Destinos Entrelazados.

¿Mocosa?.- sonríe para después mirarla y enrollar sus brazos alrededor de mi cintura. ¿Este hombre se volvió loco o que?, porque sé toma este tipo de atrevimiento.

Desconcertada trato de apartarlo, pero solo consigo que se aferre con más ferocidad y que sus ojos almendrados me devoren.

- A esta mocosa, como usted la trata, le guardaría un poco de respeto, no todos los días se puede ofender a mi mujer, Señora de Fernández.- declara sin inmutarse, causando un gran revuelo a su alrededor.

Confundida paso mis manos por mi rostro, ¿Yo, su mujer?, ¿cuando?, si solo hemos pasado algunas palabras y ya, creo que me salio psicópata el hombre.

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**** Julián ****

Su rostro de asombro lo dice todo, hasta yo mismo me sorprendí de mí actuar. La verdad es que no pude controlarme al ver como la humillaba y como la trataron de lastimar, así que sin pensarlo mucho me encamine hacia ella y la proclame mi mujer antes todos, quiero que todos sepan que cuenta con mi respaldo y las consecuencias que habrá si osan dañarla.

- ¿Es una broma lo que ha dicho?.- dice casi colapsando, su tez pálida habla por si sola.

- Acaso esta sorda señora. Si le vuelven a tocar, tan siquiera un cabello se arrepentirá, Aurora ya no esta sola y pertenece a mi familia.- la pego más a mí, voy a demostrar que son más que palabras.

- Mentira.- escucho exclamar al maldito bastardo, como si mis afirmaciones fuera blasfemia. - Aurora no puede estar enamorada de ti, yo sé que aún me ama, no tendría ojos para nadie más, solo te utiliza, su único amor seré yo.- proclama muy seguro de si, jactando su orgullo.

Furioso y queriendo que se trague sus palabras, intento declararle unas firmes palabras. Sin embargo, mi acción se ve limitada cuando siento como alguien jala de mi cuello y me pega a su rostro, solo para comprobar como nuestros labios se han unido en un abrazador y cautivante beso, el cual termina de volarle la cabeza a los presentes. Convirtiendo el tenso ambiente en uno infernal.

- No digas estupidez, ya no siento nada por ti. Como vez tengo a un maravilloso hombre a mi lado, el cual que me quiere, me defiende y me da mi lugar, cosa que nunca lo hiciste. Y en la cama, uff, no le llegas a los talones, ¿Dame una razón para que mi supuesto amor siga intacto?.- dice aún con nuestros labios rozandose. provocando que me estremezca, ¿acaso se aprovecharon de mí hace un momento?.

- T.tú, ja, ja, ja, solo lo dices para hacerme enojar, pero no me importa, sé que el dueño de tu corazón soy yo.- sigue insistiendo, luchando por no dejar caer su frágil ego.

- Ja, ja, ja, ni pena me das, cree lo que quieras, eres patético.- dice antes de querer retirarse, pero la detengo. Vamos a terminar esta escena como se debe.

- No tengo que advertirlo, los quiero lejos de ella, recuerden que no se esta metiendo con cualquiera mujer sino con la mía y por ella soy capaz de todo.- Sentenció, antes de volverla a besar y alejarnos de su horrible presencia.

Ya están en los camerinos, la acorralo. Aunque esta no era mi intención, es una clara oportunidad para mí, la cual aprovecharé hasta el final.

- Aurora.- la llamo su nombre para atraer su atención, quiero que me mire a mí y deje pensar en ellos.

- ¿Qué quieres?.- me responde un tanto molesta, supongo que aún está alterada por lo sucedido.

Sin importarme nada, tomo su barbilla y la obligando a mirarme, quiero entender que le pasa.

- ¿Enfadada?..- la interrogó, quiero saber que le pasa por su cabeza, porque es tan difícil de leer y predecir.

- Lo siento, me disculpo por aprovecharme de nuevo de ti, es que la rabia me ganó, no mereces esto.- trata de excusarse, lo que me hace sentir ofendido.

Con una sensación inexplicable de amargura desabrocho mi traje y me acerco peligrosamente a su rostro, este juego de suelta y jalé me esta hartando.

- Me fastidia que te pases disculpando por algo que no es tu culpa, creo que te rebajas.- alzó mi ceja.- que te quede claro, que a mí nadie me obliga hacer algo que no quiero, me deje utilizar porque así lo quería, eres más de lo que crees Aurora, así que no te menosprecies, ¿Entiendes?.

- Yo.. Gracias.- sonríe cansada y aliviada.

- Esta vez un gracias no te va a bastar, voy a cobrarte intereses.- susurro cerca de sus labios, ocasionando que nuestros alientos y respiraciones se mezclen.

- ¿Qué me costaría?.- dice nerviosa, pero sin esa barrera que nos distancia.

- Ja, ja, ja, todo a su tiempo señorita, todo a su tiempo.- río antes sus expresiones.- Nos vemos.- me despido apartándome de ella.

Supongo que a veces las cosas no resultan como queremos, hoy venía con un objetivo muy claro, pero termine haciendo todo lo contrario. Supongo que este es nuestro destino.

- ¿Qué tal una comida?, te bastaría.- me grita, causando que pare mi marcha.

Conmocionado volteo, puede que me arrepienta más de lo que estoy, pero el impacto que tenemos en la vida de cada uno, ya es irreversible, inconscientemente hemos interferido hasta el punto de quedar enlodado en esta confusión y drama. Solo queda esperar a como se desenvuelve las cosa.

- Yo escojo la comida y el restaurante, esa es mi condición.- respondo mientras sigo mi camino.

Al llegar a casa le comunico lo ocurrido a mi hermana, cosa que la hace enfurecer y rechistar.

- Sabía que tenía que ir contigo, como puedes ser tan bueno para meterte en problemas, eres un imán, vas a acabar con nosotros.- me mira con ganas de matarme.

Sin embargo, nada puede cambiar esa incomodidad que tengo en mi corazón, ese sutil beso me hizo sentir raro, tuve la sensación que la estaba traicionando, pero a la vez no, todo es tan complejo que me hace sentir aturdido, creo que solo me he metido en la boca del lobo, solo espero no caer de nuevo en el vacío.

- No me digas que te gusto, esa expresión tuya me alarma, por favor Julián.- dice presa del pánico, haciendo curvar los labios.

No dicen que la vida es un manicomio, hay que comportarnos como los locos que somos.