Una Segunda Oportunidad

Han pasado tres semanas desde que decidí que poner distancia sería lo mejor para mí, pedí mi traslado, aún sigo en la compañía, Jared me busca cada vez que tiene oportunidad, no necesito ni deseo verlo más, actúa como si realmente le doliera mi partida, hace hasta lo imposible por acercarse a mí y no voy a seguir llorando por él.

Mi embarazo va a comenzar a notarse tarde o temprano, mi padre me acosa con preguntas sobre mi separación y los empleados están tan sorprendidos como mi familia por el divorcio, todo el edificio se enteró debido al escándalo que hizo la madre de Jared en la recepción.

Al menos él había vuelvo un poco a la normalidad, se había afeitado, había dejado de tomar en horas laborales y aunque a veces pasaba la noche en la oficina, se veía un poco mejor. Claramente, lo mejor para sanar un alma es el tiempo, eso y poner distancia de por medio.

Acabo de salir del departamento de recursos humanos, recién acaban de entregarme mi autorización para trabajar en el exterior, no pudieron negarse, aunque quisieran, así que llevo en mis manos mi traslado a Europa, España para ser más específicos.

¿Qué más distancia que esa para reparar un alma rota?

He pedido absoluta discreción, por lo que Jared aún no sabe de mi partida, es hora de decir adiós definitivamente.

- ¿Estás completamente segura de esto? –Lorena está al borde de las lágrimas\, solo asiento en su dirección mientras recojo todas mis cosas de la oficina\, todo menos la fotografía que reposa junto al ordenador\, Jared y yo el día de nuestra boda\, esa se queda atrás\, cuando tengo todo en una caja de cartón y estoy lista para irme se abre la puerta repentinamente y entra Jared hecho un torbellino.

- ¿Me quieres explicar que rayos es esto? –sostiene frente a mí una impresión de la notificación de mi partida\, obviamente emitida a los miembros de la junta\, de la que ambos formamos parte.

- Con permiso –Lorena sale de la oficina y cierra la puerta.

- Es mi adiós definitivo para ti\, Jared Ray –le sostengo la mirada y por más que deseo sentir algo de paz\, no es así\, pero no me dejo amilanar por eso- Me cansé de ser tu peor es nada\, con lo que debes conformarte\, debes tenerlo claro\, me divorcié de ti ¿Qué te hace pensar que quiero seguir estancada aquí contigo? Viéndote todos los días.

- Fue tu decisión\, nuestro divorcio\, dime por qué\, te he preguntado mil veces porque quieres separarte de mí\, no he hecho nada más que respetarte.

- Exactamente\, me respetas\, me cuidas\, pero no me amas\, nunca lo has hecho y decidí que para mí ya no es suficiente\, es tarde para arrepentimientos.

- Yo si te amo –dice rotundamente haciendo que mi respiración se detenga por un momento- Te amo y maldigo mi estupidez al no darme cuenta antes\, te amo y tienes que saber que quiero estar contigo.

- ¿Ah\, sí? –me acerco a él y tomo su mano- ¿Quieres estar conmigo?

- Si –le creo- El resto de mi vida.

- ¿Seguir trabajando juntos y viviendo juntos?

- Sí. Quiero todo contigo –de nuevo le creo\, le sonrío.

- ¿Formar una familia conmigo?

- Éramos una familia\, Irina\, eres mi familia –estoy segura de que aquí se acaban sus respuestas afirmativas.

- Niños\, tener niños\, Jared –me mira dudoso y aparta la mirada.

- Niños… hablamos de eso antes\, yo no quiero tener hijos\, Irina –dejo ir su mano\, no me siento decepcionada\, ya sabía su respuesta a eso.

- Jared\, se acabó.

- Tú tampoco querías niños\, cuando nos conocimos…

- Era joven\, estaba apenas terminando mi carrera\, tenía veinte años\, ahora tengo veintiséis y la certeza absoluta de que quiero formar una familia.

- Lo siento… podríamos hablar de esto\, negociarlo –me sujeta el rostro y estoy a punto de echarme a llorar cuando me mira de esa forma- No es algo que debamos decidir justo ahora\, quizás más adelante.

- No es algo que yo quiera o pueda negociar –digo cargando mi caja a medio llenar- Jared\, haznos un favor a ambos… firma el divorcio\, mi abogado me dijo que aún no has firmado\, déjame ir\, tú querías tu libertad cuando encontré esos papeles\, ahora soy yo quien quiere ser libre.

Me voy directamente a casa, me asombra la facilidad con la que empaco toda mi vida en un par de maletas, me encuentro con la cajita que iba a darle a Jared, saco la ecografía y tiro lo demás a la papelera, pido un taxi al aeropuerto y subo en el siguiente avión rumbo a España.

El vuelo es tranquilo, sin ningún contratiempo, salvo una que otra visita al retrete para vaciar mi estómago. Llego a España con el ánimo por los suelos, el corazón echo una bola y el estómago decidido a joderme la paciencia.

Me instalo en un bonito hotel de la compañía con el propósito de descansar un par de días y encontrar un sitio propio antes de retomar el trabajo, al entrar a la habitación me encuentro con una caja de bombones, fresas con crema y una botella de champaña.

La tarjeta junto al obsequio está firmada por Theodore Williams, trato de hacer memoria y en un comienzo no me suena el nombre, hasta que recuerdo al hombre apuesto que había conocido un año atrás en una convención internacional celebrada por R&W.

La cabeza de la sede de España me acaba de dar la bienvenida.

Los días pasan y es como estar en un sueño, uno en el que un celular apagado y una vista hermosa son mis mejores aliados para desconectarme de todo, por fin llega el momento de visitar el sitio que escogí para mi hogar y también de comenzar a trabajar.

Agrego a mi lista, buscar un médico que se encargue de mis controles prenatales y salgo con la energía a tope, lista para enfrentar mi nueva vida.