No podía dormir en toda la noche. Me encontraba en el techo de mi habitación reflexionando mi antiguo accionar. Las personas que había matado, eran tan fuertes, tan trabajadoras y humildes. No merecían ese final tan trágico. Los encontraré y me redimiré ante ellos también, quisas no a todos, pero sí a la mayoría de ellos. Seré tan fuerte como para protegerlos, y para derribar a quien se interfiriera en mi camino.
Con sigilo fui hasta la habitación de Miel, era tan pobre como la de un mendigo. Nunca nadie se había interesado en su comodidad, ni siquiera yo. Que nunca me había dado cuenta de sus buenas intenciones y el profundo cariño que me tenía.
-Miel, despertá, es hora de irnos- la moví con cuidado- sus ojos somnolientos me buscaron en la oscuridad.
Pobre joven, sufrir este tipo de situaciones por alguien que no lo merecía. Esperaba que al llegar al ducado, poder darle una de las mejores habitaciones y hacerla una de las mejores damas. Inclusive si me tardaba años en lograrlo, le daría su recompensa.
-Señorita, ¿ya es la hora?- se enderezó sobre la cama-
-No, pero ya no quiero permanecer acá- su silencio y el mío era la afirmación que ni ella, ni yo lo deseábamos-
Con sumo mutismo acomodamos las pertenencias de ambas y nos dirigimos al sur. Sin apoyo económico, sin gente cuidándonos y sin acompañamientos. Solamente Miel y yo.
Las calles estaban llenas de peligro, y la pobreza se podía palpar. La gente estaba tan necesitada, ¿cómo sería el sur? Se decía que había muchas criaturas mágicas, tal vez me ayudarán a fortalecer mi ki y potenciarlo.
Ya habían pasado tres días de la salida de la capital. Me sentía feliz de que no habría nadie cerca para vigilarme u hostigarme. Podía sentir en mis labios el sabor de la libertad, el aroma de la venganza y el amor de la compañía adecuada. Aunque había sido traicionada, deseaba amar y que esa persona me complementara en las atrocidades que deparara el camino.
-Señorita, ¿desea que descansemos un momento?- habló mientras dirigía las riendas del caballo-
En mi cuerpo actual, no necesitaba descanso. Solamente me dedicaba a dormir, comer y leer; pero Miel era la que se encargaba de todo. Ella era joven, pero encargarse una niña era lo suficientemente agotador, incluyendo que debía de vigilar que nadie estuviera al asecho.
-Descansemos por unos minutos, busquemos algún lugar con agua para los caballos y nosotras-le pedí para que pudiese descansar-
Con precaución ella acomodó todo para el breve descanso e hizo omisión a cada reproche que le colocaba. Solamente quería ser de ayuda para ella, no una carga. Comimos en silencio, creo que era pacífico estar así sin reglas. Sentir, era lo que deseaba, abrazar la libertad de hacer lo que mi voluntad decía y no cumplir con la de otros.
-Miel, lamento atarte a mí. Prometo que me haré una buena señora del ducado del Sur- los ojos sorprendidos de ella me observaron unos instantes-
-Está bien, señorita, siempre la seguiré. No se esfuerce demasiado, crezca feliz y fuerte- ella tomó mis manos y me apretó con suavidad-
Realmente era una amiga, una hermana y una madre. Creo que, en situaciones difíciles, sería mano dura, no como la de mi padre; no obstante, sí aceptaría su castigo. Era lo mínimo que podía de hacer por ella.
Seguimos nuestro camino los siguientes cuatro días, sin contratiempos y con mucha esperanza que podríamos lograr las metas fijas. La entrada del sur era una gran fortaleza, los soldados estaban algo flojos en la seguridad y algunos abusaban de la amabilidad y sinceridad de las personas. En pocas palabras, estaba todo descuidado y abandonado, era un lugar donde podría crecer ricamente aún más que la ciudad. Tenía los recursos y el potencial para lograrlo, estaba relajada porque sabía que mi mayor ventaja era el tiempo.
-Detengan el carruaje- gritó un soldado de armadura brillante color plata- Identifíquense- su voz grosera era molesta-
-Atrás viene la señorita Askary West- Miel me solicitó el sello que se nos da a cada hijo del duque-
El soldado nos guio hasta la mansión del ducado. Pude ver como era la ciudad, la infraestructura no era pobre, solo descuidad. La gente lo era todo, su ánimo estaba por las nubes, estaban llenos de fe y amor hacia los pares. Como típicos campesinos que habitaban las lomadas de las montañas, sus preocupaciones no eran como los de la ciudad. Ellos no se forzaban por pisar por poder, solo era lo que se mostraban.
-Señorita, llegamos a su casa- me ayudó para bajar con comodidad-
Podía sentir que este sería el lugar donde crecería lejos de mis padres, hermanas y del molesto príncipe. Mi hogar, mi gente.
-No Miel, nuestra casa- quería que supiera que ya nadie nos lastimaría-
Oímos como todos los que se encargaban de la limpieza, cocina y necesidades de la casa se acomodaban en orden para recibirnos. Eran de diferentes edades. Tuve el descaro de analizarlos, aunque no era algo que podía hacer de forma concreta.
-Le damos la bienvenida a la princesa del ducado, Askary West- todos gritaron con energía- Princesa, por favor denos algunas palabras- una mujer adulta y algo arrugada se acercó a mí-
Pude oír los murmullos de algunos de los residentes, , ¿podrá ella protegernos de los forasteros?>>, .
La gente nunca parará de decir estupideces, incluso cuando estén satisfechos con el accionar de uno. Nunca admitirán que están llenos, y querrán reventar su abrigo.
-Gracias a cada uno de ustedes por recibirme con tanto cariño, lo guardaré en mi corazón- mi incliné hacia ellos- Me quedaré con ustedes varios tiempos, por lo que les aviso que tengo grandes planes para el ducado. No se dejen engañar por mi estatura o edad. Confíen en mí, y yo lo haré en ustedes. Seamos una gran familia-
Dicho eso, los residentes me ayudaron rápidamente a adaptarme. Solo necesitaba seguir el próximo paso, encontrar al que sería el genio de la espada: Flexv Lucio.
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Comments
♡yam♡
por fin conozco una prota que quiera volver amar
2024-10-08
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Irene Nievecita
Se supone que hasta mediados del siglo 20, a las niñas las casaban a los 12 o 13 años, con el hombre más rico posible sin importar que el tuviera 40 o 60 años, lo que importaba era lograr subir de status a costa de la inocencia de la hija. Las mujeres eran propiedad del papá, el elegía al candidato a marido que le pudiera pagar más por la hija y después la mujer pasaba a propiedad del marido , pirque él pagó bastante por ella.
2024-10-01
1
Mirna Luz Sierra Sanchez
me hubiera gustado q hubiese más edad x ahí 17 y su nana unos 25 xq es ver una niña con otra niña para la edad q tiene miel ya q le pusiste unos 15
2024-08-16
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