó y me guió hacia la habitación designada oara las fotos, en donde había un fondo blanco, 4 sillas con un poco de distancia entre sí, y unas cámaras encima de trípodes en frente de estas, así como los respectivos fotógrafos.
Me senté en una de las sillas vacías y después de un rato regresé al escritorio anterior después de que me tomaron un par de fotos.
-Por el momento es todo, señorita, en cuanto esté listo su pasaporte se le enviará un correo para notificarle
-Ok, muchas gracias entonces
-Para servirle, que tenga un buen día- me dijo con una sonrisa
-Igualmente, hasta luego-respondí mientras le regresaba la sonrisa y me marché hacia la salida.
Me despedí de la recepcionista y regresé al despacho. Quedé sorprendida del tiempo que estuve allá, sinceramente creí que me haría mas de dos horas, pero apenas y tardé una. Creo que es la costumbre de que la atención siempre sea tardada y te hagan esperar porque no terminan con otra persona y no te respetan el horario de la cita.
En fin, le avisé al abogado Herrera que ya había llegado y continué con mis diligencias ya que mañana tendría la audiencia para la resolución del caso de la señora Noriega.
Comencé a redactar un documento para ayudarme a expresar lo que tenía que decir frente al juez y no trabarme, ya que se me podían olvidar algunos detalles. Más tarde, me levanté al baño para echarme agua en la cara, me sentía sofocada y con la vista cansada, me miré al espejo y tenía los ojos un poco rojos, tenía que ir al oculista sí o sí, ya había postergado demasiado la visita y no tardaría en pasarme factura el hecho de no cuidarme los ojos y estar tanto tiempo frente a la computadora. Me sequé la cara con una toalla desechable y me volví a mirar al espejo.
No podía creer que había ido a sacar mi pasaporte, cada vez estaba más cerca del viaje y mi emoción crecía cada día que pasaba, tenía que contarle a mi abuelita, sabía que se emocionaría tanto como yo, así que le envié un audio diciéndole que en la tarde iría a comer con ella y que le tenía una buena noticia.
Me apuré a hacer las cosas que tenía pendiente y en cuanto dieron las 5 pm, recogí mis cosas y me fui a casa de mi nona.
-Hola abuelita- dije dándole un abrazo
-Hola mi niña, pasa
-¿Cuál es el menú de hoy? - pregunté mientras nos dirigíamos a la cocina
-Bueno, hoy hice chiles rellenos con arroz blanco, y de postre hice un queso napolitano- dijo mientras sacaba los platos de la alacena
-¡¿Cómo sabías que tenía antojo de queso napolitano?!
-Ay mi niña, yo también andaba con ese antojo - respondió mientras soltaba una carcajada, a lo que me uní a ella
Me lavé las manos y nos sentamos a comer mientras platicábamos de algunas cosas triviales.
-Y bien, ¿qué es lo que me tienes que contar, cielo?
-Ay, abuelita, ¿qué crees? ¡Hoy fui a la cita del pasaporte! Ya solo falta que me lo entreguen, pero ya hice el proceso de la solicitud
-¡Mi niña! Muchas felicidades, corazón, no sabes lo contenta que me hace tu noticia - me dijo mientras se paraba y me daba un abrazo- esto hay que celebrarlo- dijo con una sonrisa
-¿Qué tienes en mente, nona?- pregunté siguiendo el juego
-Pues el vino no queda con el postre que hice, así que lo dejaremos para mañana
-¿El vino?
-No, mi amor, el postre, el vino lo tomaremos hoy
-Abue, pero te hará daño, mejor lo dejamos para cuando tenga el pasaporte listo-dije ya un poco seria
-Sofía, tengo 68 años, ¿no crees que soy mayor para decidir si quiero o no beber alcohol?
-Ya sé, abuelita, pero no quiero que te enfermes
-No pasará nada, además, sólo será una copa, te lo prometo
-¡De acuerdo! Tú ganas, pero sólo una copa, eh
Y así se nos fue la tarde, entre pláticas y risas, anécdotas de juventud de la abuela, y nuestra copa de vino haciéndonos compañía. Una tarde maravillosa tenía que culminar en una noche maravillosa.
