06

Distraídamente sentado en el lujoso sofá de la mansión de la familia Sales estaba Elías, con las piernas cruzadas y fumando un cigarro, su aura emanaba muerte.

—Marta, ve y llama cruz a ese cachorrito, creo —dijo y luego sonrió con desdén.

A Marta no le sorprendieron las palabras de Elías, siempre fue así, cada día una maldición diferente.

—Lo siento señor Elías, pero se me había olvidado de eso, dijo Marta y luego sacó de su bolsillo un papel con unas palabras escritas a mano, era una carta de Helena.

— Lo encontré en el tocador, creo que se escapó – agregó Marta para luego prácticamente salir corriendo de la habitación, pues notó que había mucho odio en los ojos de Elías y no quería saborearlo.

—Lee esta tontería - dijo Elías mientras le entregaba el papel a Consuelo, quien a su vez solo puso los ojos en blanco en total desaprobación, pero unos segundos después finalmente recibió la carta y comenzó a leerla en voz alta:

“Hola mamá y papá, ahora puedo llamarlos así sin ser reprendido ni siquiera atacado, si estás leyendo esta carta es señal de que logré escapar de esta maldita casa, es curioso, aquí están las personas que más quiero en esta mundo y también los que ya me han lastimado varias veces, esas lenguas felinas tuyas simplemente me estaban matando y el golpe final fue esta loca idea de obligarme a casarme con un hombre desconocido, por eso elegí lanzarme al mundo. y ve en busca de mi felicidad.

Desde pequeña he tratado de ganarme tu amor, pero hay que admitir la derrota, perdí el juego conmigo mismo, nunca recibí ni un abrazo ni una palabra amable, pero aun así te quiero mucho y Quiero pedirte un gran Por favor, no me vuelvas a buscar nunca más, dejarme ir es una gran prueba de amor”.

Cuando terminó de leer eso, Consuelo se quedó en silencio para pensar, Elías estaba muy enojado y no se molestó en ocultarlo.

Se levantó enojado, cogió un jarrón de porcelana que estaba cerca y lo arrojó contra la pared haciendo un fuerte ruido y luego prácticamente gritó:

—Ese fenómeno no perderá por esperar, no la voy a dejar ir, se va a casar con el señor Medina y ya está obligada a sacar 100 mil dólares, esa desgraciada me hizo un hueco en mi tarjeta de crédito y se va. Hay que pagar-dijo Elías y luego sacó su celular y llamó a un secuaz y le dijo que la buscaran por toda la ciudad y también por los alrededores.

Ya un poco más tranquilo, Elías se sentó al lado de Consuelo y apoyó su cabeza en su hombro y pronto comenzó a hablar:

—¿Por qué puedo mantener a raya a varios asesinos, pero no puedo lidiar con ese mocoso? ¿Estoy siendo demasiado amable con ella? - preguntó Elías mientras acercaba su cuerpo al de su esposa.

Al escuchar eso, Consuelo sonrió amargamente y luego habló:

—¿Estás siendo demasiado amable? Le rompiste los dientes a Helena cuando llamó a tu padre frente al alcalde, la dejaste sin comer durante tres días cuando publicó una foto tuya en referencia al Día del Padre, ¿eso es ser bueno contigo? - preguntó Consuelo y luego se alejó , haciendo que Elias perdiera la voz por unos segundos.

-¿Lo que le pasó? ¿No me digas que te da pena esa niña fea?-Dijo Elías, jalando a Consuelo del cabello y acercándola muy cerca a su rostro.

Le pasó la lengua por la cara y volvió a hablar:

—Deja de soportar el dolor de esa mocosa, que sino sufrirás junto con ella—dijo Elías y luego besó a su esposa en la boca, pero el beso fue violento y cuando terminó, Elías mordió los labios de Consuelo, haciéndola gemir suavemente, no con placer pero con dolor.

—Si nos pusieran frente a un juez para ser juzgados por todo lo que le hicimos a Helena, ¿quién de nosotros dos tendría mayores posibilidades de absorción?- dijo Consuelo, con los ojos ya llorosos y luego salió de la habitación dejando la pregunta en el aire. en el aire.

Al saber el verdadero significado de aquellas palabras, Elías se irritó nuevamente, fue a su oficina, tomó una botella de whisky y luego comenzó a recordar el pasado.

—¿Pero qué diablos me está pasando?, preguntó Elías al notar una pesada lágrima caer involuntariamente.

De repente sonó su celular y por fin salió de sus pesadillas, miró la pantalla y no sabía el número, pero contestó la llamada de todos modos.

—Hola, ¿quién habla?, preguntó mientras se acomodaba en la silla.

—Este es el señor Medina, ¿estoy hablando con el señor Elías?-preguntó el hombre mayor.

Como Elías sólo había hablado con uno de los asistentes del Sr. Medina, estaba confundido sobre el motivo de tal llamada.

—Hola señor Medina, soy Elías, estoy a sus órdenes”, dijo Elías, tratando de sonar como un buen tipo.

—Dale el teléfono a la señorita Helena, quiero hablar con ella sobre los detalles de la boda, dijo Guilherme, con voz imponente, eso no era una petición.

Al escuchar esas palabras llenas de autoritarismo, Elías casi lloró de desesperación, con un hilo de sudor corriendo por su frente, tosió levemente y luego habló:

—Perdón señor Medina, mi hija ya está dormida, estudia tiempo completo y en las noches se acuesta temprano, así que esto es lo que haremos, llamar mañana a la misma hora, yo me encargo de mantenerla. despierta y entonces podrás hablar, dijo Elías con una voz llena de miedo, realmente estaba muy nervioso.

—¡Trato!-respondió el mayor y luego cortó la llamada.

En ese momento, el rostro de Elijah estaba rojo de ira hacia Helena.

—Vas a pagar caro todo este estrés que estoy pasando, te buscaré hasta en el infierno si es necesario, pero mañana en la noche estarás en casa para hablar con tu viejo jajaja- dijo Elías y luego Bebí varias dosis de whisky.

Elías envió varias alertas a facciones criminales cercanas e incluso ofreció una alta recompensa.

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