Tres días

Konstantin Naviz

Tuve que aguantar al ex de Mairu por poco tiempo, hasta que lo golpeé por faltare el respeto, pero no soportaré que sea demasiado cercana a Isaías, menos sabiendo que él seguramente será parte de mí familia, en donde se cruzarán siempre. Por eso, he decidido dejarle las cosas claras a mi chica en privado, ya que no hablaría con nadie presente.

Cuando termino de hablar con Eliani, le pido el favor que vaya por Mairu y así poder usar su despacho para más tranquilidad.

Mi chica rebelde y bonita llega con su típica sonrisa y me abraza de inmediato.

—¿De qué quieres hablar, rusito?

—Tenemos un prroblema— digo

—¿Cuál?— pregunta seria.

— En Rrusia no se perrmite el contacto físico con otrro hombrre que no es tu parreja —empiezo— Es una falta de rrespeto y crrea malos entendidos e incluso la guerrrra— me molesta un poco porque me cuesta hablar en español y no tengo buena pronunciación, pero mi mente me engaña haciéndome creer que lo digo muy bien.

—¿Qué significa?— indaga con su ceño fruncido.

—Mairru— me acerco a ella y la acorralo contra la puerta que ya está cerrada— No te acerrques, ni toques a otrro hombrre porrque soy capaz de matarrlo— expreso muy celoso.

—¿Esto es por el abrazo a Isaías?

—¿Sientes algo porr él?— cuestiono— en la última carrrrerra me pediste su númerro y lo llamaste—aprieto mis labios por la incomodidad que me provoca tanta "r" dicha.

—¿Crees que puede parecerme lindo un chico como él?— no me responde, solo me evita.

—Sí, se lo dijiste a mi prrima—menciono por lo pasado hace minutos atrás— Rresponde dirrectamente ¿te gusta?

—No.— niega con su cabeza y sus palabras, pasando sus manos por mi cuello, abrazándome— Me enamoré de ti— confiesa y la beso posesivamente mientras aprieto su pequeña cintura.

Esta mujer es mía y nadie podrá quitármela, ni a ella, ni a mi futuro hijo y heredero de todo. El bebé en el vientre de esta mujer será el rey Naviz. Dueño de lo mío. Aunque si es mujer, voy a querer que sea la reina, sin diferencias.

—¿Te casarrías conmigo?— cuestiono al alejarme milimentros. A Rusia debemos llegar casados porque así lo quiero. No es obligación, es mi deseo.

Me regala una mirada brillante, igual o más que su sonrisa por lo que puedo ilusionarme con una respuesta afirmativa.

—¿Cuándo?— asiente mientras acaricia mi mejilla.

—¡ELIANI!— grito feliz haciendo que mi prima corra.

—¿Qué pasa?— pregunta agitada.

—Nos vamos a casarr en trres días— digo separándome del cuerpo de mi chica y viendo su cara sorprendida

—¿Tres días?— indaga ella

—¡Sí! Tú aceptaste. — le recuerdo y me acerco para dejar un beso en su frente.

—Quierro que te hagas carrgo con Eli— digo y ellas asienten.

—Tendré que pedirle a Isaías que venga a cuidar a sus hijos para no dejarlos tanto tiempo solos— mi prima sonríe feliz.

—Tendrrás que verrlo siemprre.

— Aquí y en el colegio— sigue sonriendo victoriosa.

—Esa es la parrte que más te gusta— bromeo.

—Sí, sin dudas querido primo.— afirma ella— Volveré con mis hijos, ahora festejen y mañana empezamos con los preparativos, mientras tanto haré algunas llamadas. —avisa y sale.

—Gracias— le dice mi futura esposa.— Estás un poco loco— me mira y golpea mi brazo.

—Ya me lo han dicho, perro tú no te escaparrás de un rruso— le sonrío de costado y me pego nuevamente al cuerpo de esa mujer que me encanta.

—Entonces, ¿nos vamos a otro lado?— pregunta— No quiero estar en la mansión— muerde su labio y se me ilumina la mente con una idea.

Llevaré a mi prometida en un Yate hasta alta mar y le haré el amor toda la noche. Suave, profundo, lento y luego, duro, como si no existiera otro día, porque así probaré que es lo que más le gusta, ya que todavía no hemos tenido la oportunidad. Será nuestra primera vez y me esmeraré en que sea la mejor de su vida.

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