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Tiempo después, el helicóptero en el que finalmente se encontraba Helena aterrizó en el jardín de la mansión de la familia Sales, Elías la arrojó sin ninguna delicadeza, se quitó el cinturón que sujetaba su pantalón y comenzó a golpear a Helena sin querer parar, sus expresiones Los rasgos faciales eran complicados y en los ojos había mucho odio.

Helena gritó de dolor y pidió ayuda, pero nadie pudo ayudarla, ya que todos le tienen mucho miedo a Elías, los gritos de Helena llamaron la atención de Consuelo que estaba en la piscina del otro lado de la casa.

—Ya basta, Elías, ¿y si el señor Medina quiere hablar con ella vía videollamada? Tienes que controlarte o perderás esto- Dijo Consuelo, con los brazos cruzados y el cuerpo chorreando agua.

Ella ya tiene 48 años y aun así sigue teniendo un hermoso cuerpo, al verla solo en bikini allí, entre varios guardias de seguridad, Elías se irritó, empujó a Helena hacia Consuelo y luego habló enojado:

—Quita de mi vista a esa desafortunada mujer y aprovecha para ponerte algo de ropa, vamos, vamos, vamos... - Dijo mientras prácticamente ahuyentaba a las dos mujeres.

—Ve a buscar a ese desgraciado y llévalo a un buen hospital, pero Helena no necesita saber eso, dijo Elías y luego entró a la mansión y se dirigió directamente a la oficina, cerró la puerta y comenzó a resolver algunos problemas de la empresa.

El cuerpo de Helena estaba lleno de moretones, pero lo único que sentía era dolor en su corazón al saber que todo lo que había sufrido en esta vida había sido a manos de su propio padre.

Quizás por miedo a Elías, Consuelo llevó a Helena al dormitorio y la ayudó a darse una ducha caliente y a ponerse un camisón, los dos permanecieron en silencio todo el tiempo.

Helena se acostó en la cama, cubrió su cuerpo con sus sábanas de gatitos de colores, miró a Consuelo por un momento y luego comenzó a hablar:

-¿Que soy yo para usted? Porque hija, ya sé que no, las madres aman y protegen a sus hijos y tú lo único que hiciste fue humillarme toda mi vida, por favor dímelo, tal vez saber que soy adoptada hará que este dolor en mi corazón desaparezca - dijo Helena mientras se secaban las lágrimas que insistían en caer.

Ya un poco emocionada, Consuelo se sentó en la esquina de la cama, tosió levemente y luego dijo:

—Quizás no estés preparada para esta conversación, olvídalo, en poco tiempo estarás libre de nosotros, serás la señora Medina y tendrás gran influencia en la sociedad francesa", dijo Consuelo y luego sonrió levemente.

Helena se molestó y luego dijo casi automáticamente:

—Ni siquiera sé de qué te ríes, si realmente me convierto en alguien importante te destruiré, sin piedad ni piedad, eso es una promesa, dijo Helena y luego le dio la espalda a Consuelo, queriendo decir que quería estar sola.

“Lamento todo lo que has pasado, pero no puedo darles a los demás lo que a mí me falta, protección”, pensó Consuelo mientras se marchaba rápidamente.

Al estar sola en la habitación, Helena lloró mucho recordando todo lo sucedido en los últimos días, cerró los ojos y vio el hermoso y sonriente rostro de Vitor, oh si Helena pudiera elegir su destino, iría tras Vitor ahora mismo.

Helena estaba ocupada mirando al techo y pensando en la vida, de repente alguien llamó a la puerta.

—Puedes pasar – respondió Helena y luego se sentó en la cama, pensó que era Elías y ya estaba lista para más humillaciones.

Sin embargo, quien llegaba no era Elías sino Marta, sosteniendo una bandeja con un abundante refrigerio y una sincera sonrisa en su rostro.

—Buenas tardes señorita Helena, sé que necesita descansar, pero por favor coma primero, dijo Marta y luego colocó la bandeja en el regazo de Helena.

—Esta mañana llamó una joven que se llama Gaby, me habló de un proyecto universitario, no entendí muy bien y por eso tomé su contacto para que puedas hablar con ella más tarde – dijo Marta mientras se reía de sí misma por tener ya casi 50 años y sin saber siquiera cómo dar un mensaje.

Helena sonrió levemente a Marta y dijo:

—Come conmigo, pronto seré solo un mal recuerdo para mis padres, pero quiero llevarme los recuerdos de nuestras animadas conversaciones en la cocina – dijo Helena y pronto empezó a comer y Marta hizo lo mismo.

Cuando terminaron de merendar, Marta miró tiernamente a Helena y luego dijo:

—Señorita Helena, si quiere será un placer acompañarla a la mansión de la familia Medina, dijo Marta y pronto salió de la habitación, dejando a Helena completamente desconcertada por aquella muestra de cariño y atención.

—Sería tan bueno si tuviera una madre como Marta, alguien que me acepte tal como soy y me haga sentir un ser humano como cualquier otro, lleno de defectos y cualidades y que de vez en cuando necesite un abrazo y palabras amables. y así adquirir fuerzas para seguir adelante-dijo Helena y luego se acostó, pensando en dormir un poco.

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Comments

Elide Rubio

Elide Rubio

ay cuanto sufrimiento

2024-03-24

2

Carmelita

Carmelita

Será q Marta es parte de su familia xq sus padres q tiene no parecen ser nada con ella

2024-03-03

0

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