Capítulo 1

Era primavera, todo el jardín estaba lleno de flores, a mi me encantaba pasar todas las tardes acostada sobre el pasto pensando en lo maravilloso que era mi vida, tenía 17 años estaba cursando el último grado de preparatoria tenía muchos amigos eso me hacía algo popular pero eso no me interesaba mucho.

Estaba soñando despierta cuando llego mi mamá, me gritó desde la puerta del jardín trasero.

—Hola hija!!, ya llegué!! ¿Como te fue en el colegio?—, me dijo.

—Hola mamá, bien gracias!!!—, contesté.

Me levanté para ir con ella y darle un beso en la mejilla, me miró nerviosa por lo que supuse que algo andaba mal.

—¿Estas bien mamá?—, le pregunté.

—Si hija, todo está bien!!, solo quería hablar contigo—, se quedó un momento en silencio—, sabes que Roberto y yo tenemos ya dos años de estar juntos, ahora hemos decidido dar el siguiente paso y vivir juntos—, me dijo con su voz más nerviosa.

—Que??? —, la miré con los ojos muy abiertos.

En realidad no sabía que decir, digo se que esto tenía que pasar en algún momento y me sentía muy feliz de saber que mi mamá era feliz.

Así que la tomé de las manos, me miró a los ojos, a lo que dije:

—Mamá, estoy muy feliz por ti se que lo amas mucho y quiero verte feliz siempre—, sentí un nudo en la garganta y una lágrima bajo por mi mejilla.

Ella me miró con sus ojos cristalizados,  me abrazó y nos quedamos así durante unos minutos, de repente escuchamos el timbre y salimos a ver quién era, para sorpresa de las dos era Roberto acompañado de un joven alto, delgado, cabello castaño, ojos color azul y piel blanca.

Mi primera impresión fue ¡whaoo! ese chico es realmente hermoso!!!, me dije a mi misma mientras reía internamente.

—Hola!!—, dijo Roberto.

—Hola!!—, contestamos mi mamá y yo.

Roberto caminó, hacia mi mamá para darle un beso en los labios y abrazarla, después caminó hacia a mi para darme la mano, el chico me miró y me dio una sonrisa coqueta diciendo:

—Hola mi nombre es Joan, mucho gusto en conocerte Mairim!!—, me dio la mano, cuando tomé su mano sentí un hormigueo en todo mi cuerpo.

—Igualmente Joan—, respondí nerviosa tratando de que el no se diera cuenta.

Entramos hasta la sala y Roberto me dijo que si mamá ya me había contado de sus planes yo asentí, me dijo qué que pensaba sobre eso, yo le contesté lo mismo que le dije a mamá. Pasamos casi toda la tarde hablando de como le íbamos a hacer para mudarnos a casa de ellos, después terminaron contándonos como se habían conocido, reímos mucho al oír esa historia; después mi mamá me dijo que si le ayudaba a preparar la cena, nos levantamos y fuimos directo a la cocina.

Ellos fueron detrás de nosotras y nos dijeron que en que nos ayudaban, Roberto se fue tras mi mamá mientras Joan me miraba con esos hermosos ojos azules, su mirada era penetrante, no pude dejar de mirarlo era como si su mirada me hubiera hechizado.

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