Llegando al colegio, saludo a los profesores y me dirijo al primer salón en el que debo dar clases.
Pocas horas después, en mi horario de almuerzo, decido ir a la sala que hay solo para empleados. Al ingresar, noto algunas profesoras mayores conversando en susurros para no molestar a otros.
Voy hasta la mesada donde están las cafeteras y me sirvo el líquido en una taza que previamente había dejado aquí.
Pude observar la oscuridad que guarda el café puro y es casi la misma en la que me hundo a veces. El vapor humeante que sale de allí, demostrando lo libre que es al alejarse y como se desvanece en el ambiente de la sala, al igual que una persona cuando se aleja de ti y no sabes a dónde fue o cómo encontrarla.
En mi caso, sí, sé a donde fue, pero no en qué rincón se escondió y no hablo justamente del humo que desprende el café, sino de mi rusa, la cuál se dirigió a su país, aunque me frustra no saber puntualmente a qué ciudad.
He recorrido ese país en cada viaje que hice, en donde supuestamente "recorría el mundo", pero la verdad es que no, únicamente iba allí, paseando entre calles, ciudades y a veces nieve, tratando de encontrarla. Sin embargo, ningún milagro pudo ayudarme. Era como si se la hubiese tragado la tierra o se escondiera apropósito.
Dejé de intentarlo pocos meses después de mi último viaje, porque allí mismo me rendí al no obtener resultado, pero mi ilusión volvió a despertar cuando mi hermano Emilio nos informó quienes seríamos los padrinos de las bebés y no haríamos tal cosa hasta que Eliani apareciera nuevamente, la cual prometió estar en menos de cuatro meses y gracias al cielo, ese límite de tiempo está próximo a llegar.
—Profesor— llama mi atención una de las monjas.
—Hermana, ¿en qué puedo ayudar?— digo con respeto.
—El director quiere hablar con usted— me informa y asiento
—Gracias.
—Bendiciones— dice ella haciendo una pequeña reverencia. Luego sale de la sala y aprovecho para probar por primera vez mi café, notando que se enfrió un poco, pero de igual forma lo tomo para no tener el estómago vacío durante el resto del día.
Lavo la taza en el pequeño fregadero e inicio camino hasta la oficina de quién solicita mi presencia.
Golpeo la puerta y espero unos segundos, hasta que la puerta es abierta por un hombre mayor. Me hace seña invitándome a entrar y me siento en una silla, frente a él.
—Profesor Belmonte, este será su nuevo horario en el salón tres— me entrega una hoja con los mismos días, pero una hora de retraso— Disculpe que no le consulté previamente, pero llegará una profesora que solo puede estar en su horario, ya que debe irse antes.
—Entiendo, no se preocupe— acepto mi nuevo horario por dos razones, la primera es que no me molesta y la segunda es porque es mi primer trabajo, no se verá bien si empiezo a quejarme. Además, supongo que la nueva señora, necesitará ese tiempo por algo en especial.
—Gracias, profesor—me tiende la mano para que la estreche y así lo hago — Puede seguir con sus labores.
Me levanto del asiento, lo acomodo en su lugar y salgo de ahí directo al salón tres, justo el que debo cambiar la semana que viene. Pero me parece excelente, así puedo avisarles antes de que lo olvide. Aunque, a decir verdad, tengo buena memoria y dudo saltear una información como esa.
Los niños son lindos, se portan bien y aprenden rápido para tener diez años. Jamás hubiese pensado que les darían clase de Filosofía a esa edad, pero entiendí desde el primer día que se trata de pequeños genios.
Pasando algunas horas más, vuelvo a la mansión de mis padres y empiezo a pensar que debería mudarme a uno de los departamentos que mi difunto abuelo compró para cada uno de nosotros.
Casi todos mis hermanos abandonaron esos lugares, al cual yo deseo llegar para aprovechar mi soledad. Isabella vivió unos meses, Marina pocas semanas, pero Emilio y Bastian duraron dos años allí, viviendo con sus novias. Sin embargo, los cuatro se mudaron a mansiones al casarse o tener hijos.
Federico y yo somos los únicos que seguimos viviendo con nuestros padres.
A penas cruzo la puerta puedo escuchar el llanto de un bebé, por lo que entiendo que tenemos visitas. Camino hasta la sala y encuentro la enorme familia que mis hermanos han formado.
—Buenas tardes— digo y todos me miran.
—Al fin llegaste— menciona Emilio. Llega con Emily llorando en brazos y me la entrega.
—Yo no tengo hijos, pero tengo que calmar las tuyas— menciono riendo. Mi hermano solo voltea los ojos, mientras que Lady sonríe por mis palabras.
—Quiero ver qué harás cuando tengas hijos y no sepas por qué lloran—se defiende Emi.
— Cuando ese día llegue, seré el mejor padre.—presumo— Mira— la bebé ya no está llorando, por lo que empieza a cerrar los ojos para dormir.
—Solo haces el papel de padrino— Bastian me pelea— Me gustaría verte cuidando a dos o tres bebés— señala a sus hijas y las de Emilio.
—Bueno, se terminó la pequeña discusión— dice mamá.—Emilio y Lady nos reunieron para decir algo.— todos miramos a los mencionados.
—¡Tenemos fecha para el bautismo de las trillizas!— menciona eufórica mi cuñada, alterando los latidos de mi corazón.
Siento que la sangre recorre mi cuerpo con gran velocidad, mi respiración empieza a ser irregular y las manos me sudan por lo que eso significa. Necesito sentarme en el sofá antes de caer con mi futura ahijada en brazos, así que lo hago.
—¿Ya llegó la madrina fantasma?— pregunta la abuela Fátima.
—Sí— afirma Emilio mientras sonríe en mi dirección.
La sola idea de volver a verla, hace que los vagos recuerdos de la noche que compartimos, estén más presentes que nunca. La ilusión, felicidad y esperanza de tenerla cerca nuevamente, me erizan la piel de pies a cabeza, así como el temor a su rechazo e ignorancia.
—Que bueno— dice Bella.
—¿Los padrinos podemos vestir del mismo color que las niñas?— ruega Mar con sus manos unidas.
—Claro, es una buena idea—acepta Lady— Le diré a Eli.
—Me haré cargo—menciona Mar, nuevamente.
A mí lo que menos me interesa es la forma o el color con el que nos vestiremos ese día, lo que realmente me altera es verla otra vez, tenerla cerca, compartir tiempo con ella, escuchar su melodiosa voz con acento sensual. El solo hecho de saludarla, sé que me hará feliz y no preciso más.
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Updated 84 Episodes
Comments
Nohelis Cortez
las sagas todas han sido muy interesantes porque participan todos y tienen sus ocurrencias te felicito Tamara
2024-04-21
3
Joscelyn Galvez
autora debo confesar que espere con ansias a que esté terminanda. ..pero por lo que he leído hasta ahora bien me gusta eso de que toda la familia salga en toda la saga
2024-03-01
0
Yekita Valhu
Autora estoy en la etapa final de esta saga y déjame decirte que cada vez estoy más encanta con los personajes y sus historias muy interesantes. Ahora a empezar a leer esta historia de Isaías y Eliani. Creo saber su secreto😉
2024-02-29
3