A la cárcel

Después de mi conversación con Sebastián nos acostamos a dormir pero yo pasé toda la noche pensando en que puedo hacer para rescatar a mi madre o que si Sebastián me está utilizando para ayudar a su padre, todo esto me tiene muy estresada y lo pero es que hoy es nuestro segundo día de casados y tengo que cumplir con el contrato porque estoy segura de que Alberto se enterara de todo y el no va a descansar hasta hacerme cumplir con ese maldito contrato.

-Sara ya está listo el desayuno. Dice Sebastián entrando al cuarto.

-Si, en un momento estaré lista y bajo.

Me termino de arreglar y bajo hacia la cocina donde Sebastián me está esperando.

-Buenos días Sara.

-Buenos días Sebastián.

-Aqui está tu desayuno. Dice entregándome un plato con frutas, pan y jugo de naranja.

-Muchas gracias.

-Sara creo que tenemos que hablar.

-Si también creo lo mismo.

-Que va a pasar con nosotros y ese maldito contrato.

-Creo que debemos cumplirlo porque mi madre puede pagar las consecuencia.

-Estas consciente de lo que estas diciendo.

-Si Sebastián se lo que digo pero todo esto es necesario.

-Entonces está noche.

-Si está noche.

-Sara no quiero que te sientas obligada a nada.

-No te preocupes por mi y concéntrate en el contrato, eso es lo más importante ahora.

-Y los sentimientos dónde quedan.

-Aqui no hay espacio para los sentimientos, nosotros no podemos tener una relación normal.

-Porque no Sara, porque no podemos.

-Sebastián tú crees que nosotros con gusto está vida de mierda podemos siquiera pensar en una relación y si vamos a tener un hijo es solo porque el contrato lo exige pero yo no quiero traer un hijo al mundo para que se convierta en un mafioso.

-Pero nosotros podemos cambiar eso.

-Si y como.

-Estuve pensado toda la noche y por más que nos duela tenemos que entregar a nuestros padres a la policía.

-Si entiendes que si ellos van a la cárcel nosotros también.

-Si Sara pero es lo único que podemos hacer para acabar con esta mafia o tú querías ser una mafiosa por el resto de tu vida.

-Por supuesto que no pero debe haber otra solución.

-No la hay Sara, dime qué prefieres matarlo que esa sería la otra opción o mandarlos a la cárcel.

-No, matarlos no es una opción suficiente tengo con ser mafiosa para convertirme en una asesina.

-Entonces que hacemos.

-Creo que estoy de acuerdo contigo hay que mandarlos a la cárcel, pero también hay que cumplir el contrato porque los muertos podemos ser otros.

-Si estoy de acuerdo con eso.

-Entonces empecemos a planear la forma de meterlos a la cárcel.

-Si, pero tengo que ir a casa de mi padre tengo que aprender cómo manejar el negoció.

-Y yo tengo que ir a casa de Elena hay problemas con la producción de la droga.

-Nos vemos esta noche.

-Si claro, adiós. Salgo de la casa junto con Sebastián pero el sube a su auto y yo subo a la mío con el maldito chófer que ya me tiene arta, cada vez que salimos se la mantiene pegado a mi y creo que va a poner en riesgo todo el plan que tengo con Sebastián.

Después de unos minutos llego a casa de Elena que me espera en la entrada.

-Porque no estás en el despacho solucionado el problema de la mercancía.

-Te estaba esperando para hablar contigo.

-Y no pudiste hacerlo dentro.

-Creo que será mejor que hablemos acá fuera antes de entrar.

-Que pasa.

-Los abogados de Alberto están dentro.

-Y que es lo que quieren.

-Vinieron a hablar sobre el contrato.

-Que tienen que ver ellos con eso.

-Quieren saber si lo están cumpliendo al pie de la letra y sabes a lo que me refiero.

-Alberto es un maldito, aún tengo un día para cumplirlo, no puede esperar.

-Y también vinieron hablar sobre unir los dos negocio.

-Acaso está loco eso no está dentro del contrato, que es lo que en realidad quiere Alberto.

-Acabarnos Sara el nos quiere acabar.

-Pero se equivoca el acabado aquí va hacer otro.

-Que vas hacer Sara.

-Ya lo verás.

Entro a la casa y me dirijo al despacho donde están los abogados.

-Buenas tardes señores.

-Buenas tardes señorita Sara.

-Ustedes son los abogados de Alberto.

-Si señorita somos nosotros.

-Bueno escuchen bien lo que les voy a decir, díganle al señor Alberto que no se preocupe aún tengo un día para cumplir el contrato y lo voy hacer y sobre unir los negocios también lo haré pero si Sebastián está al frente de todo y no el, dígale que llegó la hora que le entregué el poder absoluto a Sebastián.

-Si señorita como usted diga.

-Ya se pueden retirar.

Los abogados de ponen de pie y salen del despacho.

-Pero que acabas de hacer Sara.

-Lo que yo considere mejor.

-Pero cómo vas a unir dos negocios que siempre han estado en guerra.

-Ya no están unidas las familias que importancia tiene unir los negocios.

-Es diferente Sara.

-La que da las órdenes aquí soy yo si no te gusta te puedes largar.

-Eres igual a tu padre Sara y aunque no estoy de acuerdo con lo que haces espero que todo salga bien.

-Asi va hace Elena, entonces qué es lo que pasa con la producción de la droga.

-Faltan insumos y no hay dinero para comprarlo.

-Como que no hay dinero si todo iba bien con los negocios.

-Tuvimos una perdida en los Estados Unidos.

-Y porque yo no estaba enterada.

-No lo creí necesario pensé que podría solucionarlo.

-Asi y que solucionaste, nada verdad, deja de ocultarme las cosas este negocio es mio y yo soy tu jefa.

-Deja de comportarte como la dueña y señora de todo esto porque no es así.

-A no entonces como es según tu explícame.

-Yo llevo años al frente de este negocio y soy tu madre, tú no me vas ha enseñar cómo se hacen las cosas.

-Entonces si puedes con toda esta mierda porque me buscaste, ahora te aguantas porque si lo supieras todo sabrías como salir de esto y no hubiera ocurrido esa maldita pérdida.

-Soy tu madre no hables así.

-Tu no eres mi madre eres la causante de mi desgracia, vende los autos y la casa se campo saca el maldito dinero y arregla el desastre que ocasionaste.

-No podemos vender los autos y mucho menos la casa.

-Me estás contradiciendo.

-Ya te dije que no lo podemos vender.

-Que vendas los malditos autos y quédate con uno para que te transportes y vende la maldita casa que no sirve para nada.

-Tengo muchos recuerdos en esa casa.

-A mí no me importan tus recuerdos vende la maldita casa.

-Esta bien haré lo que dices.

-Que esto no se vuelva a repetir.

-Si Sara, te prometo que no vuelve a suceder.

-Mas vale que hacía sea, me voy tengo un asunto personal que arreglar

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