CAPÍTULO 6

Todos, incluyendo Anisha, impactados por el nivel de solemnidad que había en el lugar, no tuvieron de otra más que arrodillarse y dar respeto ante lo que se suponía ser el lugar de descanso de los últimos que perecieron a la mayor masacre conocida en el continente.

—Los Kingsglaive, la guardia real, fueron un grupo de valientes guerreros que dieron su último suspiro por una batalla que, a sabiendas de que estaba perdida, siguieron aun cuando les costó la vida—expresó la mujer—si lo desean, pueden usar este lugar de refugio; sin embargo, si anhelan una nueva vida, sean el peldaño para que la raza de las sirenas y tritones resurja, sean los nuevos kingsglaive y sirvan a la nueva reina.

La misteriosa mujer alzó su mano y en el aire se comenzaron a mostrar varias imagenes de la cruda realidad que sucedía en la superficie, aterrorizando a todos, inclusive Anisha, quiénes no sabían la magnitud de lo que estaba pasando.

—No les mentiré, la situación es más preocupante de lo que parece—dijo—si no es el cruel emperador, es el ejército de los no muertos quienes desean asesinar a toda su descendencia, aun si arrastran en su venganza a gente inocente. Sin embargo, si logramos detenerlo y la nueva reina domina a los no muertos, la situación cambiaría... por lo que, ¿Qué escogerán?

Poco a poco, aunque con miedo, cada uno de los presentes, incluyendo tres ancianos, quienes estaban obligados a ser servidumbre, alzaron sus manos. Fuera lo que fuera que les pasara una vez se enlistaran como los nuevos guardias reales, la situación sería mejor que estar allá arriba, igual de débiles que antes.

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Tras varios minutos de conversación, la mujer encapuchada dejó al resto del grupo en varias de las habitaciones del palacio de la guardia real, esperando su regreso, mientras caminaba con Anisha a la superficie, por medio de unas cavernas subterráneas.

Mientras caminaban, ascendiendo por varias escaleras iluminadas por raras piedras luminiscentes, Anisha siguió escuchando una parte de la explicación que solo se le fue reservada para ella.

—La guardia real siempre estuvo comandada por los primeros ministros—dijo una vez llegaron a la superficie—solo se enfocaban en defensa, pero debido a la situación...

—Todo ha cambiado—respondió Anisha—ahora no se actuará por defensa.

—Exacto—confirmó.

Una vez caminaron varios minutos por una serie de cuevas, llegaron a lo que parecía ser una sala a la orilla de un río subterráneo, el cual contenía un estanque que brillaba de manera particular.

—En un mes, la princesa caída resurgirá de este estanque—dijo la mujer—en un mes, el rey Somnus vendrá por ella.

—¿Por qué me dices que esa basura vendrá?—le preguntó furiosa Anisha—¿No temes que mate al maldito de Somnus?

—La vida del rey no puede ser tocada, ya que este será el mayor aliado de la futura reina—respondió observandola directamente—tienes mi palabra que Somnus pagará por cada segundo de tu sufrimiento; sin embargo, también él será tu mayor prueba: ¿matarás al hombre por venganza o lo dejarás vivir para convertirte en ministra?

Dicho eso, la mujer encapuchada comenzó a bajar las escaleras de regreso, de modo que Anisha pudiera estar solo y reflexionar sobre lo que estaba ocurriendo.

—Muerte por venganza o Vida por justicia—fueron sus últimas palabras antes de irse—¿Qué es lo que vas a escoger?

Anisha, apenas quedó sola, comenzó a gritar, golpeando el piso con sus manos, provocando que estas empezaran a sangrar. La ira y el resentimiento que le tenía a Somnus, su exesposo, era grande. Si bien le servía seguir a la princesa caída, aunque esta hubiera sido amante del hombre que le desgració la vida, de verdad deseaba matarlo.

—¿Anisha?—la pequeña voz de un niño resonó en el lugar.

Llena de lágrimas, la mujer se volteó para encontrarse cara a cara un tierno niño de cabello castaño y ojos verdes, el cual había sido recientemente secuestrado y había sido el motor principal para ella asesinar a todos los verdugos en el burdel antes de que le hicieran al pequeño lo mismo que le hicieron a ella y a los demás en el lugar.

—Pequeño Luca—habló Anisha—¿Puedes esperarme allá abajo?

—¿Estás llorando?—preguntó el niño—¡No te preocupes! ¡Cuando Luca sea grande, Luca protegerá a Anisha! ¡Anisha será la esposa de Luca y no dejará que llore más!

Anisha, por primera vez desde que había sido desterrada, sonrió con dulzura al niño, abrazandolo de inmediato. Por alguna extraña razón se había encariñado con él, lo apreciaba como a un pequeño hermanito que quería ser protegido.

—¡Tonto! ¡Mira qué cosas estás diciendo!—dijo acariciando su cabecita—los adultos debemos proteger a los niños, no al revés.

El pequeño, quien había estado oculto y no se había percatado de la masacre que había hecho Anisha, correspondió su abrazo aun cuando esta mostraba claras manchas evidentes de sangre en su cuerpo y ropa.

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