La mujer se agacho a la altura de su hija y le tomó de las manos. Sonriendo dulcemente puso en sus manos una carta y una foto que en la parte trasera tenía una dirección.
— ¿Para qué?
— Mamá, quiere que busques a esta persona y le entregues la carta ¿Si?. Él te ayudará.
— ¿Lo haré, pero que pasara contigo? — Se angustió.
— Yo estaré bien, no te preocupes, cuando hagas lo que te pedi, yo misma iré a buscarte y festejamos tu cumpleaños como debería haber sido. Lamento mucho que todo esto haya pasado en tu cumpleaños.
— ¿Y cómo lo vas a saber?
— Solo lo sabré — Sonrió.
— Está bien, tú irás a buscarme cuando encuentre a esa persona ¿verdad?
— Si, cariño.
— ¿Me lo prometes?
— Te lo prometo. Ahora escucha atentamente. Cuando abra esa puerta tu vas a correr, no te vas a detener. No mires atrás, no importa lo que escuches. Vas a ver una pequeña lucecita, debes de seguirla, te guiará a esa persona.
— ¡Bien!.
Ambas se abrazaron fuertemente. Luego la mujer se levantó para abrir la puerta. Con la mano en la manija le pregunto a la albina con una dulce sonrisa:
— ¿Estas lista?
— ¡Si! — Contestó preparándose para correr.
— ¡Corre, Juliette, Corre! — Grito al abrir la puerta con mucha rapidez.
Y así fue, Juliette corrió, no miró atrás. Pudo ver la luz que su madre le había mencionado y la siguió.
— ¿Mi señora qué hacemos con la niña? — Preguntó uno de los guardias.
— Deshágase de ella, no importa ya tengo a quien quería.
— Está bien daré la orden — Contestó.
— Espera. Mejor dejala que huya, no va a llegar muy lejos, me sentiría mal si terminara con la vida de una niña, además es su cumpleaños, le daré unos días de vida de regalo, después de todo el ambiente se encargará de ella.
— Mi señora, es usted tan piadosa — Dijo el guardia mientras hacía una reverencia.
— Lo sé. Avisales al resto. Ya nos vamos. La lluvia ya comenzó a caer.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Juliette no tenía ni idea de cuánto tiempo llevaba corriendo, ni cuánto le faltaba por correr. Estaba cansada, tenía mucha sed, pero su madre le había dicho que no se detuviera así que siguió por otro rato. Mientras la lluvia comenzó a intensificarse, y
aprovecho para beberla. Estaba completamente empapada, y comenzó a hacer frío, estaba temblando. Además de todo eso se le dificulta correr porque el agua había hecho barro la tierra.
Luego de largo tiempo pudo ver casas y faroles a lo lejos, por lo que se apresuró para llegar. Las calles estaban totalmente vacías. Juliette empezó a perder el control de sus piernas, se negaban a moverse ocasionando que cayera al piso. Pero a pesar de eso
siguió. Comenzó a arrastrarse por el húmedo piso hasta que finalmente se desmayó.
Al despertar está en medio de un callejón. Se escuchaban personas hablando y transitando por las calles. Decidida a encontrar a la persona de la foto, busco entre su ropa el objeto. Fue entonces que Juliette se percató que no la traía con ella. ¿Qué haría ahora? Se sintió frustrada. No sabía a donde ir, pensó en volver, pero no recordaba el camino. Estaba hambrienta, su ropa estaba sucia y húmeda, tenía frío. Empezó a desesperarse.
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Al principio sintió que ya no podía hacer nada y que estaba bien morir. Pero veía a familias felices muchas veces. Y extrañaba a su madre y quería encontrarse con ella.
Fue así que decidió no rendirse, y siguió esforzándose para seguir viviendo. En el fondo ella no quería morir.
Pasaron meses, la niña había logrado encontrar un lugar donde protegerse del frío, era un lugar abandonado y pequeño, pero le bastó. Había aguantado el hambre por mucho tiempo. Pero se había decidido a cazar por cuenta propia para poder comer. Eso al principio le afectó demasiado, pero su cuerpo pudo acostumbrarse con el tiempo a comer animales como lo eran las ratas, insectos, y aveces pájaros. No tenía otra opción. Muy pocas veces robaba algo para comer. Se sentía mal haciéndolo, por lo que no era frecuente. Cuando lo hacía era perseguida por guardias, pero lograba escapar,
era rápida. Aunque esto no fue del todo algo malo, logró desarrollar de manera increíble sus sentidos.
Muchas personas que la veían, sentían asco, o miedo, o incluso ambos y no lo ocultaban. Así que por no querer incomodar a nadie se mantenía escondida la mayoría del tiempo y solo salía cuando lo veía necesario.
Juliette tenía la edad de 10 años, ya habían pasado 2 años desde la vez que se separó de su madre. Cuando se encontró con un anciano muy curioso. Tenía su restaurante cerca de la zona de caza de Juliette por lo que a veces cruzaban miradas pero no más allá de eso. O bueno eso fue hasta que un día el anciano dejó un platillo de sopa afuera, cerca
del restaurante. La albina atraída por el delicioso aroma se acercó. Y ahí fue cuando el anciano le habló.
— Con que tú eres el pequeño monstruito del que todos hablan, eh.
Juliette se sorprendió, no había sentido la presencia del hombre hasta que lo habló. Rápidamente, tomó el platillo y lo escondió.
— Ja ja ja. No te preocupes puedes comerlo. Es todo tuyo.
La menor se sorprendió con las palabras de aquel anciano, estaba siendo muy amable. Se sentó cerca del anciano y comenzó a comer.
— Dime mounstrito ¿Puedes hablar? — Preguntó el anciano.
— Si — Contestó pero su voz apenas y se escuchaba, tal vez era porque hace tiempo que no hablaba.
— ¿Cuántos años tienes?
— ¡Di… Diez! — Tartamudeo.
— ¡Oh, mi! Eres tan joven — Dijo — “Quien abandona a una niña tan pequeña, además de que pronto comenzará una helada” — Pensó.
— ¿Qué te parece si hacemos un pequeño trato? — Preguntó el anciano.
— Ya que eres muy buena cazando, ¿Te parece si cazas para mi? Hay muchos insectos y ratas que quieren invadir mi restaurante. Si tu evitas que se acerquen podrás comer muchos más platos como ese, y podrás dormir en una cama calentita ¿Que dices?
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Updated 32 Episodes
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Celsa Esther Vejarano Pitty
Bendiciones
2024-08-15
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