CAPÍTULO IV

Unos pasos ligeros me perseguían hasta lo que parecía ser un monasterio. Mi sangre estaba seca sobre mi piel fría, el cuerpo se enfriaba rápidamente al correr, lo que me entorpecía en la fuga. La carne de brazo colgaba y desprendía mucha sangre, lo que tal vez me hubiese delatado al no cubrir bien el rastro. Me hospedé hasta que mis heridas fuesen curadas, pero la figura de la persecución se interpuso en mi camino y atravesó su espada filosa sobre mi garganta.

-¡Señorita!, ¿se encuentra bien?- Miel limpiaba mi sudor con un pañuelo blanco- ¿otra pesadilla?- no podía ver su rostro, pero sabía que ella estaba preocupada por mi condición.

Una niña de casi 8 años teniendo pesadillas todas las noches. Buena, tal vez tendría que hacer meditación sobre alguna montaña o cascada, sin embargo, era un crudo invierno. Mi cuerpo no podría resistir las temperaturas tan bajas del lugar. Tenía antecedentes en mi niñez que solía enfermarme con bastante regularidad, mi cuerpo era algo enfermizo. Eso cambiaría.

-¿Qué hora es Miel?- me enderecé sobre lo que era mi cama-

Ella miró en cielo y aun el sol no salía. Cambiar el tema era lo que mejor que podía hacer, aunque Miel  sabía que lo estaba esquivando por alguna razón.

-No sabría decir con precisión mi señorita, pero aún no sale el sol- dejó el pañuelo sobre el bolsillo-

-Mi sueño se disipó, ve y prende las velas de la sala de estudio- me levanté para vestirme-

-pero- Miel intentó detenerme-

-Miel, por favor. Ayudame a lavarme y hacé lo que te pedí. Luego andá y dormite, es una orden- no quería ordenarle nada a ella, pero sabía que haría todo lo posible para detenerme.

Ella asintió, y en silencio obedeció. Solo se escuchaban los sonidos de nuestros corazones y la respiración. Al caminar las tablas crujían levemente. Una casa tan grande, repleta de habitaciones y rebalsada de silencio. La única luz era la de estudio, y la luna iluminándome en mi sendero. Un suspiro de agotamiento se escapó de mis labios, tener que sobrevivir era algo sumamente pesado y cargar con una responsabilidad a una edad tan corta. Miel dejó algunas velas encendidas y se marchó tal y como lo pedí. Dediqué esas horas a estudiar, analizar y desarrollar cada libro de mi interés personal. Debería buscar al erudito que fue la mano derecha de Félix, aunque ahora es un niño, tuvo un maestro privado. No logro recordar su nombre, pero se lo encargaré a alguien para que lo encuentre. Las horas pasaron rápidamente, y mis ojos estaban tan cansados. Mucha información incorporada en mi pequeña cabeza, deseaba de gran manera crecer. Las habilidades debían de desarrollarse rápidamente, pero no era el momento adecuado.

La casa tomó vida, se escuchaba a todos los empleados trabajar y hablar. Mientras leía, podía sentir el aroma del desayuno entrar por los espacios recónditos de la sala. El sonido de la voz de Miel me confirmó lo que mi sentido era correcto. Deposito algunos platillos de huevos, verduras y un poco de sopa. Decidí de que debía tomar aire fresco y mover mis piernas para poder estar saludable. Mientras me dirigía a un lugar de sombra, pude ver a los hombres de la casa trabajar, y algunos entrenar. La posición de mi casa tenía el derecho de poder tener soldados para poder defender al país de los atacantes, hoy haría el mayor ejército. Caminaba hasta el lugar del general mientras Miel me pasaba una bebida algo agria, no obstante en recompensa me entregó un caramelo de miel real con hojas de mentol.

-General- lo llamé-

Él se sorprendió por lo que avisó a los soldados para que saludaran.

-Perdón a todos la intromisión, por favor continúen en su entrenamiento- saludé a todos-

Por lo que pude ver, la mayoría eran hijos de gente importante. Y eran excluidos los hombres que no poseían títulos.

-Señorita, ¿a qué se debe tu visita?- el general observaba inquieto-

-Tengo tres cosas que decirte. Primero, necesito el hombre más confiable, cuando esa persona termine su entrenamiento que vaya a verme. Necesito que te disperses entre los no nobles, y luego que tenga la afirmación del emperador, te avisaré para que los reclutes, y si vienen mujeres acéptalas. El ejército debe ser más fuerte que el de la capital.- miré sus expresiones y pude ver que era un poema completo-

Él asintió y se fue hasta ver a los hombres realizar su trabajo. En la guerra mueren tanto hombre como mujeres, hay que prepararlos a todos para sobrevivir. Ya no más muertes injustas.

-Miel, me quedaré un rato viendo la competencia del general. Por favor, traeme papel, tinta y mi sello- miré a los jóvenes-

Todos repletos de sudor, moretones, cicatrices, otros eran nuevos e inexpertos. Aunque aún era una niña, mi cuerpo recordaba los movimientos de mi vida. Era aburrido no poder hacerlo. Necesitaba acción o moriría por exceso de ki.

-Señorita- Miel venía con lo solicitado-

Bien, hoy comienza mi lucha. La carta tenía que conmover los principios del emperador, y hacer que entendiera mi "sinceridad". El papel fue rellenado con frases pomposas para alabar el orgullo del emperador. Para llegar a la capital, y a la morada del emperador, tardaría medio mes mínimo. Y la respuesta es inconclusa.

Pude sentir unos pasos suaves acercarse a mí; sin embargo, mi mirada no se apartó del papel y la tinta.

-Señorita, el general me dijo que tenía que pedirme algo- el olor de su trabajo lo pude sentir-

-Presentate- seguí escribiendo-

-Lamento mi falta de modales, no soy alguien importante. Solo un hombre que tiene nombre y no estatus- dijo avergonzado-

Sus palabras descuidadas me molestaron. Golpeé la mesa y dejé la pluma de lado. Me giré y lo observé.

-No pregunté tu vida, ni tu estatus. Dije que te presentaras. Si querés menospreciarte, entonces abandoná esta casa. Acordate desde que el momento que ingresaste, y utilizaste las herramientas de este lugar, fuiste tomado como una familia. Pero si eso no es suficiente, las puertas están abiertas. Vamos Miel- me fui enojada-

No quise girarme, porque lo golpearía por ser estúpido.

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Comments

Quica Romero

Quica Romero

¿Y eso que tiene que ver conque no tenga modales y saludé?. El nombre yel estatus no te da los modales, pero si la educación y esa viene desde casa ya sea de tus padres, tutores o personas que te hayan "cuidado"?.🧐🤨🤔🤷‍♀️

2024-06-23

6

Quica Romero

Quica Romero

Y no eres Shiru,el caballero Dragon y no tienes de maestro al caballero de Libra ⚖️🤷‍♀️🤨😏😁😆😅😄😉

2024-06-23

2

sofilove

sofilove

pero si recuerda los movimientos bien puede mostrarle al capitán!

2024-05-19

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