El Presidente Enamorado... Una Historia De Amor, Secuestro Y Venganza.

—¿A que se refiere con asesinarlo? —pregunta Michel conmociónado, ¿Qué fue lo que paso? Hasta hace unos días querían que tenga los mejores cuidados, ahora quieren deshacerse de él.

—¿Acaso no sabes lo que es matar a alguien? —exclama MMG indignado, que mala suerte tuvo de haber encontrado unos imbéciles para secuestrar al presidente.

—Si señor, solo que hace unas semanas nos dijo que lo cuidemos bien y ahora... Me está pidiendo que acabemos con él, secuestrar y asesinar no es lo mismo, estamos hablando del presidente de la nación.

—Michel desde el principio te dije que los protegería, solo tienes que matarlo y deshacerte del cuerpo, no es muy difícil.

—Entiendo, señor.

Max no sabe qué hacer, estos días como presidente, al estar desaparecido John, es un caos, nunca se imaginó que fuera tan difícil. Esta en su despacho preparando un discurso, ya que en unas horas, debe dar una conferencia de prensa a todo el país, comentando los avances en la búsqueda de John, no son muchos, pero hay algunas pistas que podrían indicar quiénes son los que están detrás del secuestro de su mejor amigo.

Alrededor de las cinco de la tarde, Max se dirige al sector de conferencias de la casa presidencial. Los medios de prensa del país y del mundo están interesados en las últimas noticias sobre el paradero del presidente.

Annie se encuentra sola en el lugar, Michel salió en busca de provisiones, prometiendo qué volvería al otro día, por lo que está preparando la cena para John. En un momento siente que unos pasos comienzan a acercarse y presa de miedo, pensando que podría ser Sam, que vuelve para molestarla, se da media vuelta... Para encontrarse con el presidente. Cuando esta lo ve y se da cuenta que es él parece volverle el alma al cuerpo, sin embargo, hace un movimiento rápido y pierde el equilibrio, por lo que esta por caer al suelo, pero él se acerca y logra sostenerla en sus brazos.

Parece tan pequeña al lado de él, piensa John, tan vulnerable, delgada, por alguna razón no quiere soltarla, como si su cuerpo encajara perfectamente con el de ella. Annie tampoco quiere separarse de él, por primera vez se siente tan cómoda en los brazos de alguien, nunca nadie la había protegido. Su padre la había abandonado a los siete años, ya no recordaba mucho de él, pero jamás podría olvidarse de su rostro, era un buen padre, amoroso, responsable, hasta que un día desapareció, cambiando la realidad de su vida para siempre. Nunca más, aparte de su madre que rara vez estaba en la casa y se iba semanas afuera a trabajar, se interesó en su salud, en su bienestar y ahora viene este hombre, que podría ser su padre a querer protegerla. Lamentablemente ella no siente por él lo que sentiría una hija hacia un padre, siente mucho más que eso. Desde que descubrió su identidad, John no hace otra cosa que preocuparse por ella, ponerle hielo en su tobillo cuando están solos, comportarse como todo un caballero, dejando atrás al hombre malhumorado que llego hace más de quince días, confundiendo mucho más sus sentimientos, sin embargo, sabe que John solo siente lastima por ella , muchas veces le repitió que era una niña, sin dudas, eso es para él.

Después de más de cinco minutos que ninguno de los dos dijo una palabra, John termina rompiendo el silencio

—Aún sigues luchando con tu tobillo, ya deberías haber conseguido unas muletas. Lo que vas a lograr es que empeore la situación —la regaña, liberándola de sus brazos, algo que lo termina confundiendo, ¿Por qué quisiera tenerla más tiempo en sus brazos? Solo fueron cinco minutos, pero ya extraña su contacto, ¡Maldita sea! John se Enoja consigo mismo, ¿No se da cuenta de que la persona que tiene adelante es solo una niña y que podría ser su hija?

—Lo siento, John —se disculpa Annie, aun sintiéndose incomoda al ser tan informal con él, al fin y al cabo esta frente al presidente de su nación.

—Tienes que cuidarte Annie, tienes que comer algo... ¿Regresará pronto, Michel? —pregunta John, teniendo algo en mente.

—No lo creo, me dijo que probablemente volvería por la mañana.

—No lo puedo creer ¿Tanto confía en ti como para saber que no me dejaras escapar? —manifiesta furioso, como puede dejar a una niña sola con una persona secuestrada, él tomó la decisión de quedarse para buscar información, sino, hace mucho tiempo hubiese logrado escaparse. Annie no es adversario para él.

—Con Michel nos conocemos de niños, no es una buena persona, pero siempre ha confiado en mí y me ha protegido.

—Pero sabe que una niña como tú no es impedimento para mí, posiblemente, si no hubiese cambiado de parecer, podría haber escapado fácilmente, confías demasiado en las personas.

—Lo se, muchos me lo han dicho, es mi mayor defecto—contesta Annie mientras pone atención a la comida o de lo contrario se quemara.

—Dime... ¿Qué estás cocinando? Huele muy rico —John cierra los ojos y toma una larga inspiración por su nariz, para sentir el aroma de su cena.

—Pollo con papás, con una salsa de Champiñones.

—¡Wow! Suena delicioso, sin dudas las personas que han enviado a secuestrarme saben muy bien lo que me gusta —no le cabe ninguna duda, hace días que viene pensándolo, esas personas deben ser de su entorno muy íntimo, muy pocos saben que el pollo con papas y Champiñones es su comida favorita, una receta que su abuela materna le cocinaba cuando era un niño—Annie... ¿sabías que esta receta es mi comida favorita?—le confiesa John, pero ella no se da cuenta de la Indirecta.

—Me alegro John, seguro vas a disfrutarla mucho.

—Annie, no entiendes ¿Verdad? —ella abre los ojos de par en par entendiendo lo que trata de decir y llegando a la misma conclusión que él

—Quieres decir que... La persona que te mando a secuestrar...

—Me conoce a la perfección, Annie.

—¡Oh, por Dios! —Exclama. Eso hace el poder, piensa ella, no poder confiar en nadie a su alrededor.

—¿Lo ves, Annie? Deberías aprender a no confiar tanto en los demás, bueno, dejemos de pensar en eso por un momento ¿ya esta la comida? Muero de hambre —Annie lo observa y se le dibuja una pequeña sonrisa en su rostro, una sonrisa qué John no podrá olvidar en su vida, es la primera vez que logra verla en ella, hace quince días que la conoce y nunca la había visto sonreír. —Deberías sonreír más a menudo, eres muy bonita cuando lo haces —John ve que ella se pone incómoda y colorada, por lo que desvía la conversación —¿Oye que te parece tan divertido? —la regaña con una sonrisa.

—Hace dos horas comió una pizza completa usted solo—Annie le devuelve la sonrisa.

—Niña... Te dije que como demasiado, mi cuerpo gasta muchas energías—responde John en un momento de complicidad, si tan solo podría haberla conocido fuera de este contexto, sin dudas serían buenos amigos, o quizás más que eso... Olvídalo John, vuelve a regañarse a si mismo, es una niña.

—Siéntate en la mesa, enseguida te llevo la comida —Annie pone el pollo y las papas en una bandeja y luego le coloca la salsa por arriba. Cuando John ve que ella esta por levantar el recipiente se acerca, toma la bandeja en sus manos y la coloca sobre la mesa.

—Esto se ve delicioso, Annie—la halaga John, con una sonrisa.

—Gracias, espero que lo disfrutes —contesta con dificultad, esa sonrisa hace estragos en ella... ¿Qué rayos le pasa? No puede enamorarse de una persona en quince días y menos del presidente de su país.

—Annie, come conmigo por favor, así sabré realmente que lo haces —le ordena. A pesar de que muchas veces lo acompaño para que no comiera solo, nunca habían compartido una comida juntos.

—No te preocupes por mí, no tengo apetito.

—Annie... Debes comer algo, no puedes vivir así, ¿No te das cuenta de que has perdido mucho peso desde que estás aquí?

—¿Cómo lo sabes? —pregunta sorprendida.

—Soy muy observador, vamos siéntate y come conmigo, no acepto un no por respuesta.

—Esta bien... —finalmente, acepta, sabe que es imposible luchar contra ese hombre tan magnífico.

—Dame tu plato, yo sirvo y tu busca una película en la televisión —Annie le acerca el plato y toma el control remoto, mientras esta pasando los canales, lentamente, John hace que se detenga en un canal de noticias donde están pasando la repetición de la conferencia de prensa de Max, ahora en el puesto de presidente—déjalo ahí, Annie, quiero saber que dice —ella hace caso y detenidamente escuchan las últimas noticias que tienen sobre el caso del secuestro, pero ella se siente algo confundida, por lo que le pregunta a John.

—¿Quién es ese hombre?

—Él es Maxwell MacGregor, mi mejor amigo, vicepresidente de la nación, no miras mucha política ¿verdad?

—No, no lo hago, pero...—Annie no entiende porque se siente así frente a esa persona. Nunca la ha visto en su vida.

—¿Qué sucede Annie? —pregunta John confundido.

—John... Estoy segura de que conozco esa voz.