CAPÍTULO 5

Mientras el rey Somnus se encontraba debatiendo entre lo último que recordaba antes de caer en aquella pesadilla de memorias, y los sentimientos de una posible Genevieve aún viva, la misteriosa mujer encapuchada que lo salvó en ese momento, se encontraba caminando en medio del bosque rumbo a una pequeña ciudad fronteriza, ubicada entre el reino y el imperio.

Luego de salir de aquel bosque, fue fácil perderse en la multitud, debido al libertinaje que dominaba en las noches, casi todas las personas se encontraban o borrachos o bailando, despreocupados por el alrededor. Fue así que logró llegar a uno de los burdeles de poca monta más alejados del centro, el cual no había abierto en toda la noche.

Siguiendo el rastro de sangre evidente que había en el salón de la recepción, caminó por aquellos oscuros pasillos, siendo observada por varias de las esclavas, hasta llegar al salón principal, donde se encontraba una mujer de cabellera rojiza, apuñalando varias veces a un hombre postrado encima de un charco de sangre.

—Lady Angélica, antigua primera reina del rey Somnus—dijo la mujer encapuchada—por fin la he encontrado.

La mujer, quien en su momento había sido hija de un alto noble la cual fue obligada a casarse con un hombre mangoneado por una mujer con corazón de serpiente, se levantó y sin importarle pisar el cuerpo de un hombre muerto, observó con frialdad a la mujer encapuchada detrás de ella.

—Yo ya no respondo por ese nombre—dijo apuntandola con el mismo cuchillo con el cual había asesinado antes—¿Quién eres?

—Sí, lo sé—respondió la mujer colocando su mano encima del cuchillo—sé que lo que quedaba de la reina Angélica ha desaparecido y ahora solo queda Anisha, una mujer secuestrada para servir en un burdel.

—¡Basta de rodeos!—Anisha tomó el cuello de la mujer encapuchada y a punto directo a este—¿Quién mierda eres y por qué me estás buscando? Te lo advierto, acabo de matar a todos los malditos amos de este lugar...no me importaría hacerlo una vez más.

La misteriosa mujer encapuchada sonrió con descarado a la que una vez había sido una de las mujeres más brillantes del reino, pero que por culpa de la conspiración de la reina Erin, había sido exiliada como campesina a la frontera, para luego ser secuestrada por una red de tráfico sexual.

—Solo soy una mujer quien busca una aliada para la próxima reina de los tritones—exclamó con misterio.

—¡No mientas!—la increpó Anisha—el pueblo de los tritones está extinto, ni siquiera quedó ninguna sirena.

—¡Oh, se equivoca! ¡Claro que sobrevivió una!—respondió agarrando con fuerza el cuchillo—la nieta del último rey tritón... la mujer que recuperará su trono y hará que su reino florezca; sin embargo, necesita aliados en su lucha.

Por varios segundos, una lucha entre ambas mujeres comenzó por intentar apartar el cuchillo, no fue hasta que Anisha sintió que su mano estaba por doblarse, que tuvo que ceder ante la fuerza de aquella misteriosa mujer.

—¿Y qué tengo yo que ver con eso?—volvió a cuestionar—no soy más que una ex noble exiliada...

—¿Acaso no le interesaría ser la primera ministra de su majestad?—cuestionó la misteriosa mujer—¿Acaso no le gustaría seguir a la única mujer que fue capaz de desmoronar la imagen falsa de la reina Erin?

—¿De quién carajos estás hablando?—preguntó confusa.

—La próxima reina—respondió saliendo del lugar—la amante del rey Somnus. Así que si me sigues y la apoyas, no solo ganarás poder, sino también la oportunidad de reclamar justicia por lo que te hicieron.

Anisha, quien una vez fue una reina amable, al escuchar tales palabras se emocionó. No le importaba el tener que colaborar con una amante del hombre que le hizo tanto daño, si con eso se hacía fuerte y podía reclamar justicia por todo lo que vivió, haría un trato con el mismo dios de la muerte si era necesario.

A medida que la misteriosa mujer encapuchada caminaba de regreso a la entrada principal, observaba a cada una de las personas quienes habían sido obligadas a estar allí. No solo mujeres, sino también hombres y niños, todos obligados a servir con su cuerpo a cambio de no ser asesinados.

—Ya sean hombres o mujeres—dijo abriendo un portal en el marco de la puerta—ya sean ancianos o niños... todo el que quiera una nueva vida y olvidarse de esta, pueden seguirme.

Anisha, quien se puso adelante de todos, lideró al grupo de 15 personas al seguir a la misteriosa mujer, quedando ciegos por unos segundos ante un fuerte resplandor que contrastaba enormemente con la oscuridad del burdel. Fue así que, luego de recobrar la visión, quedaron asombrados por lo que estaban observando.

Estando varios metros en lo profundo del mar, se encontraban en lo que parecía ser un castillo cubierto por una cúpula, que les permitía respirar. Observando asombrados como hasta las ballenas pasaban por encima de ellos, fueron conducidos a una plaza mayor, la cual tenía el monumento de una estrella.

—Rindan respeto a la última morada de los difuntos Kingsglaive—dijo la misteriosa mujer—los últimos soldados en caer tras el genocidio del pueblo tritón.

Todos, incluyendo Anisha, impactados por el nivel de solemnidad que había en el lugar, no tuvieron de otra más que arrodillarse y dar respeto ante lo que se suponía ser el lugar de descanso de los últimos que perecieron a la mayor masacre conocida en el continente.

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