El príncipe Aldarion se ocultaba detrás de unos espesos arbustos, con su espada desenvainada y el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Observaba con cautela mientras los hombres lobo emergían del río cercano, sus formas imponentes y musculosas brillaban bajo la luz de la luna. Eran tres en total, y su presencia imponía una sensación de peligro inminente en el aire.
Los ojos del príncipe se estrecharon cuando vio cómo los hombres lobo se transformaban ante sus ojos, cambiando de bestias feroces a formas humanas. Pero lo que más llamó su atención fue una de las figuras, una mujer de aspecto salvaje y cautivador, con cabello oscuro y ojos dorados que brillaban con una intensidad feroz. Su piel bronceada estaba adornada con tatuajes tribales, y su mirada desafiante dejaba claro que no era una adversaria a subestimar.
Aldarion suspiró con pesar, sabiendo que no había vuelta atrás ahora. Se armó de valor y se preparó para el enfrentamiento que se avecinaba, sabiendo que no tenía otra opción que luchar por su vida y la seguridad de su pueblo.
Con un grito de guerra, Aldarion saltó de su escondite y se abalanzó sobre los hombres lobo con toda la ferocidad y destreza que poseía. La batalla era intensa y caótica, con el sonido de acero chocando contra acero y gruñidos salvajes llenando el aire. Aldarion luchaba con determinación, esquivando los ataques de sus enemigos y contraatacando con golpes certeros de su espada.
El primer hombre lobo cayó bajo el filo de la espada del príncipe, su cuerpo transformándose de nuevo en su forma bestial mientras caía al suelo con un gemido. Aldarion apenas tuvo tiempo de celebrar su victoria cuando se vio enfrentado al segundo hombre lobo, cuyos ojos brillaban con una ferocidad despiadada.
La batalla se intensificó mientras los dos luchaban con una furia desenfrenada, cada golpe y parada llevando al límite las habilidades de ambos combatientes. Pero Aldarion no vaciló, manteniendo su determinación y concentración en cada movimiento que hacía.
Finalmente, el segundo hombre lobo cayó ante la espada del príncipe, su cuerpo desplomándose en el suelo con un estruendo sordo. Aldarion apenas tuvo tiempo de recuperar el aliento cuando se encontró cara a cara con la mujer lobo, cuyos ojos dorados brillaban con una mezcla de ferocidad y determinación.
La mujer lobo lanzó un ataque feroz, pero Aldarion estaba listo para ella. Esquivó sus golpes con agilidad, aprovechando cada oportunidad para contraatacar con golpes rápidos y precisos de su espada.
La batalla se prolongó durante lo que pareció una eternidad, con ambos luchando con una ferocidad y determinación implacables. Pero finalmente, Aldarion logró ganar la ventaja, desarmándola con un golpe certero y dejándola vulnerable ante su espada.
Con un último esfuerzo, Aldarion se abalanzó sobre la mujer lobo y clavó su espada en su corazón, poniendo fin a la batalla con un grito de victoria. La mujer lobo cayó al suelo con un gemido ahogado, su forma cambiando de nuevo a la de un humano mientras su vida se desvanecía.
Aldarion se quedó parado sobre el cuerpo de su enemiga caída, su pecho subiendo y bajando con el esfuerzo de la batalla. Sabía que había enfrentado una amenaza formidable esa noche, pero también sabía que había demostrado su valentía y habilidad como guerrero. Con la batalla ganada, se tomó un momento para recuperar el aliento y reflexionar sobre el peligro que aún acechaba en las sombras del bosque oscuro.
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Comments
Majo Alvarez
No entiendo, cómo dejaron que fuera solo, siendo el príncipe. Si le iba mal el reino se queda sin heredero. Otra cosa , mientras el luchaba con uno de los lobos, los otros dos se quedaban mirando? Muy poco reaistal el relato.
2024-05-25
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Melida Zunilda Castillo Galvez
muy valiente, pero y los amigos dónde están
2024-04-23
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Ido Rojas
valiente el príncipe
2024-04-18
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