La Historia De El-la

La Historia De El-la

Es lo que querías...o no?

Ella
Ella
Me levanto sobresaltada de la cama, mi sudoración excesiva, los fuertes latidos de mi corazón y el temblor que visualizo en mis manos, me hacen recordar que no es real, que es otra pesadilla, otro recuerdo que me atormenta cada noche y que me hace recordar aquello que marcó mi vida para siempre, eso que se ha vuelto algo indeleble en mi vida y ha sido por años el responsable de mis recuerdos tan tormentosos. Respiro profundo tratando de calmar mi angustia y trato de recordar que otra técnica de" relajación" fue la que vi en aquel video en internet titulado" como calmar los ataques de pánico", vengo cargando con ellos desde muy temprana edad. Mi desesperación es tan grande que escucho mis palpitaciones en la garganta, literalmente siento que el corazón se me podría salir por la boca en cualquier momento. Después de unos segundos, los recuerdos de lo que decía el vídeo llegan a mi cabeza como pequeños cortes de flashback; "haz algo que te relaje y no te permita pensar en el problema", así que, decido ponerme un suéter, mis pantalones holgados, mis zapatillas y salgo a correr...es lo único que me calma. Mientras corro escucho la música de Bruno Mars en mis auriculares, tropiezo con alguien y me quito los audífonos para disculparme, cuando lo hago escucho la voz de un señor de algunos 50 años -Lo siento muchacho- pensativa sonrió en respuesta y me digo en mis adentros, no eras esto lo que querías o no... Llego a mi apartamento, me preparo unas tostadas con café y jugo de naranja y no dejo de reflexionar en lo que el señor de hace un rato me dijo... muchacho. Termino mi desayuno y decido darme un baño rápido, ya son las 7:00 a.m y entro a mi trabajo a las 8:00. Me desnudo frente al espejo y mi anatomía revela lo que soy; mis pechos redondos, mi diminuta cintura, mis curvas bien marcadas y mi grande y redondo trasero, me recuerdan que soy todo aquello que me he resignado a no querer ser... una mujer. Después de colocarme mi t- shirt over Sizes, como suelo usarlos, mi pantalón holgado y mis cómodas zapatillas salgo directo al trabajo y pienso en lo afortunada que soy en ser la asistente de mi mejor amiga, una mujer espectacular que conoce mi capacidad y nunca me ha juzgado por mi apariencia un tanto desalineada. Llego al trabajo a las 7:50 a.m y a mi encuentro viene Elena, mi mejor amiga, me abraza como si tuviéramos varias semanas sin vernos, cuando en realidad solo ha sido un fin de semana, me rio y la recibo con el mismo entusiasmo. Elena es un sol y es como una hermana para mí, aunque muchos en este trabajo no comprendan nuestra amistad, ya que somos como polos opuestos... Y según la teoría de atracción, ¿no son estos los que se atraen? Yo con mi aspecto" machorro" como muchos dicen a mis espaldas, y Elena, tan femenina, bien puesta y sociable, ¡realmente somos tan diferentes!. Cuando estudiábamos juntas en la universidad muchos compañeros creían que éramos algo más que amigas y no podrían estar más lejos de la realidad, inclusive hasta yo llegué a querer creer que me gustaban las mujeres, pero nunca me ha llamado la atención ninguna, no en ese sentido, sin embargo, tampoco he sentido atracción por ningún hombre y creo que no lo haré nunca. Los rumores cedieron cuando mi amiga comenzó a salir con Eduardo, un compañero de la universidad, y con el cual en el día de hoy está comprometida, me gusta verla feliz y sé que están muy enamorados, se podría decir que son el uno para el otro. Estoy ensimismada en mis pensamientos cuando escucho la voz de Elena: -Recuerda que mi primo Sebastián llega en unas semanas Ella, por disposición del abuelo será elegido como el presidente temporal de la empresa, mi abuelo necesita descansar, y a Sebastián siempre se le ha inculcado desde muy joven que el puesto de presidencia le pertenece. Mi abuelo ama a sus nietas, pero él es la luz de sus ojos, lo ve como el hijo que nunca tuvo. Sebastián es un buen muchacho, algo mujeriego e incrédulo en el amor, pero muy apegado a su familia, me quiere como a una más de sus hermanas y yo a el por igual. Mi abuelo lo pondrá a prueba, aunque sé que con sus conocimientos y estudios obtendrá el puesto automáticamente. - Cómo lo voy a olvidar si me lo recuerdas a cada minuto? - si, no lo conozco, pues cuando llegué a tu vida ya vivía en el extranjero, pero de lo mucho que me hablas de él creo que hasta lo conozco, me rio. - Es solo que Sebastián es muy responsable, perfeccionista y quiero que todo esté en orden para su llegada. - Si lo sé, tranquila, sabes que también soy muy responsable con mi trabajo, por eso soy tu asistente, rio. - De eso no cabe la menor duda. Elena sé despide y se dirige a su oficina y yo me pongo a trabajar, quiero adelantar algunos trabajos y tener todos los requerimientos listos para la llegada de nuestro nuevo presidente, pues aunque mayormente tengo que rendir cuántas a mi mejor amiga, sabemos que una empresa está compuesta por todos sus miembros y deben funcionar en conjunto como un todo.
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Ella
Ella
Ella
Llego exhausta a mi pequeño apartamento, mi hogar, mi refugio, me doy un baño y me tiro a la cama para dormir. Cierro los ojos y me invaden los recuerdos de mi infancia, de lo mucho que me gustaban las muñecas, los vestidos, sentirme como una princesa con mi hermosa, larga y abundante cabellera color marrón, de la cual no queda ni rastro, ya que la corto de forma extrema para que nada me recuerde a lo que pasó... y también me acuerdo de ellos... mis padres, de los amorosos, dulces y protectores que eran conmigo y entonces pienso en que hubiera pasado si ellos no hubieran fallecido en aquel trágico accidente, si ellos me hubieran criado y hubieran estado conmigo, entonces esas personas no me hubieran acogido, entonces aquella noche no existiera y yo no... decido silenciar mis pensamientos y le ordeno a mi cabeza que más le vale conciliar el sueño y que se recuerde que mañana será un día igual o más duro que el de hoy en el trabajo. Como de costumbre me encuentro en mi oficina sumergida en la computadora, lo primero que veo cuando alzo la mirada es a Elena, está haciendo un puchero con las dos palmas de las manos unidas a la altura de su barbilla, como táctica de convencerme de que vaya con ella de compras después que salgamos del trabajo, Elena sabe que no me gustan esos ajetreos, pero como podría negarme? No después de ver su insistencia, le digo que si, y sale de mi oficina dando brinquitos. Vamos en su VMW camino a una de las boutiques más prestigiosas del país, que por suerte no queda tan distante de la empresa, Elena es una Villamar, puede darse esos lujos. Después de medirse un sin número de vestidos opta por elegir tres: -Me gustó mucho el blanco, pero me llevaré los otros para tenerlos como segunda y tercera opción. - Entonces lo de la tercera opción es un término nuevo que han creado las compradoras compulsivas, le respondí de forma jocosa. - ¡Me conoces tan bien! -exclama - sabes que mi primo viene en unos días y le haremos una cena familiar de bienvenida, además viene acompañado de su novia, que según mis primas, es una pesada, y siempre quiere ser el centro de atención, y lo que tiene de hermosa también lo tiene de vanidosa. - Bueno con ese vestido blanco no creo que sea el centro de atención amiga... ambas reinos.
Dos semanas después...
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Sebastián
Sebastián
Sebastián
Voy camino al aeropuerto de Los Ángeles rumbo a mi país natal, España. Mi abuelo dispuso uno de sus jets privados para mí tan esperado viaje. Voy conduciendo mi Maserati, ¡amo los carros de lujo! Sumido en mis pensamientos se me olvida que de copiloto tengo a mi compañera Alondra. Ella es una bella modelo, mi compañía de turno, más no la visualizo como la mujer de mis sueños, aunque es una mujer muy codiciada por su belleza, es una mujer muy fría, superficial y vanidosa, pero también es un buen polvo. Mientras pienso en todo ello me viene a la mente Sofía, mi primer gran amor, aquella mujer que me enseñó a descubrir los sentimientos más puros, tiernos y verdaderos, pero que con sus actos también me enseñó a sepultarlos. Mi mente automáticamente me lleva a aquel triste momento, al día donde descubrí su engaño, al día en donde la encontré teniendo relaciones con mi mejor amigo. La verdad es que no sé cómo podía fingir tan bien, como me juraba y proclamaba su amor todo el tiempo, mientras sé burlaban de mí a mís espaldas. Mi mente involuntariamente recrea ese momento... Voy tan entusiasmado a verla después de un tiempo de ausencia por mis estudios, pues mí madre y mí abuelo determinaron que como único nieto varón en mi recaería la responsabilidad de guiar la empresa familiar, aquella que fue creada por mi bisabuelo hace años y que este heredó a mi abuelo, dónde este último a través de su trabajo, estrategias, esfuerzo y disposición logró posicionarla dónde está hoy día, mi abuelo creyó que para que yo siguiera sus pasos e inclusive pudiera superarlos debería recibir la mejor educación, es por ello que a la edad de 17 años emigré a los Estados Unidos a estudiar en una de las mejores universidades del país. Cuando voy camino al aeropuerto Sofía me acompaña y ambos juramos que nos esperaríamos, pues consideré que ella era la mujer de mi vida y ella siempre pregonaba que yo era el suyo. Al principio fue difícil, hablábamos a diario por videollamadas, nos visitamos mutuamente cada vez que los estudios no los permitían, nos contábamos todo; que hacíamos en el día, como nos había ido, inclusive, a menudo planeabamos como iba a ser nuestro matrimonio y cuántos hijos tendríamos, nos contábamos todo, todo en absoluto, o al menos eso penséa . Para nuestro tercer aniversario de novios, llamo a mi amada Sofía y le hago creer que por situaciones imprevistas en la universidad no podré ir a pasar unas semanas con ella, como habíamos acordado. La sentí tan triste que en un momento pensé en decirle la verdad, pero mís deseos de sorprenderla con nuestro anillo de compromíso fueron más fuertes y decidí mejor no hacerlo, pero vaya que el sorprendido fuí yo. Luego de llegar y no encontrar a mí novia en su casa, decido visitar la de mí mejor amigo Ernesto, prácticamente viven en la misma cuadra. Miranda la mujer de servicio me recibe con mucha alegría, pero a pesar de ello, la noto algo tensa, supongo que a lo mejor estoy imaginando cosas o que quizás está muy ocupada con sus quehaceres. Me dice que Ernesto no sé encuentra en casa, le digo que lo puedo esperar, pues en realidad sé que en mi casa no habrá nadie a estas horas; mi madre, mi abuelo y mi hermana mayor, sé con certeza que aún están en la empresa y, sin duda, mi hermana menor y mi prima Elena en el colegio secundario - sabes Sebastián, creo que Ernesto no llegará hasta tarde, si quieres puedes esperarlo, pero te recomiendo que vuelvas luego, ya sabes cómo es- - Comprendo, entonces volveré luego - le respondo. Miranda se despide y se dirige a la cocina a terminar con sus labores, salgo de la sala de estar y me dirijo a la puerta de salida, vacilo al poner las manos en el manubrio de la puerta y opto por sorprender a mi amigo colocándole el regalo que traje para él en su recámara. Ernesto y yo crecimos juntos, y siempre lo consideré como el hermano que nunca tuve. Subo las escaleras, abro la puerta de su habitación y vaya que el sorprendido fui yo... Lo que veo me dejó atónito, destrozado y con el corazón hecho trizas, aparto los pensamientos de ese día que me marcó para siempre y me dispongo a volver a la realidad. Después de una licenciatura, maestría, doctorado, y sobre todo la experiencia que adquirí como presidente en una de las empresas más importantes de Los Ángeles en diseños arquitectónicos, creo que estoy más que preparado para aceptar la gran responsabilidad de asumir el control, y así poder dirigir la empresa familiar, eso y las constantes peticiones de mi abuelo diciendo que ya estaba cansado de estar al frente y que merecía descansar, rio para mis adentros, ese viejo sabe que es una de mis debilidades y hace lo que quiera conmigo. Estamos casi llegando al aeropuerto cuando recibo la llamada de mister Williams tratando de convencerme de que no abandonara su empresa y que estaría dispuesto hacer cualquier cosa que yo le pidiera, trato de explicarle la situación y le agradezco sinceramente por haberme otorgado el privilegio de haber formado parte de su familia empresarial . Después de desearme un feliz viaje y decirme que está a mi disposición para lo que necesitara se despide. Llegando a nuestro destino nos dirigimos a nuestros asientos, estoy tenso y Alondra lo nota; - Sé que debes estar emocionado por volver a reencontrarte con tu familia después de tantos años, estoy loca por conocerlos, por suerte me traje todas mis prendas de diseñador, como sabes la primera impresión es la que cuenta - me dice- pongo los ojos en blanco y le digo: - Recuerda que solo durarás un par de semanas, trajiste maletas como para una tripulación espacial. Sabes que nuestra relación es algo casual Alondra, no quiero que este viaje juntos te haga pensar cosas que no son. - Lo tengo bien claro Sebastián, sé que no eres un hombre común, no crees en una relación a futuro y tampoco te ves casado y con hijos, no debes de recordármelo cada segundo - dice molesta mientras le pide a nuestra azafata personal una copa de champán.
Sebastián
Sebastián
Aterrizamos en el aeropuerto Rodolfo Suárez y lo primero que veo a la salida es a las tres mujeres de mi vida, dándome la bienvenida y haciéndome sentir como en casa, Casandra mi hermana menor, tenía un cartel que decía" ya está aquí el hombre más importante de nuestras vidas", mi mamá por su parte trae consigo mis chocolates favoritos de Pierre Marcollini , esos que siempre me llevaba y no podían faltar cada vez que me visitaba a Los ángeles, y mi hermana mayor, Verónica, traía un ramo de flores, que me imagino eran para Alondra. Después de abrazarlas y besarlas, las extrañaba un mundo, subimos a la limusina familiar que esperaba por nosotros. En el camino a casa nos la pasamos entre risas, cuentos y anécdotas, estaba tan feliz de por fin estar en casa, Alondra por su parte solo asentía y se reía en ocasiones, a mí el corazón no me cabía en el pecho, pues después de tantos años estaría rodeado de mis seres queridos. Sebastián- dice mi madre - sabes que te estamos organizando una cena familiar verdad? En respuesta me asombro, mi madre se da cuenta y al instante explota a carcajadas - no te preocupes, no será hoy, te conozco demasiado como para saber que no hay nada que valores más que tú descanso, sé que estarías exhausto y por eso tus hermanas, Elena y yo propusimos que se hiciera mañana, ya que si hubiera sido por tu abuelo, te hubiéramos esperado con el banquete en el aeropuerto - yo me río - y asiento. Llegamos a la mansión Villamar, después de más de siete años sin venir, literalmente veo mi infancia y adolescencia instalarse en mi memoria después de visualizar cada una de las vivencias que experimenté en esta casa, en la que un día fué mi hogar y en la que añoro, valoro y atesoro tantos recuerdos junto a mi difunto padre, mi abuelo, mis madre, hermanas y mi primita Elena, la cual solo tenía 9 años cuando emigré, aunque volví a verla cuando vine por últimas vez tres años después en aquel día que creía se convertiria en el mejor día de mi vida y resultó que se volvió en todo lo contrario. Entro y lo primero que veo en la sala de estar es a mi abuelo, a mi tía Lucia y mi pequeña prima Elena, que ya no es tan pequeña. Mi abuelo me recibe con un fuerte y acogedor abrazo y dice: - por fin estás dónde perteneces, mi adorado nieto- yo en respuesta lo abrazo más fuerte y le digo: - así es, mi adorado viejo. Voy al encuentro de mi prima que me saluda con mucho entusiasmo, junto a ella se encuentra su prometido Eduardo al cual saludo con un fuerte apretón de mano - Hasta que por fin le asigno un rostro a tu nombre Eduardo, cada vez que hablaba con mi prima, solo me hablaba de ti. Te felicito pues con ella te sácaste la lotería, y no me metía, mi prima era una extraorfinaria mujer , espero que la valores yaorrvies lo que tienes, - le digo con un tono más serio- pues soy el hombre de la familia y soy quien debe velar por el bienestar de cada una de las féminas de mi familia. Mi querida Elena se muerde los labios en respuesta a mi sermón e inmediatamente aparece mi nana Laura para invitarnos a la mesa, la miro y le brindo la más sincera de las sonrisas y me aproximó a abrazarla con mucho entusiasmo, después de charlar sobre el viaje y otras cosas nos dirigimos a la mesa. Después de cenar Alondra y yo nos dirigimos a nuestras recámaras, pedí que fueran separas porque no me siento cómodo compartiendo mi espacio íntimo con nadie, Alondra lo sabe y no se asombra. Estoy acostado en mi cama después de un rico baño y siento como alguien me toca el pecho, no debo siquiera voltear a ver para saber quién es, estoy cansado, pero no hay nada que me raje más que el sexo, acaricio y beso a Alondra apasionadamente, recorro su cuerpo como tanto le gusta y después que compruebo que está lo suficiente húmeda para recibirme, la penetro, primero lentamente, y después más profundo y más veloz... la tengo en su posición favorita, gime tan fuerte que, mientras la agarro por las caderas con una mano, con la otra tengo que taparle la boca para que sus fuertes gemidos no se escuchen en la planta baja, mis experiencias amorosas me han otorgado el don de saber complacer perfectamente a una mujer. Después que la hago llegar al clímax, le sigo y hago lo mismo. Cojo el preservativo usado y lo envuelvo en papel higiénico, y lo boto en el zafacón del baño, siempre me he cuidado, pues además de las ITS tampoco quisiera embarazar a una mujer que no supiera que sería una extraordinaria madre para mi hijo, si es que lo suelo tener algún día sería muy selectivo. Alondra y yo hablamos por un rato y después se dirige a su habitación, pienso que mañana será un día ajetreado y caigo en un sueño profundo.
Ella
Ella
Me levanto temprano como siempre para dirigirme a mi trabajo, hoy llega a la empresa nuestro nuevo presidente. Lo tengo tan presente, pues mi amiga Elena no hace más que hablarme de la llegada de su primo, de lo guapo que es y de lo antipática que es su novia o no sé que Alena, no, no es así...es Alondra. Llego en mi auto para estacionarme y resulta que el lugar de mi parqueo está ocupado por un gran carro de lujo, a juzgar por lo que veo, no me cabe la menor duda de que debe ser el vehículo del nuevo jefe, quien más podría hacerlo y sobre todo, quien más se podría dar esos lujos, maldiciendo para mis adentros me estaciono en otro lado, me desmonto del vehículo y me dirijo a mi oficina. El día transcurrió como siempre, mucho trabajo e informes que preparar, cuando ya casi voy a salir de mi oficina la voz de mi amiga Elena me impide seguir avanzando - A dónde creas que vas, no te puedes ir sin antes presentarte a mi primo Sebastián, espera y lo llamo para saber si puede recibirnos en su despacho, como sabrás debe estar muy ocupada sumergido en su nuevo puesto... - Hola Sebas -Hola mi pequeña Elena - Ya no soy tan pequeña ehhh, supongo que tendrás que buscar otro apodo. -Estás en lo cierto primita ya eres toda una mujer - ambos reímos. -Estás muy ocupado ? - En realidad si Elena, estoy aquí empapandome de todo lo concerniente a la empresa con el abuelo, ya sabes cómo es, no me ha dado tregua el día de hoy - Créeme que lo sé mejor que nadie. Te dejo entonces, sigue en tus cosas. - Está bien, hasta luego, entonces cuelga. No te preocupes Elena, tarde o temprano tendré que conocerlo - agrega Ella. - Tienes razón, además sabes que estás invitada a la cena familiar que se efectuará hoy en la mansión - Lo sé Elena, es que estoy muy cansada, anoche no dormí bien y quisiera dormir temprano -otra vez con las pesadillas Ella, porque no me lo habías comentado, sabes que te he dicho que la mejor manera de sanar esas heridas es poniéndote en manos de un profesional Ella, -dice mientras me agarra las manos- sé que es muy difícil lo que estás atravesando y te admiro por como lo has podido sobrellevar, pero considero que un psicólogo puede hacerte entender que tú no tuviste la culpa de lo que pasó, no puedes dejar de ser tú por algo que nunca pediste. Esquivo su mirada y agradezco en el alma que su teléfono sonara y más aún que fuera Eduardo. -Me voy, tengo que alistarme para la cena - dice - y se dirige hacia la salida. Me quedo pensando en todo lo que dijo Elena y sé que tiene razón, pero me cuesta tanto abrirme a las personas que no sé si un día pueda contar en voz alta aquello que me sucedió a un total desconocido, la única que conoce mi secreto o mejor dicho, mi desdicha es ella, mi mejor amiga. Estoy en mi cama acostada en mi cómoda pijama leyendo un capítulo de mi libro favorito. Después de 15 minutos de lectura siento que los párpados me pesan, la falta de descanso de la noche anterior me está pasando factura, coloco el libro a un lado y me acomodo en mi suave cama para dormir, no pasa ni un minuto , cuando de repente escucho el timbre de mi teléfono, lo toma exaltada y maldigo en mis adentros, cuando veo la pantalla exclamo involuntariamente - mierda es Elena, seguro me llama para lo de la cena familiar- decido contestar y escucho un regaño del otro lado de la línea: -Entonces mi mejor amiga no me acompañará a una cena que está prevista e invitada hace más de una semana - Lo siento Elen, es el nombre que le digo cuando quiero conseguir algo de ella- te dije que estaba muy agotada, además sabes que es un evento muy formal y glamuroso, te imaginas si me apareciera en sudadera y zapatillas? - ambas reímos - - Sabes que si me hubieras dicho hubiéramos ido a comprarte un hermoso vestido, aunque en parte tengo culpa, debí de suponer que no tendrías trajes formales. - No quise preocuparte ni darte más responsabilidades de las que tenías, sé que eras la encargada de preparar todo lo de esta noche. - Sabes que siempre tendré tiempo para ti - Lo sé, Pero lo hice por consideración, además estoy muy cansada y quiero tener un sueño reparador, mañana tengo varios compromisos en el trabajo. - Lo sé, te dejo para que descanses. Nos vemos mañana. Cuelgo el teléfono y me dispongo a dormir.

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