Indomable.

Sébastien entró a su oficina con un humor de perros, pasó por delante del escritorio de Sandra sin dedicarle una sola mirada.

- Hummm... ¿y ahora qué le pasará a Don Ver-gas? - se preguntó así misma, aunque en el fondo sabía perfectamente a que se debía el mal humor de su jefe.

El intercomunicador sonó, ella levantó la bocina de inmediato.

- ¿Dígame jefe? - del otro lado el alfa puso los ojos en blanco, esa flacuchenta ya ni lo respetaba, pero ya él se encargará de darle unas buenas nalgadas.

- Necesito que vaya a archivos y le diga a Clemence, que suba los archivos que solicité ayer.

No la dejó decir más nada, ya había colgado, la chica miró la bocina haciendo un gesto de mofa.

Se comunicó con la mujer de archivos, luego se dedicó a realizar su trabajo como de costumbre.

Clemence apareció con un cargamento de documentos con sus piernas que parecían de gelatina, al Igual que muchos allí, tienen miedo de entrar a esa oficina donde nadie sabe con qué pie se levantó el alfa real.

- ¿Está adentró? - pregunta la lobita con notorios nervios.

- - Sí, ya está allí, buena suerte. - le desea Sandra - No entiendo por qué todos le temen al amargado ese. - esto último lo dice cuando la chica ya ha entrado.

Estaba concentrada transcribiendo un contrato, cuando se escuchó un grito de parte del insensible de su jefe e inmediatamente se abre la puerta y sale una llorosa, Clemence.

- Parece que estoy rodeado de inútiles. - habló deteniéndose en el umbral de la puerta de su oficina, miró a Sandra con su mirada acerada - ¿Qué me mira?

- Nada. - contestó levantando sus hombros, como restándole importancia al hecho de que está de mal humor - Como que desayunó alacrán. - eso lo dijo en español.

- Desayuné viudas negras. - contestó en un español impecable.

Los ojos de la humana se abrieron de par en par, ella pensó que cuando era español el niño rico buscaba intérpretes.

- A mi oficina, señorita Jaramillo.

Muy obediente se levantó y caminó, pasando al lado del lobo que aún estaba en la puerta, al entrar, Sébastien cerró la puerta tras de él.

Una vez estuvieron solos, el alfa la recostó contra el impresionante escritorio.

- ¿Le divierte mucho haberme golpeado mis partes nobles? - pregunta muy cerca de sus labios.

- Yo... yo... so... lo... - no podía articular palabra alguna.

- Tú... tú... ¿ahora eres tartamuda, Sandra? - pregunta con voz ronca.

Sin darle tregua, unió sus labios, era un beso salvaje, indomable y urgido.

Sus padres tenían razón, lo mejor que le puede pasar a un hombre lobo es encontrar a su mate, los labios de Sandra saben a gloria, no va a querer probar otra boca más.

La cosa no es diferente para Sandra, se siente en las nubes, los fuertes brazos de ese hombre la mantienen prisionera y ella no sabe, si querrá ser liberada de esa prisión.

En otra oficina es Baghira quien a arrinconado a un pobre Ernest inocente, quien no puede creer que su inocente Sashi lo quiera casi violar.

- Dame un besito lobito y te revelo un secreto. - habla la chica que tiene los ojos de color naranja, es obvio que esa no es Sashi.

- ¿Quién eres? ¿Y qué has hecho con mi Sashi?, devuelvémela. - le dice con voz temblorosa.

Nadie podría creer que ese lobo es sanguinario al punto de rayar en lo sádico a la hora de darle muerte a sus enemigos.

- Ella es una aburrida, yo soy más divertida. - le dice Baghira, haciendo un puchero.

''Deja que nos viole la tigresa, huele delicioso'' - le dice Jason, su lobo, en eso cae en cuenta ''Quita su brazalete, quítalo...''

''¿Qué pretendes?... - pregunta, el nervioso Ernest.

- ¡QUÍTALO, YA! - le ordena.

En un descuido de la tigresa, Ernest arranca el brazalete y un aroma a jazmín se expandió como una ola gigante por toda la oficina, antes de que Sashi volviera a tomar el control.

-¡MÍA! - dijo el Lobo.

Sashi quedó en una sola pieza, él la había descubierto y la había reclamado como suya.

- ¿Por qué me engañaste, Sashi? - reclamó en cuánto salió de la nebulosa.

- Yo... no lo sé. - solo pudo contestar eso.

- ¿Tan poca cosa me consideras? - preguntó con un brillo de decepción en sus ojos preciosos.

- No... es así, es solo qu... - quiso decir algo más, pero él no la dejó hablar.

- Lo mejor será que regrese a su puesto de trabajo, señorita Gupta. - dijo sin nada de ternura, a él le dolió hablarle así, pero ella había querido evitar su vínculo y eso para él es imperdonable.

La tigresa bajó la cabeza muy avergonzada, sabía que había hecho mal, ocultando quién era para el lobo coqueto. Justo ahora que vio la decepción en su mirada, es que se da cuenta de lo tonta que fue.

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Comments

Ale M.

Ale M.

🤣🤣🤣🤣🤣

2024-04-20

3

Mary Reyes

Mary Reyes

hay nooo

2024-04-14

1

Micaela Alcaraz

Micaela Alcaraz

Mírenlo, se ofende el señorito 🤨🤨

2024-04-12

1

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