Luego de mis simples palabras de saludo, escucho su respuesta.
—Buenas tardes.
No es mi rusa, esa no es su voz.
Volteo mi mirada a su cara y definitivamente, no es ella. Si bien es rubia y tiene su complexión física, no son sus ojos, no tiene su leve acento y jamás podría compararse con mi mujer.
—¿Cómo estás?— vuelve a hablar, sonriendo.
—Bien, y ¿Tú?— digo amable, ya que prácticamente, yo inicié la conversación.
—Pensando y supongo que has venido a lo mismo.— me mira a los ojos y luego me examina de pies a cabeza.
—Aciertas.
—¿Mal de amores?— alza una ceja y yo afirmo con mi cabeza.
—No tendría que ser así. Eres muy lindo— dice secamente. No es coqueta, pero sí amable.
—Debo agradecer supongo.—digo sarcástico.— ¿A ti que te pasó?— me siento en el banco y ella me acompaña.
—Problemas familiares, pero nada que no se arregle con un cambio de país— ríe sin entusiasmo y puedo notar lo falso de su acción forzada.
—Bueno, mientras haya dinero no hay problema de vivir en otro lugar.
—Ahí, estaría el problema. Me quitaron casi todo y no tengo dinero, todavía. —mira hacia atrás y hago lo mismo, notando una moto parecida a la mía, aunque en color rosado.
—Te gustan las motos— digo certeramente.
—Las amo y también la adrenalina. —asiente— Veo que eres de los... —señala el auto de Regina y puedo suponer su pensamiento.
—No, en realidad es prestado. Yo tengo una como la tuya, pero mi mujer estaba celosa y...
—¿La rompió?— pregunta asustada, interrumpiéndome.
—No—niego riendo— Solo le quitó el aire a las ruedas.
—Ah, pensé que era de esas tóxicas locas que rompían todo.
—Digamos que todavía no lo puedo negar del todo.
Ella mira atentamente y empieza a reír a carcajadas.
—Eres el niño rico al que lo obligaron a casarse.
—No, para nada— no sé de dónde sacó una idea así, aunque pensándolo bien, comprendo que es normal en varias familias. — Es difícil de explicar.
—Entiendo.
Escuchamos un auto estacionar y podemos ver un Jeep negro, lo que me hace voltear los ojos por la vigilancia que maneja este hombre.
—Mi prrima está enojada porr tu culpa— reclama el ruso.
—No pude seguirlos porque le quitó el aire a mis ruedas. — explico.
—Perro conseguiste un auto parra verrte con ella— señala a la chica que esta a mi lado.
—Fue solo coincidencia— dice ella— Nos conocimos aquí, ruso. —Le contesta sin miedo y directamente. — Si alguien debe reclamar, es tu prima, no tú.
—No puede venirr— dice él.
—¿Entonces lo cuidas por ella?— se burla la rubia y él se coloca en frente para mirarla amenazante.
—No soy niñerro de este niño— aclara— Perro es imporrtante parra Eliani.
—¿Me das tu número?— ella se para y queda a centímetros de su cuerpo, aunque más petiza. El ruso se asombra e incluso se sonroja un poco, por la pregunta de la chica—Seguramente necesitaré de tu servicio en el futuro. —finaliza haciéndolo enojar.
—¿Quién crrees que erres parra hablarrme así?— indaga.
— Mairu Masaveu.— tiende su mano para saludarlo, pero no es correspondida.
—Otrra niña insolente que debe educarrse.
—¿Lo harás tú?— pregunta atrevida.
Claramente, aquí soy un espectador que sobra, pero me quedo por curioso y temor que algo empeore.
Miro hacia el auto del ruso y puedo notar que es el único, además, parece que no trajo a ningún hombre de seguridad.
Que mafioso más confiado. Su seguridad no le interesa tanto o confía que nadie lo dañará en España.
Konstantin está demasiado sonrojado y puedo ver como sus manos tiemblan por una mujer que mide 1.70 como máximo, dónde él le saca gran ventaja con casi dos metros, aproximadamente.
¿Quién lo diría no? Está acostumbrado a armas y todo eso, pero ella lo desarmó en segundos.
—No me prrovoques, no me conoces, niña— más cerca no pueden estar, sino sospecharía que lo haría.
Mairu lo examina como lo hizo conmigo antes y sonríe de costado.
—Seguramente eres mafioso— acierta en la primera oportunidad, sorprendiendo al hombre.
—Disculpen—interrumpo— interesante charla, pero debo irme.
—Somos dos, rubio...— ella me mira y luego saca una tarjeta donde solo está escrita una dirección— Hay carreras ilegales allí, digo si tienes otra moto o en que ir. Cualquier cosa, puedo prestarte la mía.
—Isaías— le digo mi nombre y estrechamos manos— ¿Tú no corres?— indago guardando la tarjeta.
—No puedo porque estoy embarazada, pero soy quien apuesta por el ganador y nunca pierde plata—se ríe y acepto con la cabeza.
—Tengo otra, pero no está preparada para correr—aclaro.
—Entonces hazte a la idea de manejar la rosadita.— finaliza, alejándose de nosotros.
—Mi prrima te va a odiarr, Isaías— avisa el ruso cuando ve que Mairu se fue.
—No, pero tendrás mujer próximamente—le guiño el ojo y me alejo un poco— No vistas tan rudo en la noche—digo sabiendo que me va a seguir o llegó a leer la dirección— Espero que te gusten los niños porque te toca ser padrastro— río subiendo al auto de Regina y dejando al ruso allí.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 84 Episodes
Comments
Maigualida Ramirez
jajajaja me encanta este chico
2024-12-29
0
Maigualida Ramirez
esa chica flecho a ese ruso
2024-12-29
0
betty railu ocanto estrada
jajajaja!!! me encanta la interacción entre el ruso y la chica!!!😍😍😍
2024-08-22
1