La Princesa Del Pirata

“Vámono’ lejos de aquí

Ay, papi, dime que si

Que ya yo estoy lista para amarte

Sin olvidarme de mí”

Malika cantaba una pegajosa canción mientras que movía su pequeña espada de un lado al otro. Había decidido que quería entrenar y ahora estaba comenzando a hacerlo. No le había costado mucho convencer a Ares ya que él también quería que ella se fortaleciera, aún no había hablado con ella por lo de su marca, pero ese momento tenía que llegar más temprano que tarde y ella debía estar lista en  varios aspectos.

Malika estaba vestida con ropas de Ares. Había necesitado cortar uno de sus pantalones y la camisa la tenía atada a la cintura. Se veía hermosa, pero demasiado sensual para el gusto del temido pirata que aún recordaba lo delicioso que había sido el castigo dado a su hermosa después de su travesía por el pueblo.

Malika apretaba feliz las nalgas de Ares mientras estaba boca abajo colgada del hombro de este.

¡Malika quieta! gritó Ares mientras que le dio una fuerte nalgada en su bella nalgota, pero lejos de que ella se asustara ese acto la hizo gemir de placer.

¡Oh Ares! Eres muy caliente dijo ella mientras que apretaba aún más fuerte el trasero de su delicioso pirata.

Ares llevó a la joven hasta su habitación, ya había trasladado todas las pertenencias de ella a ese lugar, mientras que las de Tere estaban en la de Aldric. Una vez dentro del lugar la arrojo sin mucho cuidado a la cama, él verdaderamente estaba molesto, muy cachondo, pero molesto. Esa niña era un verdadero dolor de cabeza.

Mi amada princesa, te voy a castigar duro, muy duro durante toda la noche porque has sido una niña muy mala él se quitaba la ropa mientras hablaba dejando muy en claro el tipo de castigo que le daría.

Toda la noche afirmó ella confundida ¿Pero si aún ni siquiera cenamos? Comí algo en el pueblo, pero esa no era una cena ella seguía divagando, pensando en comida mientras que él quitaba prenda por prenda de las ropas que llevaba puesta.

Toda la noche preciosa, de aquí no sales hasta mañana, eso te enseñará a no ser tan descarada Ares se abalanzó sobre ella y comenzó a besarla, lo que Malika no rechazó en lo absoluto.

La tarde llegó a su fin y la noche se hizo presente, los gruñidos y gemidos no dejaron de escucharse y Malika solo pudo cenar al hermoso y musculoso hombre que tenía sobre ella, o debajo, o al frente, o en su espalda. En fin, al hombre que le hizo el amor toda la noche para quitarle las ganas de mirar pescadores en el pueblo.

La mañana siguiente llegó.

Mmm…tengo hambre fueron las primeras palabras que la princesa pudo pronunciar.

Ahora nos traen el desayuno Ares habló desde la ventana, ya estaba levantado y listo para salir, pero no lo haría sin asegurarse que su niña peligrosa no se escapara por ahí.

Perfecto mi sabroso pirata, ayer te cené, pero ahora necesito algo sustancioso ella habló lamiéndose los labios y haciendo un gesto bastante sugestivo que le hizo a él recordar algunas de las cosas de la noche anterior y su gran bulto cobró vida tras ese recuerdo.

¿Quieres beber un poco más? dijo él acercándose a ella y desabrochando su pantalón.

Malika acomodó su cabello y se puso en la posición correcta, ese alimento debía succionarlo directamente del envase y era un duro y placentero trabajo, pero alguien golpeó la puerta evitando que ella comenzara con el proceso de extracción.

Bueno, creo que te daré de beber después dijo Ares acomodando todo su ser en su pantalón para que no se notara, aunque era una tarea titánica lo logró.

Ambos desayunaron tranquilos. Él la había sentado en su regazo y la alimentaba como si fuera verdaderamente una niña. Mientras comían hablaban, aún no podía decirle lo de la profecía, necesitaba de Ciro para que se encargara de explicar muy bien lo que ocurría, pero sí le sugirió algo que a ella le pareció genial que fue justamente entrenar.

Unas horas después ella bailaba y movía la espada, que parecía más un cuchillo grande. A todos les parecía extraño ya que ella tenía bastante técnica, solo le faltaba fortalecer sus brazos y cuerpo en general.

“Darte toda la noche mis beso'

Y decirte si no lo sabías

Que quiero hacerte el amor

Pero el amor de mi vida”

Teresa la observaba sin entender mucho qué era eso que su señorita cantaba. Ella estaba demasiado extraña desde hacía algún tiempo, pero era mejor verla así que llorando todo el día por ese conde estúpido que siempre estaba como perro faldero detrás de la tercera princesa.

Ares daba instrucciones a su niña, pero no podía evitar reír y abrazarla cuando ella le cantaba de esa manera. Era verdaderamente un rayo de luz en la vida del pirata que solo había pensado hasta ese momento en venganzas. Ahora se sentía hechizado por esa mujer de cabellos rojos como el fuego y eso era, fuego puro, que lo había quemado desde que la vio y él feliz moría abrazado entre sus piernas.

Lo haces muy bien mi hermosa dijo dándole un tierno beso en los labios.

Ares se apartó de ella y a lo lejos vio a Ciro acercarse, había llegado el momento de hablar con ella, debían decirle cuál era su destino.

Ares Ciro nos espera en la oficina dijo Aldric al oído de su amigo.

Preciosa, quiero que conozcas a una persona él le habló también muy de cerca, no quería que nadie escuchara, confiaba en su gente, pero era mejor prevenir en estos casos.

Ella lo miró confundida, parecía que había algo oculto y muy importante en el cambio que él había dado por lo que solo asintió. Los cuatro, ya que Teresa iba con ellos se encaminaron hacia el estudio de Ares, la hora de la verdad había llegado y Malika podría conocer por fin cuál era su verdadero destino, uno que se le había querido arrebatar y lo hubieran logrado de no ser por su intervención.