Cap #17

Sansa escuchó que los pasos se iban acercando. En la mesita al lado de la cama donde ella dormía, había dos sais. La última vez que Senebkay fue a verla, sin el conocimiento de su padre el visir Ei, él había insistido en que las tuviera siempre a mano para protegerse, en caso de que alguien intentase algo en contra de ella. SenebKay le había enseñado cómo usarlas en su anterior vida, así que ella tenía conocimientos básicos según él. Lo que Senebkay no sabía es que en su anterior vida como Katerine, ella había sido sobresaliente en las clases de lucha con armas blancas que había tomado con el fin de perfeccionarse a sí misma para películas de épocas, en caso de que le dieran un papel para eso.

Los pasos cada vez se escuchaban más cerca, ella podía sentir que ya estaban muy cerca de dónde ella estaba fingiendo dormir. Cuando uno de los hombres se acercó más, con la intención de cortarle la cabeza, ella fue lo suficientemente rápida para detener con un sai la espada, mientras que con la otra lo apuñaló sin dudarlo. Cuando el hombre cayó al suelo, Sansa se paró en la cama, pudiendo ver ahora que eran 4 hombres los que habían entrado, quedaban tres. Saltó de la cama, dando vueltas en el aire, cayendo en el medio de los tres. Los hombres ante tal sorpresa no reaccionaron rápido, y Sansa con un movimiento ya le había cortado la garganta a otro, quedando dos con los que lidiar. Esos no serían tan fáciles considerando que ya están en guardia. Ambos empezaron a atacar al mismo tiempo, pero Sansa al ser pequeña, era más rápida, más ágil con sus movimientos. Ella no tenía que matarlos, solo debía dejarlos inmovilizados cortando sus tendones.

La lucha siguió un poco más logrando inmovilizar a uno, pero el otro había logrado darle un golpe a Sansa dejándola en el suelo. Pero logró esquivar otro ataque pudiendo ponerse de pie nuevamente. En ese momento llegó SenebKay sorprendido por lo que estaba viendo. Se metió en medio y empezó a golpear a quién había golpeado a Sansa. Tirándolo al suelo lo golpeó con furia muchas veces, hasta que Sansa lo detuvo;

-él es mío-, dijo haciendo que SenebKay se separara de él y ella sin siquiera pensarlo, le clavó en el cuello un sai. SenebKay la agarró y dijo;

- no era necesario hacer eso. Necesitábamos a uno vivo para interrogar, tenemos que saber quién los envió-.

- con uno es suficiente-, dijo Sansa señalando al otro tirado en el suelo. -no es necesario investigar demasiado para saber quién los mandó. Mi querida madrastra debe estar ansiosa y molesta-, comentó Sansa para luego mirar el lugar, y de repente le agarró ganas de vomitar.

-¡mierda mierda mierda!-, dijo y vomitó. Solo había matado una vez, al faraón en aquel entonces, y ahora lo había vuelto a hacer para defenderse sin dudarlo. Caer en cuenta sobre lo que había hecho, hizo que su estómago se revuelva.

El príncipe se acercó a ella y la ayudó. Luego de que ella termine de vomitar, él la abrazó tratando de que ella se tranquilice.

- ya pasó todo. Es muy extraño que nadie se haya dado cuenta o haya llegado aún. Según sé, tu padre había puesto guardias-, dijo el príncipe mientras le pasaba agua a Sansa.

- esos guardias son muy pocos confiables, hoy le había pedido a mi padre que te pida unos guardias de confianza. Exceptuando mis leales sirvientes, en este lugar no confío en nadie más, aparte de mi padre-, respondió ella bajando el vaso de agua y recostando la cabeza en las piernas de SenebKay.

- supongo entonces que nadie vendrá hasta el amanecer. No puedes quedarte aquí-, dijo el príncipe.

- ¿qué sugieres?-, preguntó ella.

- iremos a buscar a tu padre para hablar con él, y luego te llevaré conmigo-, respondió.

Sansa sorprendida se levantó y dijo;

- ¿estás loco? Sabes que mi padre no permitirá eso.

- no te preocupes, ya eres oficialmente mi prometida. Hoy, cuando tu padre dejó el palacio hice llegar mi solicitud para casarme con la hija del visir. Y como esperaba, mi padre no dudo en nombrar a la hija mayor y enfermiza del visir para que se case conmigo-, dijo sonriendo SenebKay.

-¿así de fácil?-, preguntó Sansa sorprendida.

-a mi padre le gusta entregarme todo lo que no sirve, incluso en mi vida anterior nunca supe el motivo de su odio por mí. Quizás en esta vida tenga la oportunidad de saberlo. Cuando tu padre le dijo que eras enfermiza y que estabas recluida por ser débil, él mandó a averiguar, obteniendo así la información de que, en efecto te pasabas la vida enfermando y que había una alta probabilidad de que no pudieras quedar embarazada, lo que evitaría que yo pueda tener descendencia-, explicó con una sonrisa el príncipe acariciando el rostro de Sansa.

-y, ¿es eso cierto?-, ¿crees que no podremos tener hijos en el futuro?-, Sansa preguntó recordando que incluso en su anterior vida no había quedado embarazada.

-no lo sé, y sinceramente no importa. Me importa que seas feliz a mi lado. Si tenemos o no hijos, los dioses dirán-. Fue la respuesta de SenebKay antes de darle un beso a Sansa que se fue profundizando más y más hasta que Sansa se separó de él y le pidió que ya vayan a informar a su padre para poder irse de ahí. Él asintió, y por un pasadizo secreto que conectaba la habitación de Sansa con la de su padre, llegaron hasta el dormitorio del visir Ei.

-¿cómo sabías de esto?-, interrogó Sansa.

-vi a tu padre usarlo una vez, cuando tu madrastra aún retenía a tu madre. Él la usó para verte mientras dormías-.

Sansa no dijo nada más, y siguió a SenebKay quien ya estaba abriendo la puerta del lado de la habitación del visir, después de comprobar que estuviera solo adentro. El visir se sorprendió al verlo ahí, y más cuando vio que su hija tenía sangre salpicada. Se acercó rápidamente para verificar que ella estuviera bien.

-¿qué fue lo que pasó?-, preguntó nervioso.

- enviaron a cuatro hombres para matarla, por suerte llegué a tiempo y me deshice de ellos. Ella está bien, pero creo que no es seguro para ella que se quede aquí. Quiero que me permitas llevarla a un lugar seguro. Puedes decir que está gravemente herida, y que la enviaste a recuperarse en otro sitio. Sabes que corre riesgo aquí, así que piensa bien antes de responder o enojarte. Después de todo ella será mi esposa, mi padre ya lo aprobó-, SenebKay dio su argumento tratando de que el visir no se niegue.

Sansa al escucharlo agradeció profundamente que no haya dicho que fue ella quien mató a esos hombres. Y el visir, muy a su pesar terminó aceptando. Él sabía que mientras Akmman estuviera cerca, su hija estaría en peligro. El príncipe podría protegerla hasta que consiga deshacerse de su esposa y de Marwa.

-me ocuparé de los muertos. También iré a verificar si tus sirvientes están bien, porque es raro que no hayan estado ahí para ayudarte. Si todo va bien, los enviaré contigo en unos días. Y, príncipe SenebKay, solo asegúrate de hacerme saber dónde van a estar-, dijo ya resignado el visir. Tenía que separarse de su hija.

-gracias padre. Por favor asegúrate de que Hassa, Mona y Sorah estén bien. Te prometo que cuando todo esto termine, pasaremos mucho tiempo juntos-, dijo Sansa mientras abrazaba a su padre-.

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