Diez meses habían pasado desde que Melisa y Alexander decidieron estar juntos, y cada día su amor se fortalecía más. Sus vidas entrelazaban como si hubieran sido destinadas a encontrarse, como si el universo hubiera unido sus caminos para que se cruzaran en el momento preciso.
La rutina que compartían se había convertido en su propia burbuja de felicidad. Alexander, sin recuperar su memoria, ya no sentía la necesidad de hacerlo. Para él, su hogar estaba con Melisa. Ella era su presente y su futuro.
Por las mañanas, se despertaban juntos entre caricias y susurros. Alexander había desarrollado la costumbre de observarla dormir, de memorizar cada gesto, cada pequeño detalle de su rostro relajado. Y cuando ella despertaba y lo atrapaba mirándolo, siempre le decía:
—Me gusta verte así, tan serena…
Melisa se sonrojaba y le daba un pequeño golpe en el pecho antes de girarse de nuevo en la cama.
—Deberías dormir en vez de vigilarme como un psicópata.
—Si dormir significa perderme verte así, entonces prefiero ser un psicópata enamorado.
Y así pasaban sus días, entre risas, amor y pequeñas travesuras.
Pero una noche, en medio de su pasión, algo ocurrió.Alexander sintió cuando el preservativo se rompió, y aunque supo de inmediato lo que eso significaba, no dijo nada.
¿Y si Melisa quedaba embarazada?
No sintió miedo, al contrario. La idea le gustó y lo imagino como seria. ¿Qué podría ser más hermoso que tener un hijo con la mujer que amaba?
Apenas el pensamiento cruzó su mente, algo en su interior le decía no decirle nada a Melisa sobre lo sucedido. No importaba si recuperaba la memoria o no. No importaba su pasado. Lo único que importaba era su presente con ella.
Si Melisa quedaba embarazada, sería un lazo irrompible entre ellos.
—¿En qué piensas? preguntó Melisa, abrazada a su pecho, sin notar la preocupación en su mirada.
—En lo afortunado que soy de tenerte.
Ella sonrió y se acurrucó más cerca, sin sospechar lo que acababa de suceder.
Pasaron semanas desde aquella noche, y aunque Melisa no había notado nada extraño en su cuerpo, sin sospechar que su cuerpo empezaba a prepararse para recibir a un pequeño ser .Para ella, su relación con Alexander era lo más importante en ese momento.
Alexander, por su parte, tenía otra preocupación en mente.
Esa noche, mientras cenaban juntos, decidió hablar con Melisa sobre algo que llevaba semanas guardando.
—Mel, quiero hablar contigo de algo importante.
Ella levantó la mirada de su plato y lo observó con curiosidad.
—Dime.
Alexander tomó su mano y la miró fijamente.
—No quiero que sigas trabajando.
Melisa frunció el ceño de inmediato.
—¿Qué? Alexander, sabes cuánto amo mi trabajo.
—Lo sé, y no es que no quiera que hagas lo que amas… suspiró, buscando las palabras adecuadas. Pero la verdad es que… no necesitas trabajar más.
—¿A qué te refieres?
Alexander tomó su laptop y le mostró la pantalla.
—Invertí en la bolsa de valores y he hecho una fortuna. Más que suficiente para vivir dos vidas sin preocupaciones.
Melisa lo miró, sin saber qué decir.
—Pero… Yo no estoy acostumbrada a que un hombre me mantenga, además es tu dinero Alexander.
—Lo sé, mi amor. No te lo digo por eso. Solo quiero que sepas que no tienes que preocuparte por nada. Quiero que seas feliz, quiero disfrutar cada momento contigo.
Melisa suspiró y tomó su mano.
—Alexander, yo amo mi trabajo, pero también amo nuestra vida juntos. Tal vez no deje la enfermería por completo, pero… sí puedo reducir mis horas para estar más contigo.
Alexander sonrió y la abrazó.
—Eso es todo lo que quiero. Compartir mi vida contigo, sin que nada nos separe.
Mientras se abrazaban, Michiru, el gato de ella, los observaba desde un rincón con sus ojos brillantes y penetrantes. Su cola se movía lenta pero firmemente, como si marcara el ritmo de su desaprobación. Alexander notó su mirada y sintió que aquellos ojos verdes lo atravesaban, como si el felino pudiera leer sus intenciones.
¿Por qué me mira así tu gato?, preguntó Alexander, apartándose un poco del abrazo.
Ella sonrió, siguiendo la mirada de Michiru. Oh, no te preocupes. Es solo que es muy protector. No le agradas mucho... todavía, dijo con una risa suave.
Michiru parpadeó lentamente, como si confirmara sus palabras, y luego giró la cabeza con un aire de superioridad. Aunque se alejó con elegancia hacia otra habitación, su mirada fugaz hacia Alexander dejó claro el mensaje: Aún te vigilo. No me agradas para nada.
—Tu gato sigue sin aceptarme del todo.
Melisa rió.
—Entre el amor y el odio solo hay un paso.
Alexander suspiró.
—Bueno, espero que lo cruce pronto, porque ese gato me odia.
—Tal vez con el tiempo se vuelva más tolerante.
—¿Y si no?
Melisa le dio un beso en la mejilla.
—Entonces tendrás que seguir ganándote su amor… como hiciste conmigo.
Alexander sonrió y la besó de nuevo.
—Haré lo que sea para mantenernos juntos.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 40 Episodes
Comments
Lisseth 👩🏽
🤣🤣🤣🤣🤣
2025-03-19
0
Lupita Lizarraga de Tapia
magnífico escritora/Rose/
2025-03-18
0
Belkys Soto
más capitulos diarios, más capitulos diarios
2025-03-18
0