Mis días pasan con normalidad o hasta donde se puede, ya que la mirada de odio de la profesora de historia, es muy notoria y soy consciente de que esto recién empieza.
Terminando una clase, recojo mis cosas y me dirijo a la salida, pero soy interceptado por una de las monjas.
—Profesor Belmonte— hace una pequeña reverencia y copio su acción con respeto—El director necesita de su presencia.
—Gracias.
Ella se va y yo me encamino hasta la oficina de dicho hombre.
Estando allí, golpeo la puerta y espero que me abra.
—Adelante— escucho y hago caso.
—Buenos días—digo al entrar.
El director me mira seriamente desde su silla y yo me cruzo de brazos mientras sigo parado en mi lugar.
—Profesor, he tenido una queja muy grave en su contra.
—¿Sobre qué?— pregunto con tranquilidad.
La realidad es que supongo cuál es la queja y de quién viene.
—Según se me informó, usted ha acosado a la profesora Roxana—sospechas acertadas— Le recuerdo que este colegio prohíbe las relaciones entre colegas.
—Puedo asegurarle que no necesita recordarme algo que tengo presente— menciono—Ella es la que me invitó a salir y la rechacé, pero no lo tomó bien.
—Sé que usted es un joven muy centrado, por eso lo llamé para conocer la versión de su historia, ya que la profesora ha pedido su inmediata expulsión— se levanta de la silla y coloca sus manos en los bolsillos del pantalón— Pero no lo haré. Primero investigaré el hecho.
—Me parece lo correcto— digo aún en la misma posición— ¿Puedo retirarme?— consulto educadamente.
—Sí, profesor. Ya puede ir al siguiente salón. —Mira su reloj y vuelve a mirarme— Lo he hecho perder 15 minutos de su clase. Disculpe.
—No se preocupe— digo un poco enojado. Perdí mi tiempo por culpa de esa mujer, pero al menos, no perdí el trabajo.
¿De qué sirve? mucho. Podría tener mucho más que un simple puesto, pero prefiero trabajar humildemente, adquirir años de experiencia y luego iniciar el proyecto de mis sueños.
Al salir de la oficina, cruzo a la profesora de historia. Sin embargo, no la miro y sigo de largo hacia el salón que me corresponde.
Para mi buena suerte y bendición, la monja que me solicitó estaba con todos los niños en el aula y los entretuvo, con dibujos y pinturas.
—Muchas gracias, hermana— digo y ella asiente.
—Un placer—responde— Es su turno— me sonríe y se va.
Los niños me prestan atención y empiezo a saludarlos para luego seguir con el tema que debo enseñarles.
...
En el horario de salida, tomo el casco en mi mano, cuelgo la mochila en mi hombro y me dirijo al estacionamiento.
Cerca de la moto puedo ver a muchos autos Jeep en color negro, por lo que se me hace raro, más que nada un día como hoy, ya que es viernes. De igual forma, no le tomo mucha importancia, puesto que pudo haber venido el padre de algún niño.
Llego a mi transporte mientras que los agudos ojos de todos los guardias se posan en mí, subo, me coloco el casco y pongo la llave para darle contacto e iniciar mi viaje de vuelta a la mansión.
Hoy y en este preciso momento, lo único que puedo pensar es en lo terco que he sido, lo que me ha llevado a un trabajo diferente y ninguna relación amorosa, puesto que si me hubiese decidido antes, tal vez estaría con Eliani o si hubiese dejado de perseguirla, estaría con otra mujer, pero con la oportunidad de amar y ser amado.
Quise estudiar algo distinto a mi familia y mi elección está muy lejos de manejar una empresa de diseño, ya sea moda o arquitectura; pero supongo que está bien. Todos decidimos y emprendemos un nuevo camino, una nueva vida, algo que nos dé vitalidad, felicidad o más.
Bastian, Emilio y Marina quisieron seguir esa línea hereditaria, siendo Ceo de la empresa de cuero, siendo modelo de sus diseños o emprendiendo con otro estilo, aunque Ceo igual. Bella eligió viajar por el mundo y hacerse cargo del Restaurante de papá, que está lejos de los bocetos, pero es herencia igual.
Federico y yo, somos los únicos que cambiamos. Él está estudiando para ser médico y aquí, el profesor de una materia que sirve para abrir mentes cerradas y hacerlos ver más ampliamente. Logro con una frase o solo dos palabras, hacerlos reflexionar sobre sus ideas.
Alejando todos los pensamientos que se asomaron, decido parar en un local de deliciosos desayunos para tomarme unos minutos de soledad.
Ingreso al local y saludo con la mano al señor que atiende. Camino hasta su vitrina y observo, como antes tantas veces sucedió.
—Isaías, ¿Cómo estás?— pregunta él con amabilidad.
—Bien y ¿usted, señor?
—Como se puede—sonríe un poco y me mira con cierta burla— ¿Vienes con nuevos antojos?— lo miro serio, aunque eso no causa ningún efecto intimidante en él.
Durante algunos meses, se me dio por comer postres dulces, pero adopté la Pastilá como mi favorito. Consiste en puré de alguna fruta, mezclado con miel, azúcar y huevo, al horno. Es de origen ruso y se acompaña con té, pero yo amo demasiado el café.
—No, pero me llevaré lo de siempre— pido, sonriendo.
Otra vez Pastilá, pero en mi defensa, cuando lo catalogué como mi postre favorito, no sabía su origen, aunque al enterarme lo asocié a ella y no sé por qué.
Tal vez por su dulce sabor, la suavidad de su perfume, lo delicado al gusto y tacto... Algo que crees simple, pero descubres complejo.
—Me parece bien—dice el hombre y yo miro hacia afuera para asegurarme que la moto siga allí.
Es obvio que sí, pero siempre puedes pensar lo contrario con algo tan costoso.
Puedo notar que uno de los Jeep que vi en el estacionamiento del colegio, está a metros de donde paré, por lo que me hace dudar de cierta forma.
¿Será que tiene que ver con la profesora de historia? ¿Inventó algo más y me metió en otro problema?
—Isaías, aquí tienes— llama mi atención el dueño del local— Es tuyo, la casa invita.
—Muchas gracias—respondo sonriendo.
—Espero que vengas más seguido—pide y asiento. Me despido con la mano y salgo.
Guardo todo en la mochila, rezando que nada se caiga; me aseguro de que todo esté bien y vuelvo a arrancar.
Por inercia, miro hacia atrás y veo que el auto me está siguiendo, por lo que implemento más velocidad hasta perderlo.
No quiero que nadie sepa a donde voy y no por cobarde, ya que me puedo defender, si no por paz. Deseo estar solo unos minutos, necesito pensar en algo que no sea lo que siempre ocupa mi mente.
¿Y si la busco por la ciudad?
Supongo que no voy a encontrarla, pero podría intentarlo. Además, quien sabe, tal vez sí lo logre.
Estacionó en la orilla de un gran acantilado, apago la moto, me saco el casco y me siento en una roca con la mejor vista. De la mochila saco el café y el postre así aprovecho a comer algo antes de llegar a casa.
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Updated 84 Episodes
Comments
Mari Delgado Flores
Deduzco que de la intimidad que hubo entre Eleani y el, hay un bebé, por eso lo amenazaron
2024-06-15
5
Romina
que perra!
2024-03-09
0
Joscelyn Galvez
alomejor es su suegro que le anda siguiendo los pasos y el sin saber
2024-03-01
0