Han pasado nueve días desde que noté un cambio drástico en el comportamiento de Ella conmigo; ya casi no entra a mi oficina al menos que sea necesario, no entra siquiera a darme los buenos días, no se despide... inclusive la invité a una reunión de negocios de la empresa y me dijo que no podía asistir porque tenía un compromiso. No he dejado de pensar en ello. Que sucedió. Literalmente no he podido sacarme esto de la cabeza. Es algo que ha tomado mis pensamientos estos últimos días... ¿Pero por qué pienso tanto en ello? ¿Por qué me afecta tanto su indiferencia? ¡Dios que me sucede! Decido calmar mis pensamientos con una botella de vino… Me dirijo al minibar y lleno una copa. Me la tomo casi al instante... Debo hablar con ella como de lugar. Necesito que me diga personalmente que le pasa.
Decidido, la llamo para solicitar su presencia en mi oficina. Después de notar que el teléfono no es respondido, me levanto para dirigirme a su oficina, entonces noto en mi gran reloj de pared que son las 1:00 de la tarde; es hora del almuerzo, a eso se debe su ausencia. Esta mujer ha hecho que pierda hasta la noción del tiempo.
Me dirijo a mi restaurante preferido. Tengo programadas dos reuniones de trabajo para el día de hoy, por lo que me mantendré mucho tiempo fuera de la empresa. Pero necesito hablar con Ella lo más pronto posible. Mientras voy conduciendo pienso en las alternativas que tengo para lograr mi objetivo.
Ella
Llego a mi hogar. Hoy casi no vi a Sebastián. Se apareció en mi oficina para invitarme a una reunión de negocios; me negué. Le dije que tenía compromisos que realizar. No me gusta mentir, Pero no se me ocurrió nada más. Creí que el hecho de no verlo debilitaría este sentimiento... pero ahora sé que su ausencia y poca interacción lo que han hecho es aumentar mis deseos y necesidad de verlo, de hablarle, de ver su sonrisa, de escuchar su voz...
Estoy preparando la cena cuando escucho que tocan a la puerta. Extrañada me pregunto que quien podría ser, pues Elena cuando suele visitarme siempre me avisa previamente. Pensando que a lo mejor podría ser el señor Lucas me dirijo a la puerta para abrirla... lo que veo me deja sin habla...
Es él. El responsable de mis frustraciones, de mis miedos. Me encuentro en estado de Shock y no puedo pronunciar siquiera una palabra... estoy en cámara lenta y siento que mis sentidos abandonan mi ser; ni siquiera puede comprender lo que dice.
Mis manos están sudadas y temblorosas. Siento que la sangre ha dejado de circular por mi cuerpo, mi corazón late frenéticamente.
Después de unos minutos vuelvo en sí, o amenos eso creo, y le cierro la puerta en la cara.
Estoy tan asusta, tan vulnerable que noto en el espejo, como mi reflejo se despide del color de mi cuerpo. Supongo que hasta se me olvidó como respirar. Siento que me ahogo.
Entonces, unos minutos después, escucho nuevamente el timbre de mi puerta. Está vez de manera más insistente. Es como si la persona que está tras ella tuviera el objetivo de que lo recibieran a como de lugar. Armándome de valor decido abrir la puerta otra vez, con la idea de llamar a la policía si fuera necesario. Mis ojos no creen lo que ven.
Es él... Sebastián, quizás la persona que menos pensé ver en estos momentos, Pero aquella que tanto necesito y la única capaz de devolverme el alma al cuerpo... ese ser idóneo que podría brindarme la paz y seguridad que tanto me urgen en este momento. Lo miro con ojos vidriosos y me abalanzo sobre él. Lo abrazo tan fuerte y tan necesitada que soy correspondida inmediatamente.
Sebastián
Voy manejando hacia el apartamento de Ella... después de pensar varias veces, decido que es la mejor opción. Podremos hablar abiertamente sin restricciones, cosa que no sucedería si estuviéramos en la empresa.
Parqueo mí carro en el estacionamiento y me quedo por lo menos 5 minutos en el auto. Me estoy acobardando e intento animarme internamente.
Me decido y voy directo a su dirección. Cuando voy subiendo las escaleras me encuentro con un señor, se ve algo agitado y muy deteriorado. No le presto más atención y sigo mi camino.
Toco a la puerta varias veces mientras ensayo mentalmente el inicio de mi conversación. El timbre suena tantas veces, que prácticamente estoy pensando en abandonar mi objetivo... hasta que veo como Ella, abre la puerta:
Me mira por unos segundos y en su mirada puedo connotar miedo, tristeza y quizás... esperanza; esto último me lo confirma el brillo que veo en sus ojos.
Después de mirarnos mutuamente, Ella se dirige a mí y me abraza... yo instantáneamente la envuelvo en mis brazos. La pego tanto a mi, que puedo sentir cada uno de los latidos de su corazón. Quiero apartarla y preguntarle que le sucede, pero no quiero romper el momento. A veces nuestras acciones pueden revelar más de lo que podrían decir las palabras. Con mi abrazo quiero trasmitirle que siempre puede contar conmigo y que día tras día se está convirtiendo en alguien muy especial para mí.
Entonces se separa y me dice:
- Lo siento, he estado muy deprimida por lo de mis padres últimamente. Hace unos días hubiesen cumplido años de casados... Pero que haces por aquí?
- Andaba por la zona- miento - y pasé por aquí a saludarte, bueno y también a preguntarte si te preocupaba algo, últimamente te he notado algo distante.
Ahora ya entiendo cuál era el motivo.
- Si, los recuerdos son más dolorosos en fechas especiales. ¿Quieres pasar?
- No, está bien, ya me marcho. Ella, quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que necesites, le digo mientras toco su cara con mis manos. Y no te estoy hablando como un jefe a una empleada, sino como un hombre, un amigo.
- Muchas gracias Sebastián, me dice mientras me sonríe. Nos vemos mañana.
Entonces cierra la puerta.
Ella
Cierro la puerta luego de que Sebastián se marchara y me sermoneo en lo más profundo de ser mi impulsividad, mi arrebato.
Mentí nuevamente, pues no puedo decirle cuál es el verdadero motivo de mi angustia. Esta mentira también camuflajea la idea que tuve de distanciarme de él... cree que es por mi desánimo, cuando realmente es por mis sentimientos.
Aseguro la puerta con petillo y me dirijo a mi habitación. No sé cómo esa persona averiguó mi ubicación, como supo donde vivía. Pensar en ello me asusta desmedidamente. Pienso también en lo protegida, cálida y agradable que me sentía en los brazos de Sebastián y eso me reconforta un poco.
Doy muchas vueltas en la cama hasta que finalmente me quedo dormida.
Sebastián
Estoy en mi habitación y no dejo de pensar en Ella, en su abrazo, su cercanía. En todo el dolor que tuvo que haber atravesado después de su perdida y en como ese dolor sigue latente en su vida después de tantos años. Mi asistente últimamente está ocupando gran parte de mis pensamientos, si no es que todos. Pienso en ella y automáticamente se dibuja una sonrisa en mi rostro...Ella, Ella, Ella...que estás haciendo conmigo.
???Sofía
Cuelgo el teléfono luego de hablar con Leonor; está tan contenta después de haberle contado la reunión que tuve con su hijo. Tenerla de mi lado me conviene considerablemente. El domingo me invitó a la mansión a cenar, claro que le dije que si. Tenía planeado salir con mi amiga Laura, pero le tuve que cancelar. Reconquistar a Sebastián es mi mayor prioridad.
Ella
¡Hoy es viernes! Siento que esta semana ha pasado tan lenta... aunque debo admitir que mis días en el trabajo se volvían tan largos como resultado de la poca cercania que tenía con él. Me gusta lo que hago, pero debo ser sincera y admitir que mi principal motivación para asistir a la empresa es mi jefe.
Llego a mi puesto de trabajo y decido presentarme en la oficina de mi CEO; tenía varios días que no lo hacía, después de todo ya conoce la" razón de mi desánimo" así que no tiene sentido el no querer verlo, después de todo ¿que otra excusa podría decirle?
-Buen día, Sebastián, espero que estés bien.
- Buen día, Ella, estoy bien y tú ¿cómo te encuentras hoy?
- Estoy mejor... gracias por preocuparte.
Veo entonces que se levanta de su asiento y se dirige a mí. Me agarra las manos, me mira directamente a los ojos y dice:
- Eres muy especial para mí- o sea, agrega - eres mi asistente Elle y es mi responsabilidad como tú guía velar por tu bienestar. Sabes que debes estar bien personalmente para poder estar igual en el trabajo.
Suspiro pesadamente, quizás algo desencantada. A lo mejor a eso se debe específicamente su preocupación por mí. Me suelto de su agarre, le digo que estoy de acuerdo y salgo del lugar.
Sebastián
Mi corazón se ilumina cuando la veo entrar. Me saluda como me tenía acostumbrado. Cuando escucho que me dice" gracias por preocuparte" mientras baja la cabeza tímidamente y se muerde el labio inferior, juro que no aguanto y me levanto por impulso de la silla. Debo decir que mi intención era muy distinta a la de agarrarle las manos, pero me contuve, sorprendente lo hago. Le digo que es alguien muy especial en mi vida e inmediatamente me muerdo la lengua. Por lo que he visto Ella es una joven muy recatada y profesional, no quisiera incomodarla con mis confesiones, por lo menos no por ahora y en este lugar. Decido entonces disfrazar a través del ámbito laboral todo aquello que estoy sintiendo personalmente.
Siento que se molestó por mi insolencia. Me suelta la mano y la veo salir de mi oficina. Maldigo por mi atrevimiento
Dos días después...
???Sofía
Estoy frente al espejo terminando de darle los últimos retoques a mi vestuario. Me acuerdo de lo mucho que le gustaba a Sebastián verme arreglada, así como todas las cosas bonitas que me decía cada vez que me veía...me ilusiono.
Hoy he decido vestirme de negro. Ese color nunca falla. Después que aplicarme un labial rojo intenso, decido marcharme. La cena está pautada para las 8:00 de la noche, pero estoy tan ansiosa de ver a Sebastián que he decidido irme antes. Cuando voy caminando siento la vibración de mi móvil en la cartera, dejo de caminar y decido contestar:
- Buenas noches Leonor, ya voy saliendo para allá...
El plan que me contó mi ex suegra por teléfono me resulta fantástico. En realidad desconocía sus habilidades de casamentera... y debo decir que estoy muy a gusto con ello.
Sebastián
Estoy en mi casa. Mi madre me ha comunicado que teníamos visita está noche. Estamos todos reunidos en la sala de estar.
Escucho el timbre y pienso que a lo mejor ya nuestro invitado ha llegado. Es mi madre quien se aproxima a recibirlo.
Cuando veo que viene acompañada de Sofía, me sorprendo. No imaginé ni por un segundo que ella era nuestra visitante esta noche.
Noto como la sonrisa de mi hermana Casandra se borra al instante... minutos después se queja de que se siente mal y se va directo a su recámara.
La invitada queda solo conmigo, con mi abuelo y por supuesto con la anfitriona de la noche.
La cena transcurre de lo más normal. Decidimos dirigirnos a la terraza y continuar con nuestra velada.
Ya hemos tomado más de dos botellas de vino, es por ello que mi abuelo decide partir a su habitación.
Noto que Sofía se ha excedido de copas. Viendo la situación le susurro a mi madre que ya es hora de que se vaya a su casa; prácticamente no puede quedarse de pie por más de tres minutos:
- Ay Sebastián! Wilson anda para su pueblo natal. Cada quince días nuestro chófer tiene permiso para ir a visitar a su familia. Creo que tendrás que llevarla tú, me dice.
Algo incómodo y totalmente desligado con los asuntos de nuestra servidumbre, decido aceptar, después de todo quien más podría llevarla a casa si no yo... la agarro de los hombros y la dirijo a la salida. Casi tambaleando llegamos a mi vehículo. Tendrá que venir por el de ella mañana.
Leonor villamar
Los veo partir y estoy tan feliz de que mi plan haya funcionado. Decidí decirle a nuestro chófer que podía tomarse unos días, ya que no lo íbamos a necesitar hasta nuevo aviso; muy feliz y algo sorprendido aceptó, pues la semana pasada fue su tiempo libre y no le correspondía salir sino hasta dentro de 15 días.
Mañana visitaré a Sofía para que me diga como le fue. Ya hice mi parte, le corresponde a ella llevar a cabo la otra.
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