Capítulo 4 - Cuarto rojo

Karina …

No quería volver a mí departamento, por lo menos esos dos días, sabía que Leonardo estaría esperándome y más al ver mí teléfono todas las llamadas y los mensajes que él me había mandado, desesperado por querer hablar conmigo y pidiéndome perdón como mil veces, por lo que acepté quedarme ese fin de semana con Alexander 

No sé para qué se gastaba en pedirme perdón, ya todos sabían lo que me había hecho, y jamás en la vida se me cruzaría por la cabeza perdonarlo 

Leonardo me había matado en vida, tantos años amándolo para que me terminara fallando y con mí propia hermana. De la perra de mí hermana me lo hubiera esperado, ¿pero de él? Que siempre me juraba amor eterno, diciéndome miles de veces cuánto me amaba y yo como una tonta enamorada le creía

Jamás vi nada sospechoso entre ellos, cada vez que él iba a verme a la casa de mis padres, siempre se mantenía a mí lado y jamás vi miradas raras con mí hermana, no sé cuándo ni cómo comenzó esa relación, pero de lo que si estaba segura, es que no lo perdonaría jamás …

… Después del almuerzo con Alexander nos pusimos a charlar de nuestras vidas, mientras tomábamos unas copas de vino. Bueno más charle yo que le conté todo, desde mi familia hasta los problemas que tenía con Leonardo, ya que él no me ha dicho casi nada de su vida, solo que estudió diseño automotriz y que fundó su empresa hace 5 años, pero de su familia no me ha contado nada 

Era un hombre muy raro y reservado, se lo notaba serio, de seguro era de esos hombres fríos que no tienen sentimientos algunos

— Te espero en el cuarto rojo en 15 minutos, sobre tu cama dejé la ropa que debes usar — me dice de repente levantándose del sofá de la nada y subiendo las escaleras 

Yo me quedé sorprendida mirándolo, estábamos hablando lo más normal y de la nada salió con eso. ¿Se habrá aburrido con todo lo que le conté?

Ya había firmado el contrato, por lo que no me quedó otra que hacer lo que me pide, del viernes por la tarde, hasta el domingo a la noche, mientras esté aquí debo obedecerlo, así decía una parte del contrato 

Me levanté del sofá y subí las escaleras hasta mí habitación, sobre la cama había una especie de lencería erótica que incluía muñequeras, tobilleras y gargantilla de cuero con unas cadenas 

Comencé a vestirme con muchos nervios, me miré en el espejo y no podía creer que yo estuviera usando este tipo de cosas, siempre fui muy conservadora con la ropa que usaba y ahora verme así me sorprendía. 

Salgo de la habitación y caminó hasta la puerta del cuarto rojo, respiro profundo y luego entro. Dentro estaba Alexander descalzo y sin remera, solo con un jeans puesto, se veía tan sexy y más al ver su abdomen bien trabajado 

— Acuéstate — me ordena y enseguida lo hago 

Una vez acostada, toma unas cadenas que estaban adheridas a la cama y las engancha en mis muñecas, dejándome inmovilizada de mis manos, luego hace lo mismo con mis piernas. Por último coloca unas vendas en mis ojos impidiendome ver lo que hará luego 

Mí respiración se comenzó a acelerar, de repente comienzo a sentir algo suave en mí cuerpo, no distinguía qué era, pero estaba comenzando a excitarme, y más con la forma con la que lo estaba pasando hasta llegar a mis pechos y comenzó a pasarlo por mis puntos rosados 

— Aahhh — gemidos involuntarios salían de mí boca sin poder controlarlos, ese cosquilleo me estaba prendiendo demasiado 

Continúo jugando un poco más pasandome esa cosa suave, hasta que se detuvo, lo siento caminar alejándose y luego acercarse a mí nuevamente, de un tirón me rompe la braga y todo quedó en silencio

— Aaahhhh — comencé a retorcerme de placer cuando sentí que había colocado un vibrador en mí punto sensible que al vibrar me hacía ver las estrellas 

Apretaba las cadenas que me mantenían sujetadas y arqueaba mí espalda por la sensación que el vibrador me estaba causando 

Luego lo introdujo en mí interior aún vibrando y ahí lo dejó mientras yo no paraba de gemir por la excitación que eso me estaba provocando

De pronto comenzó a sacarlo y a meterlo de una forma tan rápida y brusca que eso me hizo perder completamente la locura y terminé acabando de una forma que jamás lo había hecho 

— Eso es nena, me encanta verte disfrutarlo — me dice quitándome la venda de los ojos 

Lo veo que desabrocha las cadenas que me ataban de los pies, sin soltarme de las manos y me gira quedando boca abajo, me levanta solo las caderas y se introduce en mí y comienza a tomarme de una manera salvaje, dándome nalgadas fuertes 

Me sentía sensacional, jamás en mí vida había sentido tanto placer. Con Leonardo teníamos sexo, pero él me lo hacía tan dulce y tierno, que aunque lo disfrutaba, no se comparaba con esto que realmente me estaba volviendo loca completamente 

Continúo dándome duro por varios minutos más hasta que sentí que ya no aguantaba más y volví a explotar en una gran liberación 

Comienza a desabrochar las cadenas que me ataban a la cama de los brazos, me ayuda a levantar y me lleva hasta los pies de la cama. Me vuelve a sujetar los brazos de unas cadenas que colgaban del techo, lo veo tomar una fusta y acercarse a mí 

— No temas, si tienes miedo te dolerá, solo relájate y disfrútalo — me dice y yo lo miraba ansiosa pero sin decir nada

Empezó a darme golpes suaves con la fusta por mis pechos, luego en mí vientre y otro en mí parte íntima. Mí corazón latía a mil, pero no por dolor, sino por la excitación que me provocaba eso que estaba haciendo 

Continúa dando golpes con la fusta mientras yo tiraba mí cabeza hacia atrás y lo disfrutaba aún más, hasta que se detuvo, se acerca a mí y me toma de la nuca, para luego besarme con lujuria 

— Eres hermosa Karina, tienes un cuerpo tan perfecto y deseoso, que no puedo controlarme — me dice tomándome con una mano de mí mentón 

Me toma por las caderas y me levanta, haciendo que yo me sujete de él con mis piernas y se introduce en mí, de una sola estocada, moviéndose con salvajismo como si su corazón estuviera por explotar

Me movía con desesperación mientras lamía y mordía mis puntos rosados. Yo no podía controlar mis gemidos, me estaba volviendo loca de placer y no lo podía controlar, era algo tan maravilloso la forma en la que me tomaba, que terminé acabando nuevamente. Él dio varias embestidas más, bien profundas hasta que al fin terminó 

Sin bajarme, suelta los ganchos de las cadenas, liberando mis brazos, que cayeron rendidos sobre él, por el cansancio que tenía

— Suficiente por hoy, te llevaré para que descanses — me dice cargándome como princesa y llevándome hasta mí habitación 

Habíamos estado más de 2 horas ahí dentro, él es un hombre muy resistente y tarda demasiado en acabar, o se contiene para alargar el momento 

Me acostó en la cama, me tapó, me dio un último beso y luego se va dejándome sola, cerré los ojos un momento y caí rendida en los brazos de morfeo.

No sé cuánto tiempo habré dormido, pero lo siento a Alexander hablarme 

— Princesa, despierta, debes comer — me dice dándome un beso en los labios para que despertara

— No tengo hambre Alex, déjame dormir que me duele todo el cuerpo — le digo yo bastante cansada y era verdad, me dolía literalmente todo 

— Ya lo sé nena, por eso te traje esto, tómatelo así te alivia el dolor — me dice entregándome una pastilla — Come aunque sea un poco, hoy tuviste mucho desgaste físico, debes recuperar energía y está comida tiene muchos nutrientes que tu cuerpo necesita — continúa insistiendo para que coma 

— De acuerdo, pero ayúdame a sentarme, sinceramente no puedo ni mover los brazos y mucho menos las piernas — le digo yo algo avergonzada 

— Eso es por la falta de costumbre nena, verás que con la práctica, ya no te dolerá tanto como hoy — me dice riendo 

Con ayuda de él, me siento en la cama y él coloca la bandeja con comida sobre mis piernas y comienzo a comer de a poco 

— ¿Cuántas se han quedado en esta habitación? — le pregunto con curiosidad 

— Contigo son 10 en total — me dice y yo abro los ojos sorprendida 

— Ho, son demasiadas — le digo sorprendida 

— ¿Te molesta? — me pregunta mirándome a los ojos 

— No, claro que no, no tiene porque molestarme, entre tú y yo solo hay sexo por contrato y nada más. Solo preguntaba de curiosa que soy — le respondí restándole importancia, porque en si era verdad 

Él no respondió nada a mí comentario y solo permaneció callado mientras yo continuaba comiendo.

Después de terminar de comer, Alexander se volvió a despedir de mí con otro beso y se fue llevándose la bandeja de comida 

Yo que ya me sentía apenas un poco mejor, ya que la pastilla estaba comenzando a hacer efecto, me levanté con cuidado y me dirigí al baño y me di una ducha bien relajante. La necesitaba con urgencia, ya que me sentía toda pegajosa por todo lo que había transpirado durante el sexo 

Después de bañarme, salgo envuelta en una toalla, abro el armario y había mucha ropa de mujer, toda nueva, por qué aún estaba con sus respectivas etiquetas. Tomó un pijama, me lo coloco y me vuelvo a acostar a dormir, ya un poco más relajada.

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