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Al ver esto, Elijah se detuvo de inmediato, tampoco entendía lo que acababa de pasar.

Consuelo abrazó a Helena y luego dijo:

—Creo en ti, ahora ve a tu habitación, yo me encargo desde aquí”, dijo Consuelo para luego mirar ferozmente a Elías y gritar:

—Elías Sales, quiero el divorcio, dijo mirando fijamente a Elías.

Como caído por un rayo, Elías hasta perdió la voz, sus ojos se llenaron de lágrimas, Elías no podía pronunciar una sola palabra, por lo que Consuelo continuó:

—Fallaste, 20 años llevo a tu lado y lo único que siento por ti es asco, odio, repulsión… en fin, nunca te amé, solo déjame ir – Dijo Consuelo mientras intentaba con todas sus fuerzas no llorar. .

En ese momento Helena y Michelle ya no estaban, por lo que Elías ya no necesitó contener las lágrimas y llorando no tardó en decir:

—Amor, no quiero estar sin ti, por eso nunca te dejaría ir, te amo y no sé vivir sin ti, dijo Elías y luego tomó a Consuelo entre sus brazos, esta vez en su Al tocarlo no había salvajismo, sólo amor y cariño.

—Quiero el divorcio – repitió Consuelo, en ese momento, Elías se molestó y gritó:

—Si me dejas, mataré a toda tu familia, empezando por tu padre, dijo Elías en un acto desesperado.

Al escuchar esas palabras llenas de enojo, Consuelo dio una sonrisa amarga y luego dijo:

-¿Qué familia? ¿El que se mudó al Reino Unido hace 10 años? ¿El que ignora por completo mi existencia sólo porque vivo con un maldito mafioso? ¿Ese al que ni siquiera un miembro quiere llamar para ver si estoy bien? A estas personas las puedes matar, hasta los mosquitos tienen mi sangre, así que ser mi familia es otra historia - dijo Consuelo y luego caminó hacia la puerta principal, sale.

Al ver esa escena, que nunca había pasado por la mente de Elías, se sintió perdido y pronto gritó:

—Para, si te vas los mato a todos, Helena, Marta, Alice, los mato a todos, fueron tu familia durante los años que pasamos juntos, ¿los vas a dejar morir?

Al escuchar esas palabras amenazantes, Consuelo soltó unas lágrimas pesadas, cerró los ojos y reprodujo una película en su cabeza, en ella aparece Helena, muy pequeña, con un vestido rosa llamándola mami, en sus manos una hermosa rosa roja y un dibujo de Consuelo.

En este viaje en el tiempo que hizo Consuelo, vio a Marta y Helena cuidándola cuando estaba enferma, regalándole una sorpresa de cumpleaños y del Día de la Madre: “No puedo dejar que se mueran por mi culpa, Helena se casará pronto y Espero de corazón que el señor Medina sea una buena persona y la proteja de todo mal”, pensó Consuelo mientras intentaba mantener la calma, necesita quedarse.

En ese momento Elías ya estaba muy cerca de ella, abrazó a Consuelo por detrás y luego le dijo:

—Excelente elección mi princesa, dijo Elías y luego besó el cuello de Consuelo, en su cabeza todo volvería a la normalidad, pero lo único que pensaba Consuelo era encontrar la manera de matar a Elías.

—¿Puedes dejar de amenazar a la gente? Todos tenemos derecho a elegir a quién amar, entiende esto de una vez por todas y déjame ir - dijo Consuelo para luego soltar el abrazo para luego subir corriendo las escaleras y encerrarse en la habitación.

En ese momento, Michelle regresó a la habitación y dijo:

—Hermano, suelta ese árbol seco, aún puedes encontrar un nuevo amor—dijo Michelle y luego sonrió.

Al ver a su hermana, Elías recordó que había conectado las cámaras de seguridad de su celular y rápidamente dio un vistazo a lo que pasó en la mañana y al darse cuenta que Michelle estaba mintiendo, Elías se enojó mucho, agarró su cinturón y golpeó a Michelle.

La mujer gritaba y se retorcía de dolor, eso sonó como música para los oídos de Elías y siguió golpeando.

Esos gritos espantosos de Michelle llamaron la atención de Consuelo y Helena, quienes salieron de sus habitaciones y se pararon en lo alto de las escaleras riendo como si estuvieran en un circo.

Cuando Elias finalmente dejó de golpear a Michelle, ella prácticamente salió corriendo de allí, llamó a Elias todos los nombres, pero Elias solo sonrió, se sentó en el sofá y encendió un cigarro y, fumando, se perdió en sus pensamientos.

Desde lo alto de las escaleras, Helena miró a Elías y se preguntó qué había hecho para merecer tener un padre cabrón como él.

Estando muy cerca de Consuelo, Helena le dio una media sonrisa y luego preguntó:

—¿Por qué me ayudaste? ¿No crees que este cuidado maternal llegó tarde? ¿Quieres hablar de eso?-Preguntó Helena mientras se cruzaba de brazos frente a Consuelo esperando una respuesta.

Consuelo sonrió amargamente, miró por última vez a Elías y luego dijo:

—¿Estás dispuesto a escuchar? ¿Podrás afrontar la verdad?, preguntó Consuelo, dispuesta a contarlo todo.

—Estoy lista, sólo sácame de la oscuridad, dijo Helena, ya bastante nerviosa.

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