Tentación

Llegamos al hotel donde iba a ser la pedida de mano, junto a Manolo ingresamos al salón donde estaba mi familia, la familia de Bella y algunas personas importantes de la ciudad.

Todos se percatan de mi presencia y la de mi acompañante. - Creo que no fue buena idea ingresar juntos. - le digo a Manolo al ver qué todos nos estaban mirando.

Pamela se acerca a nosotros y le da un pequeño beso a Manolo. -Siempre viniste.

- Estaba aburrido en la casa y me encontré con Mía y me dijo que venía para acá, así que le pedí el favor que me trajera. -en que momento me metí en esta situación.

- Gracias Mía, me alegra que se lleven tan bien.

- Es tu esposo y mi profesor también, no es nada.

Mi madre se acerca a nosotros y la saludo de beso en la mejilla.

- Manolo como estás. - lo saluda de dos besos en la mejilla, no pensé que se conocieran.

- María es un gusto volver a verte.

- Lo mismo digo, la última vez te vi de paso en su boda, como has estado, me alegra que estén intentando nuevamente lo de ustedes. - mi mamá le hablaba como si lo conociera de toda la vida.

- Gracias amiga, a veces uno no valora lo que tiene, y a este hombre yo no lo vuelvo a dejar ir.

Me sentía tan incómoda en esa conversación, dónde mi madre se entere de lo que yo hice con ese hombre en Italia no creo que le guste de a mucho.

- Mía sabes que te admiro mucho, es de valientes estar aquí. -lo decía como si me estuviera dando un pésame, y que yo sepa nadie se había muerto.

- Gracias. - no pude poner una sonrisa más falsa, Pamela nunca ha sido cien por ciento de mi agrado, pero siempre la he respetado por ser amiga de mi madre y la socia de mi papá.

Una Bella al rescate llega para alejarme de ellos tres y le agradecía por eso.

- Gracias por sacarme de ahí, no soportaba una sonrisa más.

- Me lo imaginé, alguna novedad. - su sonrisa burlona a veces me sacaba de quicio.

- Si estás pensando que paso algo en el trayecto, te puedo asegurar que no, sabes, mi mamá le hablo a Manolo como si lo conociera de toda la vida.

- Debe ser porque estuvo en la boda de ellos dos, además recuerda que es el esposo de la amiga de tu madre.

- No creo, por qué mi mamá dijo que lo vio muy poco ese día.

En medio de nuestra conversación Sofía se acerca a nosotras y se cruza de manos en frente mío.

- ¿Qué quieres Sofía? - mis palabras salieron frías y distantes.

- Te dije que tenemos que hablar. -esta mujer no sabía que era un no quería hablar. - Bella déjanos solas.

- ¿Quieres hablar con ella? - me pregunta Bella.

- No quiero, pero no tengo elección, tranquila amiga. - Bella nos deja solas. - ¿Qué quieres?.

De reojo veía que las personas nos observaban. -Fuiste tú la que le metió la idea en la cabeza a mi papá que debía casarme con Felipe. -solo podía reírme de su estupidez.

- ¿Qué hice, que?, no seas tan ridícula Sofía, a mí me da igual si te casas o no, y si mi papá tomo esa decisión pregúntale a él no a mí.

- Tú eres la que se quiere casar yo no, porque no vuelves con él, dile que lo perdonas y ya. - en su voz se notaba que estaba desesperada.

Di un paso hacia delante y solo le pude sonreír. - Sabes, te deseo de corazón que tu matrimonio sea un infierno y que por un momento sientas lo que yo sentí cuando me enteré que mi propia hermana se estaba cogiendo a mi novio.

Cómo sé que está discusión no iba a terminar, sino solo en insultos, preferí irme, pero sus palabras me hicieron detener.

- Tú crees que yo soy la única, no seas ingenua. - en estos momentos estábamos siendo el centro de atención de la reunión, me acerco a ella quedando a milímetros de distancia.

- Sé perfectamente que no eras la única, la rabia Sofía es contigo porque al fin de cuentas Felipe es un imbécil, pero tú eras mi hermana, y de ti si esperaba respeto más que de cualquiera, ahora no solo fuiste la amante, sino que ahora tendré un sobrino producto de esa traición, ves la diferencia.

Sin decir más salí de ese lugar, no tenía ganas de reproches ni de gente chismosa, me fui para mi auto y me recosté en el capot de este, en ese momento llego Bella.

- ¿Quieres hablar? - me pregunta.

- Bella no quiero hablar con nadie. -me sentía cansada, no tenía lágrimas, pero si sentía una presión en mi pecho que me dolía.

- Cuando quieras hablar, sabes que estoy aquí para ti, tú tienes llaves de mi piso, allá nadie te va a molestar, sé que quieres estar sola.

- Gracias amiga, la verdad si quiero estar sola, pero ve y disfruta, al fin y al cabo la fiesta está bien.

Bella me da un abrazo y un beso en la mejilla, vuelve al salón, me voy a montar a mi auto cuando la voz de Manolo me asusta.

- Tú porqué siempre apareces de sorpresa. - le cuestionó.

- Es que me gusta ver cómo te asustas.

- Creo que tú esposa está adentro esperándote, no tienes nada que hacer aquí. - le pregunto sin desviarle la mirada.

- Le dije a Pamela que me quería ir hace rato, pero como ella no quiso decidí aprovechar que tú te vas y me voy contigo.

- ¿Tú me quieres de chófer?, pero no voy para allá, así que está vez no puedo acercarlo.

- Me encantaría que fueras mi chófer, pero me gustaría acompañarte, sé que no la pasaste muy bien allá adentró, después que esté seguro de que estás bien, yo tomo un taxi.

Ya había peleado lo suficiente hoy como para seguir con él ahora, así que preferí aceptar su compañía.

- Pero tú manejas, no quiero hacerlo.

Nos montamos en el auto y Manolo manejaba hacia la casa de Bella, honestamente su compañía era mejor que estar sola.