Soy Dulce tengo 27 años de edad, abogada de profesión. vivo una vida tranquila para mí, no soy de salir, de tener mil amigos. Soy de estar en mi casa y enfocada en mis cosas.
Lo malo fue haber defendido a una persona en un divorcio, que no salió también para mi victimario pero si para mi defendido. Y AHORA ESTOY AQUI QUERIENDO SER FELIZ.
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Capitulo 2
Era una mañana de martes común en la firma de abogados, y el sol comenzaba a iluminar los rascacielos del centro de la ciudad. Dulce Camargo llegó a la oficina con la energía que siempre la caracterizaba, lista para enfrentar un nuevo día lleno de desafíos. Su jornada comenzaba a las 8:30 a.m., cuando el bullicio de la ciudad aún era un murmullo lejano y la oficina estaba en calma.
Al entrar en su oficina, Dulce se dirigió a su escritorio, donde se encontró con una pila de documentos que había acumulado durante la semana anterior. Sin embargo, lo que realmente captó su atención fue un nuevo expediente que había llegado a la firma esa mañana. Era un caso de divorcio, algo que en su carrera reciente se había vuelto bastante común, pero cada uno tenía sus particularidades y desafíos únicos.
El expediente estaba marcado con una etiqueta que indicaba que la cliente, la señora Laura Hernández, tenía una cita para una entrevista esa misma mañana a las 10:00 a.m. Dulce sabía que el primer paso en cualquier caso de divorcio era entender profundamente la situación de sus clientes, sus necesidades y, en muchos casos, sus emociones. El divorcio no solo implicaba cuestiones legales, sino también personales y emocionales, y Dulce estaba decidida a abordar cada aspecto con la máxima sensibilidad.
A las 9:50 a.m., Dulce se preparó para la llegada de Laura. Revisó las notas que había tomado sobre el caso y organizó los documentos necesarios para la entrevista. El objetivo era claro: obtener una comprensión completa de la situación para poder ofrecer el mejor asesoramiento posible. Su enfoque siempre había sido el de escuchar primero, antes de ofrecer cualquier consejo o estrategia legal.
A las 10:00 a.m., Laura Hernández llegó puntual a la oficina. Era una mujer en sus cuarentas, con una expresión de agotamiento y tristeza que Dulce notó inmediatamente. Laura estaba vestida con ropa sencilla, pero con una elegancia discreta. Se presentó en el área de recepción, y una asistente la condujo al despacho de Dulce.
Cuando Laura entró en la oficina de Dulce, esta se levantó para recibirla con una sonrisa cálida y una actitud acogedora. La invitó a sentarse en uno de los sillones cómodos que había dispuesto frente a su escritorio. Dulce comenzó la conversación con una actitud empática, entendiendo que este encuentro era el primer paso en un proceso que podría ser emocionalmente difícil para Laura.
—Buenos días, Laura —dijo Dulce, ofreciendo un gesto tranquilizador—. Gracias por venir hoy. ¿Cómo estás?
Laura esbozó una sonrisa débil, intentando mantener la compostura. —Buenos días, Dulce. Bueno, estoy un poco nerviosa, la verdad. No es fácil hablar de esto, pero espero que puedas ayudarme.
Dulce asintió con comprensión. —Entiendo perfectamente. Mi objetivo es escucharte y ayudarte a encontrar la mejor solución para tu situación. ¿Por qué no empezamos por que me cuentes un poco sobre tu caso y lo que esperas lograr con este proceso?
Laura tomó una respiración profunda y comenzó a relatar su historia. Explicó que llevaba casi 15 años casada con Roberto, su esposo. La relación había comenzado de manera sólida, pero en los últimos años, las diferencias entre ellos se habían agravado. Laura mencionó una serie de problemas, desde diferencias en la crianza de sus hijos hasta problemas financieros y falta de comunicación. A medida que avanzaba en su relato, se le notaban las lágrimas en los ojos.
Dulce escuchó atentamente, tomando notas mientras Laura hablaba. Sabía que cada detalle era importante para construir una estrategia legal adecuada. Laura también mencionó preocupaciones sobre la custodia de sus dos hijos, que eran una parte crucial del caso.
—Entiendo —dijo Dulce, cuando Laura terminó su relato—. Gracias por compartir todo esto conmigo. Voy a necesitar revisar algunos documentos para tener una visión completa. Estos pueden incluir el acuerdo prematrimonial, si lo hubo, documentos financieros y cualquier otra información relevante sobre la custodia de tus hijos.
Laura asintió y le entregó a Dulce algunos papeles que había traído consigo, incluyendo un resumen de los activos compartidos y un informe sobre la situación financiera actual. Dulce revisó rápidamente los documentos, tomando nota de los puntos clave que necesitaba explorar más a fondo.
—Voy a comenzar con la revisión de estos documentos y a preparar la estrategia inicial para tu caso —dijo Dulce, con una mirada decidida—. También me gustaría hacerte algunas preguntas adicionales para asegurarme de que comprendemos bien todas las circunstancias. Esto nos ayudará a presentar tu caso de la manera más efectiva posible.
Laura asintió nuevamente, aceptando el enfoque de Dulce. Durante la siguiente hora, Dulce hizo preguntas detalladas sobre la situación financiera de la familia, los arreglos actuales de cuidado de los hijos y cualquier otro factor que pudiera influir en el caso. A medida que avanzaban en la conversación, Dulce trataba de ofrecer tranquilidad y esperanza a Laura, quien parecía aliviada por la atención y el cuidado que estaba recibiendo.
Una vez finalizada la entrevista, Dulce le agradeció a Laura por su tiempo y le aseguró que se pondría en contacto con ella en los próximos días con una propuesta de estrategia y los próximos pasos a seguir.
—Recuerda, Laura, que estamos aquí para ayudarte y para asegurarnos de que tus derechos y los de tus hijos sean protegidos —dijo Dulce con un tono tranquilizador—. No dudes en llamarme si tienes alguna pregunta o preocupación mientras avanzamos con el caso.
Laura agradeció a Dulce y salió de la oficina con una expresión de esperanza. Dulce se quedó en su despacho, revisando las notas y documentos que Laura había proporcionado. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero estaba decidida a trabajar con todo su empeño para asegurar un resultado justo para su cliente.
La jornada continuó con Dulce inmersa en el análisis del caso de Laura. Con cada nuevo caso que tomaba, se reafirmaba en su vocación de abogada, guiada por la convicción de que su trabajo podía hacer una diferencia significativa en la vida de las personas. Aunque el trabajo en divorcios a menudo era complejo y emocionalmente cargado, Dulce encontraba en cada uno de ellos una oportunidad para aplicar su habilidad, empatía y compromiso.
Así transcurrió otro día en la vida de Dulce Camargo, con el firme propósito de ayudar a aquellos que más lo necesitaban, mientras equilibraba su pasión profesional con el amor y el apoyo incondicional de su familia
gracias por tan hermosa novela
hay que más viene en la historia , esta buena 👍