09

Acostada con la cabeza contra el pecho de Vitor, Helena sintió que su cuerpo se calentaba mucho, abrió los ojos, sacó su celular y encendió la linterna y en ese momento se dio cuenta que algo andaba mal, Vitor estaba sudando mucho y también diciendo algunas cosas raras y sin sentido, se estaba engañando.

—Dios mío, tiene mucha fiebre —dijo Helena, ya llorando en silencio mientras acariciaba el rostro de Vítor.

Helena se sintió culpable por todo lo que le estaba pasando a ese joven, como todo pasó tan rápido, al principio Helena no supo que estaba causando esa fiebre tan alta, le echó un vistazo al tobillo lastimado de Vitor y ya estaba mucho mejor, pero cuando Miró su brazo Helena vio que la herida estaba muy infectada y sangrando.

En ese momento Helena se vistió rápidamente y aunque tenía mucho miedo a la oscuridad, corrió hacia el lago y mojó unas prendas para usarlas como compresa.

Helena colocó el paño húmedo sobre la frente de Vítor y se quedó allí, a su lado, rogando a Dios que todo estuviera bien.

Miró la hora y se dio cuenta que ya eran las 3:00 de la mañana, no había forma de salir a buscar ayuda.

Al estar sola en medio de este caos en el que se había convertido su vida, Helena trató de comprender cómo Vítor de repente empeoró.

—Eso es mi culpa, no debí tener sexo con Vitor, lo disfruté mucho, es verdad, pero todo eso es culpa mía, dijo Helena y comenzó a llorar mientras abrazaba sus rodillas.

En ese momento, Vítor tomó la mano de Helena y pronto dijo:

—Oye, deja de castigarte, tú no tienes la culpa, ya todo estaba escrito, ahora por favor abrázame, que tengo mucho frío, dijo Vítor y luego dio una media sonrisa.

Helena solo hizo lo que Vitor le pidió, se acostó a su lado y lo abrazó fuerte, hasta que Vitor se volvió a dormir, Helena permaneció despierta toda la noche, simplemente estaba desesperada, sin entender como una pequeña herida podía causar daño a esa.

..

Salió el sol y todo parecía igual, ni siquiera Helena pudo dormir y a Vítor la fiebre tampoco bajó mucho.

—Oye, vamos, ayúdame, tenemos que irnos ya – dijo Helena mientras intentaba ponerle algo de ropa a Vítor, quien a su vez estaba muy pálido y sentía mucho dolor en el brazo, pero hizo un esfuerzo y pronto se levantó. vestido con ropa adecuada. .

Luego de preparar a Vítor, Helena comenzó a empacar sus cosas, planeando irse pronto, pero Vítor tosió levemente y luego dijo:

—Ciertamente fue la barra de cereal que comimos anoche, estos alimentos son veneno en la bolsa, sobre todo si tenemos heridas – dijo Vítor y luego le dedicó una pequeña sonrisa a Helena.

Helena se sentó muy cerca de Vítor, apoyó la cabeza en su hombro y luego habló:

—A veces hacer el bien no vale la pena jajaja, lamento haberte metido en este lío, si me hubiera quedado en el tren los delincuentes simplemente se habrían llevado el dinero y entonces hubiéramos estado bien, divirtiéndonos en Giverny. Lamento haberlo arruinado todo –dijo Helena mientras dejaba escapar unas lágrimas silenciosas.

—Olvídalo, mira, ya estoy un poco mejor, además no me arrepiento de nada, fue un gran placer conocerte, sin mencionar la increíble noche que pasamos juntos – dijo Vitor para luego agarrar el rostro de Helena y darle un beso en la boca.

Fue un beso lleno de amor acompañado de un atisbo de despedida, Vitor no quiere jugar con los sentimientos de Helena por lo que cuando lleguen a la ciudad simplemente desaparecerá sin dejar rastro.

Cuando terminaron el beso, Helena y Vitor pronto abandonaron la cabaña, ya que Vitor estaba herido, Helena cargaba todas las bolsas y aún necesitaba sostener a Vitor que estaba tan débil que hasta un viento podía sacarlo de la escena.

Siguieron caminando lentamente entre los arbustos, hasta que Helena vio un grupo de casas y tal vez allí hubiera un teléfono.

“Marta siempre me dijo que Dios siempre sabe lo que necesitamos, que a veces el dolor y el llanto es lo primero y solo después viene la recompensa, voy a pedirle ayuda a mi padre y cuando todo vuelva a la normalidad, correré. Otra vez”, pensó. Helena caminaba hacia una casa muy grande, había una señora sentada en una mecedora y fumando un cigarrillo.

Muy asustada, Helena pidió usar el teléfono y la señora la dejó ir sin demora, por lo que Helena llamó a su padre y después de llamar varias veces, el hombre finalmente contestó la llamada.

—Hola, ¿quién habla?-preguntó Elías con el habitual chivo.

—Papi, necesito tu ayuda, dijo Helena con la voz ya entrecortada, Helena no quiere volver a casa, pero se siente obligada a buscar ayuda para Vítor.

—Bueno, bueno, si no es el feo, ¿qué pasó? ¿Te llevaron a un zoológico por error?—dijo arrastrando las palabras debido al alcohol que ya se había apoderado de su cuerpo.

A pesar de que aquellas palabras le dolieron mucho, Helena se tragó las lágrimas y luego dijo:

—Unos bandidos vinieron detrás de mí y un joven me ayudó a escapar, pero terminó lastimándome, estamos un poco lejos de la ciudad, ven a ayudarme y por favor trae un médico – dijo Helena y luego comenzó a llorar.

Elías guardó silencio por un rato y luego Helena dijo todo lo que sabía sobre su ubicación, Elías escuchó con atención y luego habló:

—Solo quédate ahí, pronto estaré allí, dijo Elías y luego cortó la llamada.

En ese momento la amable señora ya le había dado agua y comida a Vitor y Helena también comió, alrededor del mediodía finalmente llegó Elías en un helicóptero negro y luciendo un traje lujoso y unos zapatos italianos, "qué estupidez, el dinero ni siquiera va al cielo". ”, pensó Helena y luego dejó escapar un largo suspiro.

Helena dejó a Vítor sentado en una mecedora y luego corrió hacia Elías, quien pronto le dio una gran bofetada, haciéndola caer.

—Dónde está mi dinero, habla ahora, se me acabó la paciencia - dijo Elías, haciendo llorar a Helena en silencio.

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