Capitulo 2

JOAN

Llegamos a una casa color blanca, en realidad era una casa bastante bonita, mi papá se acercó a la puerta tocando el timbre, cuando salió Betty la pareja de papá, me volteé para ver las demás casas que estaban detrás de mi, cuando volteé a saludar a Betty me sorprendí al ver que al lado de ella había una hermosa chica alta, cabello negro, no tan delgada pero con unas curvas que hacían resaltar mucho sus caderas, y unos hermosos ojos café claro.

Me quedé anonadado con la belleza de aquella hermosa mujer, la saludé y estreché mi mano para saludarla, pero cuando sentí el roce de su mano en mi piel sentí un ligero escalofrío en todo mi cuerpo no entendía la razón por la cual sentí eso, solo sé que fue una conexión instantánea.

Entramos a la casa y nos sentamos en la sala donde platicamos por varias horas, después nos levantamos para ayudarles a preparar la cena, mi papá se fue tras Betty mientras yo me acerqué a esa hermosa chica que había llamado mi atención, le pregunté en qué podía ayudar a lo que ella no me respondió, solo me miró de una forma extraña como si pudiera ver a través de mi.

Volví a hablarle para romper ese momento y que saliera de ese trance–“bueno los dos”—, me miró de nuevo sonrojada, se le podía notar en sus mejillas algo rojas, me pidió si ponía tapetes sobre la mesa, estaba terminando cuando llegaron Betty y papá con la cena y nos dispusimos a comer.

Después de cenar nos despedimos ya que mañana era un día largo, mi papá tenía que trabajar y yo tenía que ir a la universidad, nos subimos al auto y nos dirigimos a casa, mientras papá conducía me dijo:

—Bien, como te la pasaste?—, me dijo mientras su vista se concentraba en la carretera.

—Muy bien papá!!—, le dije mientras pensaba en Mairim.

—Que tal te pareció la hija de Betty?—, dijo.

—Es realmente hermosa ¡papá!!, por que no me dijiste que iba a tener una hermanastra así de hermosa—, le dije con una sonrisa en mis labios y recordando cada parte en la que no pude dejar de mirarla.

—Si, sacó la belleza de su mamá!!!- me dijo con un suspiro—, pero acuérdate que va a ser tu hermana y quiero que la trates, que la cuides como tal ¿entendiste?—, me dijo en tono serio.

—Si papá!!—, le dije mientras recordaba aquella chica y esos hermosos ojos cafés.

Pasó casi una semana cuando ellas se fueron a vivir con nosotros, al principio se sentían raras pues se les notaba a simple vista, pero después de días ya se habían acoplado a la casa, al igual que a "nosotros", por qué fue un cambio repentino para todos.

Más en nuestro caso porque estábamos acostumbrados a vivir solos, a veces olvidábamos que estaban ellas y salíamos en bóxer por toda la casa, hasta que no las topábamos y corríamos a cambiarnos, era tan gracioso!!