Capítulo 11

—No me voy a ir de aquí hasta que hablemos Mairim—, me dijo él en tono molesto.

—No se de que es lo que quieres hablar con tanta urgencia, pero esta bien dime lo que tengas que decirme luego te vas por dónde veniste—, le dije dándole la espalda y quitándome la toalla que tenía en la cabeza para así poder cepillar mi cabello.

—¿Por qué estabas coqueteando con Diego? ¿Acaso te gusta?—, me miraba con enojo y se podía ver su mandíbula tensa.

—¡¡QUÉ!!—, le dije mientras procesaba lo que me había dicho—, mira Joan no sé como lo hallas interpretado tú pero yo no coqueteaba con nadie, si así fuera eso a ti no te importa—, esas fueron las palabras que le dije antes de volver a darle la espalda.

—Claro que me importa, maldita sea, que no te das cuenta—, se quedó en silencio—, que me importas más de lo que imaginas, no sé como, ni cuando pasó pero no puedo dejar de pensar en ti Mairim—, me dijo mientras caminaba hacia mi.

Yo me quedé boquiabierta con lo que acababa de escuchar, mi corazón latía tan rápido que pensé que me iba a desmayar, subió sus manos y agarró mi cara para después chocar sus labios contra los míos dejándome sin aire, yo solo me dejé llevar ya que muy en el fondo de mi ser sentía exactamente lo mismo que él, nos separamos para tomar aire, me miró yo por dentro tenía miedo mucho miedo de que esto terminara mal y como si el leyera mi mente me abrazó y me dijo:

—Yo también tengo miedo—, volvió a besarme pero ahora más apasionadamente.

Lo deseaba realmente lo deseaba, se quitó la playera y pude ver de nuevo su abdomen era perfecto todo él era perfecto, él quitó lentamente mi toalla dejándome completamente desnuda frente a él, fue besando mi cuello mientras sus manos manejaban mis senos, fue bajando besando todo a su paso hasta que llego a mis pezones que estaban tan duros que dolían un poco, yo estaba en el cielo, se sentía muy bien, aunque era virgen quería que fuera él la persona a quien le entregaba mi virginidad.

Me acostó en la cama y se quitó el pantalón y el bóxer quedando desnudo, subió en mi y volvió a besarme, lentamente fui sintiendo como bajaba una de sus manos y la metía en mi zona húmeda de repente sentí como uno de sus dedos entraba en mi, arquee la espalda y solté un gemido.

—No sabes cómo soñaba con tenerte así Mairim, eres realmente hermosa—, me decía mientras jugaba con mi humedad y besaba mis senos.

—Quiero tenerte, sentirte dentro de mi Joan—, le dije con mi voz entrecortada.

Se acomodó entre mis piernas y cuando sentí su miembro en la entrada de mi zona húmeda enterré mis uñas en su espalda mientras él lo iba metiendo lentamente.