Capítulo 2, el destino se acerca

Los enormes portones del castillo de Lúmenor se abrieron majestuosamente mientras Elyssia Thalassian y su padre, Lord Thalassian, ingresaban al gran salón del trono. El aire estaba impregnado de una sensación de solemnidad, y Elyssia podía sentir la mirada de todos los presentes sobre ella mientras avanzaba con gracia junto a su padre.

Al llegar al trono, se inclinaron ante el rey Elario, quien los recibió con una mezcla de seriedad y calidez en su rostro.

—Bienvenidos, Lord Thalassian, Lady Elyssia —dijo el rey con voz profunda—. Es un honor tenerlos aquí en mi castillo.

Lord Thalassian asintió con respeto, mientras Elyssia le ofrecía al rey una reverencia elegante.

—Gracias por recibirnos, su majestad —respondió Lord Thalassian con cortesía—. Esperamos que este día lo encuentre bien.

El rey Elario asintió con una sonrisa amable, pero sus ojos reflejaban una seriedad subyacente.

—Desearía poder decir lo mismo, Lord Thalassian —dijo con solemnidad—. Pero desafortunadamente, hay problemas que requieren nuestra atención.

Elyssia frunció el ceño, preocupada por el tono sombrío del rey. Se preguntaba qué podría haber ocurrido para perturbar la paz en el reino élfico.

—¿Qué sucede, su majestad? —preguntó Elyssia con voz suave—. ¿Hay alguna amenaza que debamos enfrentar.

El rey Elario suspiró, pasando una mano por su barba plateada con gesto cansado.

—Mi hijo, el príncipe Aldarion, salió a cazar temprano esta mañana —explicó—. Pero aún no ha regresado, y estoy empezando a temer lo peor. He enviado tropas para buscarlo, pero hasta ahora no han tenido éxito.

Elyssia contuvo el aliento, preocupada por la seguridad de su amigo de toda la vida. Sabía que Aldarion era un cazador experto, pero también sabía que las Tierras Váldicas estaban llenas de peligros impredecibles.

—Espero que Aldarion regrese sano y salvo, su majestad —dijo con sinceridad—. Haré lo que esté en mi poder para ayudar en su búsqueda.

El rey Elario asintió con gratitud, pero luego su expresión se volvió más seria mientras dirigía su mirada hacia Elyssia.

—Hablando de Aldarion, Lady Elyssia —dijo con solemnidad—. Hay algo que necesito discutir contigo.

Elyssia se enderezó, sintiendo que el peso del mundo descansaba sobre sus hombros mientras esperaba las palabras del rey.

—Como sabes, el matrimonio entre tú y mi hijo ha sido pactado desde hace mucho tiempo —continuó el rey Elario—. Y ahora que se acerca el momento de la ceremonia, quiero asegurarte de que nada ni nadie pueda interponerse en tu camino hacia tu destino como futura reina de nuestro reino.

Elyssia asintió con solemnidad, aunque su corazón latía con incertidumbre ante el futuro que se aproximaba.

—Entiendo, su majestad —respondió con voz firme—. Estoy lista para cumplir con mi deber y aceptar mi destino como esposa de Aldarion.

El rey Elario le ofreció una sonrisa de aprobación, pero había un brillo de tristeza en sus ojos mientras la miraba.

—Eres una hija espiritual para mí, Elyssia —dijo con sinceridad—. Y aunque este matrimonio pueda parecer un sacrificio, confío en que encontrarás la felicidad y la realización en tu papel como futura reina de nuestro reino.

Elyssia se esforzó por devolver la sonrisa del rey, aunque su corazón estaba lleno de dudas y temores sobre lo que el futuro le deparaba. Pero sabía que no podía permitir que sus propias emociones se interpusieran en el camino de su deber hacia su reino y su pueblo.

Con un suspiro, Elyssia se inclinó una vez más ante el rey Elario, prometiendo a sí misma hacer todo lo que estuviera en su poder para cumplir con las expectativas que habían sido depositadas en ella. Y mientras se preparaba para enfrentar el desafío que se avecinaba, rezaba en silencio por la seguridad y el regreso de su querido amigo, el príncipe Aldarion.

Mientras el sol alcanzaba su punto más alto en el cielo, varios miembros de la guardia del rey Elario cabalgaban con determinación a través de los senderos boscosos hacia la aldea de Bosqueverde. Entre ellos se encontraba el valiente capitán de la guardia, Thalion, un elfo de cabello oscuro y ojos penetrantes que había jurado proteger al reino y a su rey con su vida. A su lado, lo acompañaban otros miembros destacados de la guardia, incluyendo a Arandur, un arquero experto conocido por su puntería precisa, y Galadriel, una guerrera formidable cuya destreza en el combate era legendaria en todo el reino.

A medida que se acercaban a la aldea, el sonido de la batalla resonaba en el aire, y los corazones de los elfos de la guardia se llenaron de determinación y valentía. Sabían que debían actuar con rapidez para proteger a los aldeanos y detener la amenaza de los hombres lobo que acechaba en las sombras.

Al llegar a Bosqueverde, encontraron al príncipe Aldarion y sus compañeros elfos ayudando a los heridos y organizando la defensa de la aldea. Aldarion se volvió hacia ellos con una expresión de gratitud en su rostro, pero también había una determinación feroz en sus ojos mientras se preparaba para enfrentar al enemigo.

—Capitán Thalion, Arandur, Galadriel —los saludó Aldarion con voz firme—. Gracias por venir en nuestra ayuda. Los hombres lobo han atacado la aldea, pero estamos decididos a detenerlos y proteger a nuestros hermanos elfos.

Thalion asintió con seriedad, admirando la determinación del príncipe a pesar de la adversidad.

—Estamos listos para luchar a tu lado, príncipe Aldarion —respondió con determinación—. Pero necesitaremos un plan si queremos tener alguna posibilidad de derrotar a los hombres lobo.

Aldarion asintió, consciente de la gravedad de la situación.

—Estoy de acuerdo, capitán Thalion —dijo con seriedad—. Pero primero, necesito partir hacia el bosque y enfrentar a los hombres lobo directamente. No puedo permitir que continúen causando más daño a nuestro pueblo.

Arandur y Galadriel intercambiaron miradas preocupadas, sabiendo que enfrentar a los hombres lobo sería una tarea peligrosa y llena de riesgos.

—Príncipe Aldarion, ten cuidado —advirtió Galadriel con voz grave—. Los hombres lobo son criaturas feroces y peligrosas. No debes subestimar su poder.

Aldarion asintió con gratitud hacia sus compañeros, pero también sabía que no podía permitirse dudar en este momento crucial.

—Entiendo los riesgos, Galadriel —respondió con determinación—. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras nuestro pueblo está en peligro. Prometo que regresaré victorioso, con la cabeza de la bestia que ha causado tanto sufrimiento a nuestros hermanos elfos.

Con esas palabras, Aldarion se despidió de sus compañeros y se adentró en el bosque oscuro, con el corazón lleno de valentía y la mente enfocada en la tarea que tenía por delante. Mientras se alejaba hacia la oscuridad del bosque, los elfos de la guardia observaron con admiración y respeto, sabiendo que estaban presenciando el coraje y la determinación de un verdadero líder.

Con el príncipe Aldarion liderando el camino, los elfos de Evergreen se prepararon para enfrentar a la amenaza de los hombres lobo y proteger a su pueblo a cualquier costo. Y mientras la batalla se libraba en los bosques oscuros, el destino del reino élfico de Evergreen pendía en el equilibrio, dependiendo del valor y la valentía de sus valientes guerreros elfos.

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