Llegó la hora de entrar

Ya ha pasado una semana desde que Jess y Elena están secuestradas, no he podido dormir por estar pensando en ellas y Sebastián siempre ha estado a mi lado, hemos estado planeando como vamos hacer para entrar a la casa Malcolm, infiltramos a una de nuestras chicas en esa casa ella nos ha pasado toda la información que necesitamos, esta semana he entrenado mucho en el polígono aunque me da un poco de miedo tengo que hacerlo, Luis ha estado ayudando mucho aunque no quiero que más personas inocentes se involucren en esto el es igual a Jess, son muy tercos y no me quedo otra opción, los padres de Jess aún no saben nada pues ella tiene muy poca comunicación con ella y esta semana no han llamado.

Mañana es el día en que iremos a rescatarlas y estoy muy nerviosa, me da temor que las cosas no salgan como lo hemos planeado, no quiero que corra sangre pero se que no puedo hacer nada para que eso no pase.

-Amor donde estas. Escucho la voz de Sebastián.

-Estoy en la habitación.

No tarda mucho cuando aparece en la puerta.

-Que estás haciendo.

-Estaba pensando en todo lo que está pasando.

-Ya mañana ellas estarán de regreso.

-Y si no es así y si todo sale mal.

-No pienses eso, se que estás muy nerviosa pero todo va a salir bien no tengas miedo.

Doy un pequeño suspiro y asiento.

-Sara se que no es el momento indicado pero sabes cómo es mi padre.

-Si lo sé, imagino que está insistiendo con lo del contrato.

-Si amor lo siento se que no estás pasando por un buen momento, no te estoy diciendo que tengamos sexo ahora pero.

Lo interrumpo en ese momento ya que lo noto un poco incomodo.

-No te preocupes amor yo entiendo pero dile a tu padre que el contrato es por tres años tenemos mucho tiempo para cumplirlo y que más le vale que no toque a mi madre porque yo misma me encargo de matarlo.

-Lo siento amor se que mi padre no entiende lo que estás pasando.

-Tu no tienes la culpa.

-Porque mejor no intentamos dormir para mañana estar al cien por ciento en el operativo.

-Esta bien amor.

Nos acostamos a dormir pero yo no puedo por más que intente no puede dejar de pensar en lo mucho que ha cambiado mi vida desde que conocí a Elena.

Oiga la alarma sonar, no sé en qué momento me quedé dormida pero siento que dormí lo suficiente.

-Buenos días amor. Dice Sebastián.

-Ya está despierto.

-Desperté hace una hora pero te vi dormida y no quise levantarte se que estás muy casamos.

-Muchas gracias.

-El desayuno ya está listo, desayunamos y salimos al punto de encuentro, Sofía ya me llamo y me dijo que Carlos ya está en su casa junto a Jess y Elena, Sofía es la infiltrada.

-Esta bien me arreglo un poco y bajo.

-Te espero abajo.

En cuanto Sebastián sale de la habitación entro al baño y me doy una ducha rápida salgo y me coloco unos jeans con un suéter de color negro, unas botas montañeras y recojo mi cabello, bajo las escaleras y escucho a Sebastián hablar por teléfono.

-Ya papá por favor deja de insistir, no estamos en el mejor momento y tu no dejas d pensar en eso.

Cuelga la llamada sin dejar que su padre le contesté.

-Todo está bien.

-Hace cuento estás hay.

-Escuche lo suficientemente como para saber que tu padre no deja de molestar.

-Si era el pero tranquila no te dejes presionar.

-No es que me deje presionar es que él tiene a mi madre y sabes que él es capaz de matarla.

-No lo permitiremos ella va a estar bien.

-Eso espero.

Desayunamos y salimos de la casa, subimos a una camioneta negra y nos ponemos en marcha.

Llegamos al lugar de encuentro y hay más de quinientos hombres.

-Señora Sara, señor Sebastián los estábamos esperando Dice Arthur al vernos llegar.

-Ya están todo listos. Pregunta Sebastián.

-Si, ya estamos listos solo falta que ustedes den la orden para empezar.

-Me dejan decir algo ante.

-Si señora.

Camino hacia donde están los hombres y todos al vernos pasar abren paso para que yo pueda cursar, cuando delante de ellos los miro un par de veces y se que muchos de ellos no volverán, se que muchos morirán, tal vez deje muchos niños sin padre, muchas madres sin hijos, muchas mujeres viudas y todo por mi culpa por, pero no pienso durar mucho tiempo en esto. Tomo aire y comienzo a hablar.

-Buenos días a todos, se que esto no será fácil pero quiero que todos ponga su vista en el objetivo que es rescatar a Elena y a Jess, como ya le había dicho antes todos tienen que estar dispuestos a dar la vida por ellas, sin más que decir mi esposo Sebastián les dirá los detalles.

Me alejo de todos, veo a Sebastián hablar pero no escucho nada estoy sumergida en mis pensamientos no dejo de imaginar las consecuencias que traerá esto a las vidas de muchas personas. Puedo ver qué alguien se acerca a mi y es Arthur.

-Señora Sara necesito que se coloque esto. Dice mostrando un chaleco antibalas.

-Si claro. Me coloco el chaleco y los nervios se apoderan de mi pues esto está apunto de empezar.

Arthur estira su mano para darme un arma.

-Para esto ha estado entrenado mi señora.

-Si lo sé. tomo el arma la revisó si está cargada y quito el seguro.

Estoy mucho más nerviosa de lo que pensé pero se que esto es lo que tengo que hacer las rescatarlas.

A lo lejos puedo escuchar a Sebastián decir que es hora de irnos, veo a todos corres hacia las camionetas que nos llevarán hasta la casa de los Malcolm.

Me quedo parada sin saber que hacer hasta que Sebastián se me acerca.

-Sara que haces, es hora de irnos.

-Oh si lo siento.

Sebastián agarra mi mano y me guía hacia la camioneta que nos corresponde a nosotros.

Llegamos al punto, es un lugar que no está tan cerca de la casa de los Malcolm para no ser detectados pero tampoco está muy lejos para poder espiar y así podemos saber en qué momento atacar.

Sebastián está llevando el mando de toda la operación pues el sabe mucho más de esto que yo.

-Llego la hora de entrar. Dice Sebastián.

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