Capítulo 5

Sus hermosos ojos azules me miraban tan sinceramente que me hicieron sentir un poco mejor.

—De todos modos, no estuvo bien lo que hice!!, digo eres un chico guapo quien no quisiera acercarse a ti—, lo dije sin pensar.

Él me miró y sonrió coquetamente, yo estaba totalmente avergonzada sentía mi cara y mis orejas calientes, así que cambié de tema diciendo que le iba a curar esos rasguños que le había provocado. Él asintió y lo dejé pasar a mi habitación, fui al baño por un pequeño botiquín, le pedí que se sentara en la cama y que alzara su camisa.

Pero en lugar de eso él se levantó se fue desabotonando su camisa, yo agaché la cabeza y sentía mi cara arder le dije que no era necesario que la quitara toda cuando alce la mirada mire su torso desnudo tenía unos abdominales tan marcados era definitivamente el hombre más hermoso que mis ojos habían visto en pocas palabras era perfecto.

Mi corazón estaba latiendo a mil por hora mis manos empezaron a sudar, estaba tan nerviosa era la primera vez que estaba frente a un chico desnudo, bueno sin camisa pero para mi era casi igual, no podía dejar de admirar su torso era demasiado para mi, cuando escuché que él se aclaró la garganta y me miró.

—¿Estas bien?—, me dijo.

—Ss...ii... Si—, le dije en pequeño tartamudeo, ya que estaba muy nerviosa.

—Estas segura?—, se acercó más a mi y levantando mi mentón me hizo que lo mirara, sus ojos brillaban como si por dentro tuvieran fuego.

De repente sentí sus labios sobre los míos se sentían muy suaves y su sabor era dulce, sentí un escalofrío en todo mi cuerpo, se separó rápidamente de mí, se dejó caer en la cama sentándose en ella, puso sus manos en su cara, después de unos minutos se levantó diciendo:

—Perdóname Mairim, no se que me pasó me deje llevar soy un imbécil—, agachó la cabeza y camino hacia la puerta.

Cuando estaba por salir lo tomé del brazo y lo besé, no se que pasaba en mi cabeza solo quería besarlo de nuevo, quería que sintiera que yo también quería eso y a pesar de saber que eso no estaba bien solo quería hacerlo.

Nuestros labios se movían en completa sincronía nuestras lenguas empezaron a jugar, mordía mis labios sin ejercer fuerza, nuestras respiraciones se hacían cada vez más rápidas me levantó, yo abracé mis piernas a sus caderas, sus manos agarraron mi trasero y yo me estremecí soltando un gemido.

Me acostó en la cama lentamente sin despegar nuestros labios podía sentir su erección rozando mi muslo se movía de arriba hacia abajo y gemía, sus manos subieron tocando mis senos, en ese momento fue como si reaccionara y se diera cuenta que no estaba bien lo que hacíamos, se levantó rápidamente de mi y dio un paso hacia atrás, me miró y en sus ojos se veía el arrepentimiento puso sus manos en su cabeza y sin decir nada más se fue.