• Capítulo 6: ¡¿Casarnos!?~

Quiero que cuando salga a la calle me regresen a ver y piensen que tengo un jodido buen estilo y mucha confianza en mi mismo, quiero cambiar tanto que no me reconozcan en la calle por ser el ex estúpido de Domenico Docel. Creo que estoy obsesionado con esto del cambio completo, pero me da igual, que se jodan, lo hago por mí.

No quiero volver a ser y sentirme igual que la persona que salió huyendo, llorando por un hombre que solo lo usaba. No quiero volver a sentir que es el fin del mundo.

Ese mismo día salí del centro comercial de los 'Bernocchi', solo para dirigirme a la mansión de la familia Bernocchi. Necesito hablar con Valentino y no voy a esperar hasta una recuperación de una semana como dijo el doctor, para volver a comenzar mi vida, Valentino debe estarme esperando con ganas de respuestas si no se ha enterado de mi magnífica ida al hospital.

La mansión de los Bernocchi es enorme y más que mi propia casa, pero eso no es malo, a nadie de mi familia nos gustan las casas grandes, además, en ella solo vivimos mis padres y yo, los demás de mi familia viven en otro lugar, alejados un poco de la ciudad. Es tan enorme que en serio me siento un enanito de Blancanieves al lado de ella.

La ama de llaves me dirige a la sala de estar donde para mí grandiosa suerte Alessandro Bernocchi, el sujeto que me vio llorar y moquear en mi peor momento, está sentado cómodamente leyendo el giornale.

Aclaro mi garganta para llamar su atención.

Su mirada se dirige a mi y luego a mis pies para último terminar en mi cabeza.

-Por fin, el Omega que corrió sin dejarme terminar apareció -Su ceño se frunce volviendo a verme de arriba a abajo -¿Te vistió la hada madrina o qué?

-¿Te gusta? -Avanzo hacia él

-No

Me congelo con esa única palabra, me esforcé tanto para que sea único y que a este sujeto no le guste, debe ser una broma.

No, no necesito su maldita aprobación.

-Pues a mi si, te jodes -Me alzó de hombros sentandome en el sillón de al frente

-¿Qué?

-Que te jodas, no necesito tu aprobación

Alessandro baja el periódico de un manojo. Frustrado.

-No me gusta porque no eres tu, Elio, jamás te he visto con ropa que no sea colorida -Se frota la cien -¿Y desde cuándo dices jodete?

Sus palabras hicieron eco en mi cabeza, es verdad, puede ser que aunque la mona se vista de ceda, mona se queda, pero eso no quiero ser yo, quiero cambiar pero hasta ahora ni yo mismo me reconozco... Debe ser porque todavía no me acostumbro y creo que Alessandro tampoco, lo conozco desde que soy niño, nuestras familias se llevan bien y nos acostumbramos a estar juntos en cada reunión, pero eso no significa que somos amigos, simplemente conocidos. Alessandro Bernocchi es todo lo que detesto en una persona.

Es aburrido.

Yo tampoco soy la persona más divertida de este mundo pero Alessandro tiene el ceño fruncido cuando no entiende algo, cuando dicen un chiste este permanece serio, ni una risa o comentario, se concentra en su trabajo como abogado y cuando toca en la banda parece sin vida. Solo hace su trabajo y aunque lo hace más que genial parece que no le interesa.

-Desde ahora, acostumbrate -No va a responder asi que añado -¿Dónde está Valentino?

-En la cocina

Me levanto con la mirada de Alessandro sumida en mi, este parece que ni parpadea y ya estoy lo suficientemente incómodo para aguardar aquí hasta que Valentino decida venir. Mi cuerpo más que cómodo en ese sofá va hasta la cálida cocina llena de risas y una conversación placentera.

-¡Elio! -Valentino se levanta sorprendido -¿Ya te recuperaste?

Asiento aceptando el abrazo que Valentino me da.

-Tu madre nos contó, fue espantoso, no despertaste por dos días

-Creo que el alcohol y yo no nos llevamos bien -Sonrió pesadamente

-¿Y Domenico te fue a ver?

Su pregunta fue casual, lo sé, ya sabía que era un bastardo pero no que ese bastardo me estaba utilizando, pero de igual forma no puedo evitar tensarme al escuchar su nombre.

-El y yo terminamos -Digo por fin

-¿En serio? -Parece desconcertado -Hace poco estaba diciendo que se iban a casar

-¡¿Qué?!

-Hasta ya nos dió la invitación, los medios están vueltos locos ya que no has dicho palabras de esto

¡Ese maldito bastardo!

¿No le basta con usarme y mentirme solo a mi que ahora pretende mentir a todo el mundo?

Gracias al ventanal más limpio y reluciente que tiene Valentino en su cocina logro mirar como mi cara pasa de confusión a espanto y de eso a enojo.

No puede ser... ¿Qué ha pasado mientras no estuve consciente?. Domenico me las va a pagar dónde me enteré que trama algo, no se, siento todo mi cuerpo hervir, estoy muy enojado, como puede ser que después de nuestra discusión donde ni trato de negar que dijo aquellas palabras ahora diga que nos vamos a casar.

-Veo que no estabas enterado -Dice Valentino lentamente

-Lo lamento, venía a disculparme por no ir estos días por lo que estaba internado -Digo

-Esta bien hombre, mañana te estaremos esperando no lo olvides

Después de esas palabras salgo más rápido que flash. Literal, no basto tiempo de despedirme del serio de Alessandro

No es que quiera ir a la casa de Domenico después de lo que pasó, pero a la vez necesito aclarar por qué carajos dijo que vamos a casarnos.

Mientras conduzco siento una presión en el pecho, me siento ansioso, mi camino recorrido es un tiempo mas corto para llegar a la casa de Domenico y verlo... Ni siquiera creo que se enteró de mi estancia en el hospital, no creo que se preocupe y tampoco tiene mi nuevo número asi que no lo culpo. No quiero verlo, no se lo que haga y se que puede que sea sumiso a su tacto otra vez, sus feromonas son las que me encierran en una burbuja donde soy preso de él. Preso de su maldito y asqueroso tacto y a sus palabras las mismas que dijieron eso de mí.

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