05

Después del beso, hubo un silencio ensordecedor, hasta que de repente Helena habló:

—Digamos que ese dinero le robé a mi padre—dijo en voz baja y llena de miedo.

Al ver que Vitor parece confundido, Helena contó un poco la historia del dinero, pero no dio detalles del motivo, ella tenía una tarjeta de crédito y una autorización para comprar ropa elegante, por lo que Helena fingió hacer una compra exagerada y preguntó al dueño de la tienda por un valor correspondiente al 50%, en ese momento Helena pensó que era un buen negocio, pero ahora al ver la apariencia complicada de Vitor, cambió de opinión.

—Sin juicio, señor Vitor, no sé qué, solo quería salir de ese lugar, dijo Helena y luego aceleró el paso, casi haciendo caer a Vitor.

—Ni siquiera dije nada, de hecho solo quería entender por qué falsificaste una compra de 100 mil y solo querías 50 mil dólares en efectivo, ¿sabes lo que pienso? - dijo Vitor para luego acercar a Helena y decirle sonriente:

—Que le robaste el corazón a un pobre y luego huiste de las consecuencias, dijo Vítor mirando a Helena a los ojos.

Nadie supo explicar lo que allí pasaba, ambos sintieron que una mezcla de sentimientos indescifrables invadía sus cuerpos, Helena retrocedió dos pasos tratando de mantener la compostura y luego habló sonriendo:

—Eres muy gracioso, pero creo que será mejor que dejes de serlo, sino huiré y te dejaré en paz—amenazó Helena para luego poner cara de enojo.

Vitor solo sonrió y pronto siguieron el camino, el silencio que allí reinaba les permitió a ambos escuchar el sonido del agua correr, siguieron el ruido y luego llegaron a un pequeño lago, el agua no estaba muy limpia, pero aun así, Vítor y Helena pronto se agacharon y bebieron agua sin querer parar.

—Creo que hicimos mal el cálculo, es casi de noche y no encontramos ninguna ciudad, dijo Helena mientras miraba tristemente al cielo.

Vitor hizo lo mismo y luego dejó escapar un largo suspiro mientras esbozaba una sonrisa falsa.

Resulta que Vítor siente mucho dolor, tanto en el brazo como en el tobillo, necesita atención médica, pero no dijo nada, no quería preocupar a Helena.

—Mira, ahí parece una cabaña, seguro que ahí se queda la gente cuando viene a pescar al lago—dijo Helena mientras señalaba una pequeña casa de madera muy cerca del lago, muy pequeña, pero parecía segura.

“Jesús, ahora la cosa va en serio”, pensó Helena al ver a Vítor quitarse la ropa y luego saltar al lago vestido solo con su bañador.

El cuerpo de Vítor llamó mucho la atención de Helena, y aunque se esforzó, no podía dejar de mirar su tonificado abdomen y en ese momento Helena comenzó a imaginar cómo sería sentirlo dentro de ella.

—Ven, el agua está maravillosa—dijo Vítor, sacando a Helena de su ensoñación.

Helena negó con la cabeza y luego Vítor volvió a hablar:

—Tú eres quien lo sabe, pero enseguida te avisaré que no me quedaré solo en la cabaña si decides darte una ducha más tarde, iré contigo o dormirás sucio, ¿Entonces qué será?- preguntó Vítor, esforzándose por no sonreír.

Después de pensar unos segundos, Helena finalmente decidió darse un baño, pero a diferencia de Vitor, Helena saltó al agua completamente desnuda, esto tomó a Vitor por sorpresa, de repente se encontró imaginándose haciendo locuras con Helena.

—Deje de mirarme así señor Vítor, eso es vergonzoso —dijo Helena y luego comenzó a lavarse el cuerpo.

Luego de terminar de ducharse, Vitor salió primero y pronto le llegó el turno a Helena, sacó una toalla de su bolso y comenzó a secarse el cuerpo.

—¡Está distraído!-pensó Helena al recordar el motivo por el que entró al agua sin ropa, quería llamar su atención, que patético, Vítor ni siquiera le prestó atención.

Pensando así, Helena se vistió con ropa limpia y luego agarró sus cosas y luego corrió hacia la cabaña bendita.

No había muebles, comida, nada, incluso el techo estaba a punto de caerse, al ver esto Helena dijo sonriendo:

—Será mejor que durmamos afuera, al menos tendremos más posibilidades de estar vivos mañana, dijo Helena mientras miraba un gran agujero en el techo.

Vitor no dijo nada, sólo dio una pequeña sonrisa, mientras colocaba algo de ropa en el suelo:

—Está bien, nuestra cama está lista, ahora durmamos y veamos si se nos quita el hambre, dijo Vítor mientras cerraba la puerta de la vieja cabaña.

Helena esbozó una media sonrisa y se sentó en la ropa colocada por Vítor.

Entonces, en ese momento Helena recordó que siempre llevaba comida a la universidad y entonces, tomó su mochila y miró en todos los bolsillos.

—Primero los héroes”, bromeó Helena mientras le entregaba a Vítor una barra de cereal y luego hablaba con sinceridad:

—Gracias por ayudarme a escapar, esos hombres seguramente buscaban ese maldito dinero, el dueño de esa tienda es un cabrón, dijo Helena y luego dejó escapar un suspiro de alivio al tener a Vitor a su lado.

No se conocen y eso es un hecho, pero Vitor la trataba con respeto y hasta cariño, la cuidaba, no le daba asco ni la humillaba, por eso Helena se sentía cada vez más atraída por eso. pedazo de mala suerte.

Después de compartir la barra de cereal, ambos se tumbaron boca arriba y observaron las estrellas a través del gran agujero en el techo.

—¿Cuál es tu historia, por qué huyes?—Preguntó Vitor mientras sostenía deliberadamente la mano de Helena.

Al no saber cómo reaccionar, Helena se puso un poco nerviosa, se aclaró la garganta un par de veces y luego dijo:

—No tengo historia, salí de París en busca de la felicidad y luego construiré mi propia historia, respondió Helena mientras sonreía bellamente.

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