Capítulo 3

ELIZABETH

Fue un día largo y agotador, conocí a la mayoría de los empleados del piso, todos me miraban raro, admito que mí ropa no debe ser lo mejor que se haya visto y mis gafas ni hablemos. Ya las 19:30, es hora de dejar la empresa y regresar a casa. Fuera de mí oficiana no veo a nadie, me dirijo al ascensor, en la puerta de este está el señor Carter. Cómo siempre que lo veo sin esperarme me paralizó...

*Se gira y me ve*– Señorita Keller, buenas noches

–Buenas noches, señor Carter –*me acerco a él*

–He revisado su trabajo, sorprendente de verdad. Felicidades

–Que bueno que le haya gustado, señor... –*el ascensor llega vacío al piso*– Ya no hay nadie, ¿siempre es así?

–Si, es probable que solo nosotros quedemos en la empresa

–Es que jamás he trabajado en una empresa

–Creí que si, ya que parece bastante experimentada en la materia

–En absoluto señor Carter. He estado de aquí para allá buscando empleo

–Pues entonces bienvenida a una empresa –*el ascensor comienza a bajar*

–¿Que se siente ser el gran jefe? ¿Y haber creado un imperio desde cero?

–Es que no quiero creerme mejor que los demás, solo los dirijo y voy con todos y cada uno de mis empleados

–Entonces no es un jefe

–¿Señorita?... –*me mira*

–No, no lo es, no es un jefe es un líder

– Aammm... no veo cuál es la diferencia, señorita

–Hay una gran diferencia entre jefe y líder. Solo hay que buscarla

*Mira hacia adelante*– ¿Que edad tiene?

–¿Yo?... tengo 23 años

–Es una joven sorprendentemente inteligente para su edad

–Gracias, señor Carter. También usted lo es, admiro su capacidad de encontrar soluciones a los problemas

–¿Cómo es posible que sepas eso?

–Cuando estaba en la universidad habíamos estudiado de sobre su empresa y todos admiraban su trabajo

–¿Tu también?

–Admito que si, la verdad... –*llegamos al último piso*– Buenas noches, señor Carter

*Detiene el ascensor*–¿Cómo llegara a casa, señorita Keller?

–Tomo el autobús a la estación de subtes, señor. ¿Por qué?

–Es muy lejos. ¿Va a esperar sola en la calle?

–No tengo problemas, no se preocupe. Buenas noches

–Hasta mañana, señorita Keller –*el ascensor se cierra*

SEAN

Por alguna razón me incómoda que se vaya sola. Siento la necesidad de acompañarla. Subo a mí auto negro, medio pensativo, al final me decido...

–Es peligroso... –*Salgo del estacionamiento*

ELIZABETH

Espero el autobús en la parada siempre suele tardar entre veinte y treinta minutos. Estoy tranquila, sentada en la parada cuando veo a dos chicos pasar, más bien hombres en la calle de enfrente. Me miran insistentemente, ¿Por qué me miran así?...

*Desvió la mirada*– ¿Por qué no solo se van?

– ¡Hola preciosa! ¿Estás sola? –*dice uno de ellos notablemente borracho*

– ¡Oh, mierda!. Mejor ir caminando hasta la estación

ELIZABETH

Veo que uno de ellos hace una seña para cruzar pero antes de que lo hagan un imponente Bugatti completamente negro mate para delante de mí...

*Baja la ventanilla*– Señorita Keller...

– ¿Señor Carter? –*digo sorprendida*– Buenas noches de nuevo

– Igualmente... –*ve a los hombres*– ¿La llevo?

– Bueno... –*veo también a los hombres*– De acuerdo

ELIZABETH

Doy la vuelta y me acomodo en el asiento del acompañante, este auto es hermoso, tengo miedo de dañarlo. El señor Carter acelera y pierdo de vista a los hombres...

– ¿Se encuentra bien? –*me dice*

– Si, muchas gracias, señor. Lamento la molestia

– No pasa nada, señorita... –*mira por el retrovisor*

– No entiendo a los hombres de hoy

– Son asquerosos... Unos asquerosos infelices –*aprieta el volante*

SEAN

Los recuerdos invaden mí mente, son dolorosos y me enojan. Sacudo la cabeza tratando de esfumar esos pensamientos

ELIZABETH

Miro atentamente al señor Carter, parece furioso, está sin su saco y con la camisa remangada hasta sus codos, se le marcan las venas de lo fuerte que aprieta el volante. De repente noto que tiene un tatuaje en el brazo...

– ¿Donde la llevo? –*me dice con voz gruesa*

*Acerco mí mano y tocó el borde de su tatuaje*

*Se tensa y me mira*– ¿Que haces?

– Lo siento, señor –*me alejo*– Es que me tente al ver su tatuaje

– Bueno, tengo varios tatuajes, pero no sé ven por el traje

– ¿De verdad? ¡No me lo imaginaba! ¿Cuántos? Si puedo preguntar

– Aaammm... Con el del brazo son tres, tengo uno en el pecho y otro en la espalda en los omóplatos

– A mí también me encantan los tatuajes, me gustaría hacerme uno pero jamás encuentro el tiempo

*Sonríe y me mira*– Al final no me dijo cual era su dirección

– ¡Oh!. Puede dejarme en la estación de subte, tomaré uno allá y llegaré a mí casa en dos horas

– Nada se eso, es peligroso. Dígame dónde vive y la llevaré allá

– Bueno, cómo diga...

ELIZABETH

El señor Carter me llevo hasta mí barrio, hubiera tardado dos horas si tomaba el subte pero llegué en treinta minutos. Mis vecinos se asoman a la ventana al ver el auto parar frente a mí casa...

– Uf, mañana seré la noticia barrial –*digo apoyando mí cabeza en el respaldo*

– Lo lamento, será por mí culpa

– Tranquilo, saldré más temprano así no me acosan mis vecinos

– Entonces estaré más temprano en la empresa, aunque estoy ahí a las seis ya, solo. Si quiere hacerme compañía

– No me molestaría –*veo a mí madre mirando por la ventana*– Uy... mí madre, bueno ya me voy

– De acuerdo, hasta mañana a las seis supongo

– Claro, hasta mañana señor... –*le doy un beso en la mejilla y lo miro asombrada*

– Señorita Keller... –*el señor Carter me mira sorprendido*

– Señor, hasta mañana a las seis –*salgo rápidamente del auto*

ELIZABETH

¡Acabo de darle un beso en la mejilla a Sean Carter! ¡Osea es ÉL jefe de Jefes!. Entro a mí casa y veo a mí mamá mirándome de arriba abajo...

– ¿Mamá? –*digo*– ¿Ocurre algo?

– ¿Puedo saber quién era el joven que te trajo?. Desde el cristal se notaba que era hombre

– Era, emmm... un compañero del trabajo nuevo

– Debe ser alguien muy importante para tener semejante auto, Lizy. ¿Cuál es su nombre?

- Pues... se llama Ed... ¡Edwart, así es... Edwart!

- Edwart... ¿Que?

- ¿Que más quieres saber, mamá?. Ya te dije que solo me trajo y ya. Voy a comer algo y a dormir

- No quiero que los vecinos hablen mal de nosotros

- ¡Mamá!. Lo que yo haga o dejé de hacer con mí vida no es asunto de los vecinos

SEAN

Me quedo un momento helado y luego conduzco para salir del barrio. Tocó mí mejilla dónde ella la beso, lo hizo sin pensar. Llego a mí casa y dejo las cosas en la mesa...

– ¡Hermanito! –*veo a Connor*– Buenas noches, hasta que llegas

– ¿Connor? ¿Que haces aquí? –*escucho risas femeninas*

– Traje compañía, como los viejos tiempos. Ven tenemos comida y champagne...

– Connor... Estoy cansado y me duele la cabeza

– Vamos, estás chicas son unas bellezas, hermano. Te encantarán –*lo sigo hasta la sala*– Hermosa chicas, les presento a mí hermano, el señor Sean Carter

– Bienvenido señor Carter... –*me dice la rubia*

– Gracias es amable que me reciban en mí propia casa. Connor, ven aquí tenemos que hablar

– Enseguida volvemos, muñecas –*nos alejamos*– ¿Que pasa, Sean?

– ¿Quieres explicarme esto? –*digo tomándolo del brazo*– No me pediste permiso para esto

– No pensé que te molestaría, siempre hacíamos esto

– Hoy no estoy de humor, Connor

– ¿Que te ocurre?... Vamos Sean –*me pone la mano en el hombro*– Soy tu hermano, dime algo te pasa

– Creo que... –*suspiro*– Creo que es una mujer

*Alza la cejas*– ¿Una mujer, Sean?. Hay UNA mujer

– Si, bueno eso creo. No estoy seguro

– Seguro que es solo una simple atracción, hermano. Quizás debas quitartela –*señala a las mujeres*– La rubia es linda

*Miro a la rubia*– Connor...

– Vamos, se te quitará el dolor de cabeza, te lo aseguro

*Miro hacia la ciudad*

SEAN

Decido dejarlo en el balcón solo e irme a mí habitación, necesito un baño, me quito la camisa para meterme a la ducha...

– ¿Señor Carter? –*entra la rubia a mí cuarto*

*La miro*– ¿Que hace aquí?

– Es que lo vi con cara de cansado y pensé que necesitaba un masaje

– No necesito uno, retirese por favor

*Se acerca con andar seductor*– Señor, lo necesita de verdad

– No, querida. Gracias, ahora fuera de mí habitación

*Toca el tatuaje de mi brazo*- Es muy lindo...

*Inevitablemente mí cabeza vuelve al auto, mejor dicho a Elizabeth*

~ A mí también me encantan los tatuajes, me encantaría hacerme uno... ~ *me quedó congelado pensando en eso*

– ¿Señor Carter? –*la rubia me mira*

*Reaccionó*– Tienes que irte –*la tomo del brazo y la saco de la habitación*– ¡Connor!. Lo lamento pero tienen que irse

– ¿Sean? –*se levanta del sofá*– Pero...

– Pero nada, por favor, mañana tengo que levantarme temprano

– Uf de acuerdo, hermano. Mañana quizás pase por la empresa

– Cómo digas...

SEAN

Cuando finalmente se van de mí casa puedo darme un baño, me siento más relajado. Me quedo un momento pensando en Elizabeth ya que se me esta haciendo imposible no hacerlo. A la mañana siguiente como siempre me despierto a las 04:30. Pero hoy tengo ganas de hacer algo diferente, hoy me arreglo un poco más de lo normal, me peino y me pongo un traje más casual.

ELIZABETH

Hoy prometí ir más temprano a la empresa, me miró al espejo mientras me peino, ¿desde cuándo me arreglo tanto?. Me pongo un poco de mí perfume, aunque seguro que el señor Carter ha sentido mejores perfumes de miles de dólares, ¿¡Pero por qué pienso eso está vez!?...

– Mamá me dijo que te trajo un chico ayer –*mí hermana me mira de arriba abajo*

– Am... así es, un compañero de trabajo

– No te creo NADA. Semejante auto no puede tener un simple empleado, Lizy. Quizás a mamá le puedas mentir pero a mí no

– No se de qué estás hablando

– Un imponente Bugatti negro mate. ¿Sabes lo caro que está esos autos?. Así que dime... ¿Quien era ese chico?

– No creo estar en un interrogatorio, ¿o si? –*me miró en el espejo del armario*

– ¡Estás preciosa! –*me dice Helena*– ¿Por qué jamás te vistes así?

– No me he vestido diferente, igual que siempre

– Si claro, ¿cómo no? –*dice sarcásticamente y se acerca a mí*– Te voy a ayudar en algo

– ¿Que estás haciendo, hermana?

– Ayudándote... –*mete mí blusa blanca dentro de mí falda*– Listo

*Me miró al espejo*

– ¡Increíble, Lizy!. Tienes una buena cintura, jamás lo creí

– ¡Helena, por favor! –*me levanto el cabello*

– ¡ALTO AHÍ!... –*se va a su cuarto y vuelve con una buclera y un spray*

– ¿Que rayos es eso? –*le digo confundida*

– ¿Cómo no vas a saber que es?

– Bueno si ya se que es, pero... ¿Que piensas hacer?

– Te arreglaré un poco el pelo, solo eso

– ¡Oh, no no no...!. Estoy perfectamente bien

– Vamos déjame, solo un poco –*se me acerca*

*Me alejo rápido*– ¡No, ni se te ocurra tocar mí cabello!. Lo dejaré suelto –*dejo caer mí cabello*

– Vaya. Eres preciosa, Lizy. Y que largo tienes el pelo

– No digas estupideces –*peino mí cabello*

– Espera un momento –*huele cerca de mí*– ¡Ese perfume!. Te lo regale y jamás lo usaste, ¡Ya cuéntame!

– No pasa nada, Helena. Por fa... –*tocan la puerta*

– ¿Quien será a esta hora?

– Quizás uno de los vecinos que escucho el escándalo –*bajamos y vamos hacia la puerta*

– ¡Se que me escondes algo y lo averiguaré...!

– No te escondo nada, Helena –*abro la puerta y veo al señor Carter de pie frente a mí*– ¿Señor Carter...?

– Buenos días, señorita Keller –*me mira de arriba abajo*– Está encantadora

*Me sonrojo inmediatamente*– G... gracias, pero no entiendo, ¿que hace usted aquí?

– Vine por usted. Espero no molestar

– Pa - para nada, señor –*de repente balbuceo como idiota*

*Mí hermana se acerca a la puerta*– Buenos días, señor Carter

– Buenos días, ¿señorita...? –*me mira*

– ¡Oh!. Ella es mí hermana, Helena. Helena, él es mí jefe el señor Sean Carter

– Un gustó conocerla, señorita Helena

– Igualmente señor Carter. Me han hablando mucho de su trabajo y la verdad me quedé sorprendida

– Muchas gracias –*me mira fijamente por unos segundos*– ¿La llevo, señorita Keller?

– Si, claro. Sino soy molestia

– Por supuesto que no –*me extiende su mano*– ¿Nos vamos?

– Claro, señor –*tomo su mano y nos dirigimos a su auto*

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