Capítulo 17

ELIZABETH

No recuerdo bien cuando me duermo solo lo hice y ya, despierto con pesadez y veo por la ventana el sol emergiendo, está amaneciendo ya, me encuentro en su inmensa cama, arropada en sus brazos, sigue durmiendo, entonces reaccionó...

– Rayos... –*lentamente me alejo de él sin que se despierte y salgo de la cama*– ¿Que me paso anoche?

Me alejo un poco y encuentro mí ropa interior en el suelo, junto a ella su camisa, la tomo y la huelo, jamás olvidare está noche fue perfecta y la mejor por mucho. Miro a Efraín dormir

Hasta durmiendo es guapo este hombre, sacudo mí cabeza e intento dejar de pensar en el. Corro a la sala y me visto con la ropa que está tirada en el suelo.

Salgo del edificio y tomo un taxi, hasta llegar a mí apartamento, ya no vivo donde Sean es dueño, sino que cambie de edificio a uno más pequeño pero me encanta

– ¿Donde estabas? –*veo a mí madre*

– ¡AHH! –*gritó asustada y pego un brinco*– ¡Mamá!. ¿Acaso quieres matarme del susto?

– No, claro que no. Pero son las cinco de la mañana, ¿cómo llegas a esta hora?

– Pues tomé un taxi, mamá estoy bien –*le digo*

– Si, se nota que te hicieron bien. ¿Te fuiste con alguien?

*Suspiro*– Mamá, por favor

– Se ve en tu cara que pasaste una buena noche, ¿donde y con quién?

*Me cruzo de brazos*– Me sentí mal cuando salí del bar, me quedé a dormir en casa de una chica, no se que me pasó y eso que no tome nada

– ¿No te fuiste con ningún hombre? ¿Ni con él que te vieron hablar Jane y Helena?

*Niego y le miento*– No, mamá. Solo hablamos y bailamos, se tuvo que ir un poco más tarde, lamento hacerlas hecho preocupar

– De acuerdo, pero para la próxima avísame, hija –*dice mí madre*

Fui directo a mí habitación y me metí bajo la regadera de la ducha, el agua corrió por mi cuerpo, mientras paso el jabón por mi cuerpo recuerdo los labios de Efraín recorriendo cada centímetro de mí cuerpo, no dejo espacio en blanco.

Llego el maldito lunes, hora de volver a la maldita empresa donde estoy condenada a pasar cuatro años de mí mísera vida. Menos mal que Lucy y Connor están en ella sino no sabría que hacer...

– Buenos días, Lizy –*me dice Lucy*– ¿Cómo estás?

– Bien, Lucy, gracias –*le respondo con una sonrisa*

– Te ves muy bien, ¿que te ha pasado? ¿Fue bueno el fin de semana? –*me dice*

– Tranquilo, y gracias por el cumplido, tu también te ves bien

*Me sonríe*– Bueno, no te interrumpo más, querida, anda ve a la oficina

– Ten buen día, Lucy –*entro al ascensor*

*Se mete antes de que se cierra*– Señorita Keller

– Señora Carter... –*la saludo y miro hacia la nada*

*Me mira*– Se ve bien este día, ¿paso un buen fin de semana?

– No es la primera persona que me lo dice hoy. Pero gracias

– De nada... –*me dice fría como hielo*

Desde que Sean comenzó a salir con Emma, ella y la señora Carter no se cansan de hacerme la vida imposible. Por eso vivo evitandolas lo más que puedo durante el día...

*Salgo del ascensor*– ¡Elizabeth!. Bienvenida, cuñada

– Buen día, Connor. ¿Cómo va todo?

– Te advierto que están todos medios tensos, paso algo...

*Lo tomo del brazo y lo alejo*– ¿Que ha pasado?.

– Parece que Sean firmo algo que no debió y ahora corremos riesgo de banca rota –*me susurra*

– ¿Es una broma, Connor? ¿Tu hermano no se dio cuenta de lo que hacía? –*le digo*

– Al parecer no, ahora están intentando encontrar una solución para esto –*me dice suspirando*– Lo que mí padre se forzó en construir Sean lo va a echar a perder

– Tranquilo, Connor. Encontraremos una solución o eso espero –*le digo*

– No quiero perder por lo que mí padre lucho con uñas y dientes. Bueno, mejor pongamosnos a trabajar, no vemos en el almuerzo

– Nos vemos, Connor y quédate tranquilo, habrá alguna solución

Voy a mí oficina y pienso en todo lo que me acaba de decir Connor, ¿que va a pasar ahora?. Me siento mal por él, es mí cuñado y en estos meses desarrolle un cariño inmenso por el, cómo por un hermano...

*Tocan la puerta*– ¡Adelante! –*gritó*

– ¿Elizabeth...? –*Sean aparece tras la puerta*– ¿Puedo pasar?

– Claro, señor Carter. Pase –*le digo de manera fría*– ¿Que necesita?

– Supongo que ya te habrás enterado de lo que paso –*dice apenado*

– Si, me enteré... ¡Que bárbaro de verdad! ¿Que puedo hacer?

*Suspira*– Estos últimos cinco meses han sido duros, he estado distraído y no preste atención a los que hacia

– No puedes culpar a nadie por lo que te pasa. No soy psicóloga, señor. Soy su asistente y ya

– Por favor, Elizabeth. Necesito a alguien con quién hablar

– Yo para usted soy la persona menos indicada, señor. Tiene su novia, su madre pero no creo que pueda contar con su hermano

– ¿Jamás vas a perdonarme por lo que pasó? –*me dice*

– Te perdonaré si me das mí acta de renuncia, anula el contrato y te perdono

– Si te doy la renuncia... ¿Regresaras conmigo? –*dice mirándome*– Quiero ser tu hombre en todo sentido, el único que haya tocado tu piel

– ¡NO! –*exclamó furiosa*– Cómo ya te dije hace meses JAMAS te voy a perdonar

– Entonces puedes despedirte de tu renuncia –*se va azotando la puerta con fuerza*

*Entra rápidamente*– ¡Elizabeth! –*grita Connor*– ¿Estás bien? ¿Te hizo algo?

*Comienzo a llorar*– Solo quiero irme de aquí, que me de mí renuncia y no quiere hacerlo, Connor

– Ay Lizy... –*viene hacia mí y me abraza*– Mí hermano es un maldito, si yo pudiera darte esa renuncia lo haría, pero aquí Sean es el jefe

– Lo se, solo me queda aguantar cuatro años es este infierno

*Suspira*– Sean siempre fue así, nunca aceptó un "No" cómo repuesta. Y ahora además está esa zorra de Emma, no se porque esta con él si sabe que no la quiere

– Cada quien está con quién se merece –*digo secándome las lágrimas*– Tenemos que volver a trabajar

– Tienes razón, nos vemos más tarde, cuidate y si pasa algo me llamas, vendré enseguida, ¿okey?.

*Asiento*– No te preocupes, anda ve...

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