Vendrás conmigo a República Dominicana.

Ella
Ella
Estoy en el restaurante con Sebastián mirando el menú. Mayormente como en casa. Me gusta cocinar y me sale muy bien. Estoy hojeando la carta, pero aún no me decido... hasta que veo una hermosa y jugosa hamburguesa ¡Literalmente se me hace agua la boca! Acostumbro a comer saludable, pero no de forma tan estricta. Tengo tanto tiempo que no como una, que no me hace falta seguir viendo otras alternativas para tomar mi decisión final. -Una hamburguesa por favor- le respondo al camarero cuando me pregunta si ya sabía lo que iba a ordenar. Sebastián me mira asombrado de buena manera y al final opta por pedir lo mismo que yo. Comemos entre charlas, risas, anécdotas y temas laborales. Juro que si fuera por mi detuviera el tiempo cada vez que estoy con él. Siento que puedo ser yo misma. - Tienes algo ahí- me dice, señalando hacia mi boca. - ¿Ya? le pregunto intentando deshacerme de aquello que señaló. Cogiendo él mismo una servilleta se acerca a mí, de manera considerable. Toma delicadamente el lienzo y lo pasa suavemente por la comisura de mis labios. Después de limpiarme se queda observando mi boca por unos segundos. Su mirada va subiendo hasta detenerse en mis ojos. Atrapo su mirada y me pierdo en ella; en su intensidad, en su color gris, en el espesor de sus pestañas...El camarero llega e inmediatamente rompimos el momento. Agradezco en mis adentros su intromisión. No quisiera que Sebastián notara el magnetismo que tiene en mí. Aprovecho la presencia del mesero e inmediatamente pienso en instalar un tema que pueda disipar la tensión que ambos tenemos, o por lo menos yo. Así que de forma entusiasta y contundente nos adentramos a hablar exclusivamente de aquello que dió motivo a esta reunión "asuntos laborales".
Sebastián
Sebastián
Estoy sentado en mi escritorio dándole los ultimátums de la empresa a mi mano derecha Ignacio. Es uno de los trabajadores más capacitados y con mayor tiempo en la compañía. Se lo propuse a mi abuelo, pero se negó diciendo que no quería más responsabilidades. Me dijo que cuando él solía ausentarse y Elena no podía tomar el mando por ciertas circunstancias, Ignacio era quien quedaba a cargo. Le digo que mi asistente estará a su disponibilidad, confío en Ella y se que juntos harán un muy buen trabajo en mi ausencia. Después de hablar por aproximadamente una hora, Ignacio sale de la empresa no sin antes decirle que podría llamarme a cualquier hora para lo que necesitara. Se despide y sale de mi oficina. Ya mañana parto y debo dejar todo organizado. Pienso en mi ausencia y enseguida me viene a la menta Ella. Recreo lo que pasó hace unas horas en el restaurante; como admiré sus labios, como desee besarla, como me impregne en su mirada. Por unos minutos lamento haber sido tan obvio. Solo espero que no se haya dado cuanta de como me tiene. Mi asistente no es como el resto de las mujeres. Tengo tanto miedo de que mire mi atrevimiento como una falta de respeto, que creo que por ello me he cohibido tanto. Pero no sé cuánto tiempo más pueda esperar.
Eduardo
Eduardo
Estoy en mi consultorio despidiendo a mi última paciente. Su embarazo va en perfectas condiciones. - Nos vemos el próximo mes. -Claro que si doctor, me dice mientras se dirige a la salida. Miro el reloj de mi muñeca y me decido a salir de la clínica inmediatamente. Ya casi se aproxima la hora de salida de Elena y debo pasar por ella como acordamos ayer. Me dirijo al aparcamiento y veo mi antigua moto. Aquella que cuenta tantas historias nuestras y de la que tanto me ha costado deshacerme. En la que solía buscarla cada vez que teníamos una cita, cuando aún no podía darme el lujo de tener un coche. Sonrió y sé que se sorprenderá. Le encantaba andar en ella en la parte trasera, decía que se sentía tan libre como un pájaro. Recordando sus palabras me pongo el casco y decido marcharme. Llegaré a tiempo. Mi amada saldrá en media hora.
Ella
Ella
Ya casi es hora de irnos a casa. Entro en la oficina de mi jefe para desearle un buen viaje. Cuando lo veo noto que está en una videollamada que al parecer es de negocios. Mediante señas le hago saber que vengo luego. Me dirijo entonces al despacho de mi mejor amiga... Estamos hablando en su puesto de trabajo o más bien despidiéndonos. Mientras le deseo un buen viaje noto que recibe una llamada. Mi amiga responde y unos segundos después noto la palidez en su cara acompañada de un grito desgarrador. Solo escucho cuando grita que Eduardo había tenido un accidente... Estamos en la clínica donde tienen a Eduardo. El impacto de Elena fue tan grande que prácticamente quedó en shock. No creí prudente que tomara el volante en su condición, así que decidí traerla. Estoy con ella consolándola, la pobre está devastada. Se ha parado tres veces a preguntar por la condición de su prometido; está siendo intervenido y aún no nos dan respuesta: -Quería darme una sorpresa Ella, por eso andaba en la moto - dice entre sollozos. Me iba a llevar a dónde fue nuestra primera cita. -Estoy segura de que va a estar bien. - Si le pasa algo yo te juro que… Shh...la interrumpo -Verás que solamente será un mal recuerdo que le contarán a sus hijos. Su historia de amor no puede ni terminará aquí. Elena estalla en llanto. Yo la abrazo y trato de reconfortarla. Media hora después llega Sebastián. Elena se abalanza sobre él pidiendo consuelo. Veo llegar después a cada uno de los miembros de su familia; Don Braulio, la madre de Sebastián y finalmente su prima Verónica. Ha pasado otra media hora desde que se reunieron los Villamar. Elena ve un doctor saliendo de la sala de cirugías en dónde ingresaron a Eduardo. Literalmente salta de su asiento y entre lágrimas y preocupación se dirige hacia el señor de bata blanca... nosotros la seguimos: -Dígame doctor como está mi prometido. - Está fuera de peligro, no tiene de que preocuparse. Por suerte tenía puesto un casco protector que le impidió que tuviera impactos en la cabeza. Su prudencia lo ha salvado. El paciente solo presenta fractura en la pierna izquierda, saturación en la barbilla y algunos hematomas en el cuerpo; producto del impacto contra el pavimento. Veo como a Elena le vuelve el alma al cuerpo. Veo una clase de risa mezclada con llanto...es producto de la felicidad que debe sentir, como resultado de saber que el amor de su vida está fuera de peligro. Todos nos acercamos a ella para abrazarla. - Doctor- lo llama cuando este intenta retirarse. - puedo verlo - - Lo trasladaremos a una habitación y le informaremos inmediatamente. Elena asiente y le agradece.
Elena
Elena
Por fin recibo la autorización de que ya puedo entrar a ver a Eduardo. Voy caminando tan emocionada, ansiosa de comprobar con mis propios ojos lo que el doctor me dijo hace un rato. Entro a la habitación y lo veo tendido en la cama y no puedo dejar de pensar en que pudo pasar a mayores, pero a la vez agradezco tanto al cielo el saber que está fuera de peligro. Mis ojos desbordan todas esas emociones de desesperación, dolor y agradecimiento que automáticamente me agacho a su lado y empiezo a llorar. Lo veo durmiendo, quizás producto de la anestesia y juro que estoy tan agradecida de tenerlo aún conmigo: - Te amo tanto mi amor, no sabes lo feliz que estoy de que estés bien. Eres mi vida Eduardo... le digo mientras recuesto mi cabeza en su pecho.
Verónica Villamar
Verónica Villamar
Me alegra considerablemente el haber recibido noticias positivas acerca de Eduardo. Es un buen muchacho y ama tanto a mi prima que pienso que son el uno para el otro. Me acuerdo de como fue juzgado por mi familia en un principio; especialmente por mi madre, y todo lo que tuvo que atravesar para obtener la aprobación de casi todos los miembros de la familia. Sinceramente le doy gracias al cielo de que su historia de amor no tenga un desenlace fatal. Yo en particular nunca dude de que sus sentimientos fueran sinceros; los ojos y las acciones no mienten. Llamo a la casa donde viven mi tía y mi hermana Casandra para darle las buenas nuevas. Literalmente me han hecho más de cuatro llamadas en menos de una hora. Les digo que no es necesario que vengan. Tenían planeado volar hasta aquí enseguida. -Por suerte el accidente no pasó a mayores y creo que no es necesario que lo hagan- Mi tía respira aliviada y Casandra me transmite su felicidad a través del teléfono. Eduardo se ha ganado a pulso el corazón de cada uno de nosotros. Cuelgo y siento que mi alegría va en descenso cuando noto que la figura de Sofía se aproxima hacia mi madre. ¡En serio no la soporto!... no después de lo que le hizo a mi hermano. Y estoy segura que si mi madre también lo supiera sintiera exactamente lo mismo. Solo me frena en decírselo el hecho de que le prometí a Sebastián que no se lo contaría a nadie. No sé cómo puede ser tan hipócrita. Recibo una llamada de uno de mis clientes y tengo que marcharme. Soy abogada, y aunque soy la encargada de llevar a cabo todos los contratos y licitaciones en la empresa, también tengo casos particulares. Me especializo más que todo en divorcios. Supongo que después de ver todos los casos que se desarrollan en mi entorno de personas que se juraron amor eterno y que después se odian a muerte, es lo que ha hecho que no crea en el amor y la familia. Me dirijo hacia Sebastián para decirle el motivo de mi partida y que le diga a Elena que vuelvo luego. Mi hermano me abraza mientras me dice que está bien. Cuando doy dos pasos vuelve y me llama para decirme que tenga cuidado. A veces piensa que es el hermano mayor, me hace sentir pequeña… Pero entiendo que después de lo que vivimos esté preocupado. Le sonrió mientras muevo la cabeza. Me volteo y entonces sigo mi destino.
???Sofía
???Sofía
Después de recibir la llamada de Leonor decido dirigirme a la clínica. Sé que todos los miembros de la familia estarán ahí, en especial Sebastián. Entro y me dirijo al piso que mi informante me dio por teléfono. Me sorprendo sobremanera cuando veo a la tipeja aquella presente... ¿Qué diablos hace aquí? Voy al encuentro de mi ex suegra para consolarla. La misma me cuenta que gracias a Dios Eduardo está fuera de peligro. Aunque no somos muy cercanos, estoy aquí más que todo, para mostrar mi solidaridad hacia la familia. Debo ganármelos a todos y que sepan que estaré presente en las buenas y en las malas. Intrigada por la pregunta que ronda mi cabeza desde que llegué al lugar suelto; -Leonor y la chica de pelo corto quien es? O sea nunca la había visto antes... acaso es familia de Eduardo? <Quiero saber la razón de su presencia> -Ahhhh no. Es la mejor amiga de mi sobrina Elena y también trabaja en la empresa. - Entiendo. Cuando veo que Sebastián hace el intento de levantarse de su silla para dirigirse al rincón donde está la mosquita muerta, lo llamo: - Sebastián espera- Me dirijo a su encuentro. - Leonor me contó lo que hiciste la otra noche por mí y quiero agradecerte. La verdad es que no me acuerdo de nada de lo que pasó. - No es nada Sofía. Lo que hice por ti lo hubiera hecho por cualquier otra persona. - No me cabe la menor duda Sebastián. Se lo solidario y humano que eres -le digo mientras le agarro las manos. Miro hacia donde se encuentra la chica para ver si he logrado mi objetivo y quedo encantada de que así sea. La muchacha nos mira y después esquiva la mirada. - Gracias- me dice mientras suelta mis manos. Unos minutos después veo como la tipa sale de mi campo de visión. Estoy complicada por ello.
Ella
Ella
Estoy parada a un lado del pasillo esperando el regreso de Elena. Tengo tanto tiempo sentada; primero en la oficina y luego aquí, que prefiero estar de pie. Unos segundos después noto la presencia de la chica pelirroja. La primera novia y el único amor de Sebastián; esas fueron las palabras con las que mi mejor amiga me la describió. Al parecer tiene una relación muy estrecha con Leonor. Veo como la abraza y al parecer le da palabras de aliento. Cuando volteo la cara unos minutos después a la dirección donde está Sebastián o al menos eso creía, lo veo parado de espaldas a mí. Percibo como la chica le agarra las manos y como lo mira, mientras ríe. Es como si en su mundo no existiera nadie más que él. Molesta decido marcharme a despedirme de Elena. Llego a la sala donde se encuentra Eduardo y veo a mi amiga sentada a su lado sujetándole las manos mientras le habla. Dudo por un instante en interrumpirlos, entonces Elena se vuelve hacia mi y nota mí presencia. - No quería interrumpirte, pero vine a despedirme. Mañana vuelvo temprano. No sabes lo feliz que estoy de ver qué todo haya salido bien. - Lo sé amiga. Gracias por acompañarme y estar conmigo como siempre. - No tienes que agradecerme Elena... para eso estamos las amigas. La abrazo y luego me dirijo a la salida.
Sebastián
Sebastián
¡Dios! A veces Sofía suele ser tan intensa. Recibo una llamada del señor Barceló quien es el propietario de nuestro nuevo proyecto en el caribe. Respiro aliviado e inmediatamente me dirijo a una zona más privada. Cuando llego al lugar de donde había salido, me percato de que Ella ya no se encuentra en el lugar donde la dejé. Suponiendo que a lo mejor se encontraba con Elena me dirijo hasta allí. Llego a la sala y veo a mi prima tan feliz. Su rostro refleja alegría. Todo lo contrario de lo que transmitía cuando llegamos. Me siento tan contento de saber que ya todo está bien y que su prometido se encuentra fuera de peligro. Toco la puerta para llamar su atención. Ella sale de la habitación y va a mi encuentro: - Acaba de dormirse hace unos minutos. Aquí hablaremos mejor y no molestaremos a Eduardo. - Me alegra tanto ver esa felicidad volver en ti. Mi prima sonríe muy abiertamente y dice: - Tuve tanto miedo Sebastián. Nunca había sentido tanto pavor en mí vida como ahora. La abrazo... - Ella pasó por aquí - le pregunto unos minutos después. -Si hace un rato paso a despedirse. - Ah ya veo. No me di cuenta. A lo mejor estaba ocupado con la llamada del señor Barceló. - Sabes Sebastián, sobre el viaje quería hablarte... - Si, te escucho Le digo prestándole total atención a todo eso que me quiere decir...
Ella
Ella
El sonido de mi teléfono me saca de mi sueño profundo. Estaba tan cansada anoche que, me dormí inmediatamente. Apurada tomo el celular. Me sorprende que sea Sebastián, pero me sorprendo más cuando veo la hora" :15 AM". Mi corazón se acelera involuntariamente y más cuando veo que tengo dos llamadas perdidas previas de mi mejor amiga. Pensando lo peor levanto con urgencia el móvil: - Aló Sebastián. Por favor dime que no le pasó nada a Eduardo- Le digo con ojos vidriosos. He conocido casos donde después de un accidente algunos pacientes se complican luego de haber tenido un diagnóstico estable. Al parecer mi jefe nota mi preocupación y entiende a lo que me refiero: No Elena tranquila. Siento haberte despertado de esta manera, Pero Elena también te estuvo llamando y no se pudo comunicar contigo. Respiro aliviada. Agradezco infinitamente a Dios de que ese no haya Sido el motivo de la llamada. -¿Entonces para qué me llamaban Sebastián? - Ella, prepara tus maletas vendrás conmigo a República Dominicana. Me quedo estupefacta.

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