Finalmente todos los invitados de Atlantis llegaron, fueron llevados a una bella sala en el jardín para que pudieran esperar a Mary.
Pronto llegarian los del reino de Bellator, y según se creía, el rey de Dryadalis llegaría en ese día para el banquete de mañana si acepto la propuesta...
En el jardín, Runa estaba sentada en un asiento mientras algunos sirvientes les ponían en una mesa frente a ellos algunas ofrendas de comida.
— Ese árbol es enorme... Sus ramas y hojas cubren todo el Reino, es enorme!.— Dijo Cirene viendo esto.
— Debo decir que estoy impresionado con eso.— Dijo Calisto.
— Aah ahh~. Hihi~ el árbol de la vida crecio a partir de la sangre de mi adorada ama~ — Dijo Kanack al acercarse, teniendo en manos un jarrón.
— Su sangre..? ¿Pues que poderes tiene ella?. — Preguntó Runa sorprendida.
— ¿Por que no se lo pregunta?~ hihi~ — Dijo Kanack haciéndose a un lado dando vista a Mary quien caminaba hacia ellos.
Runa, Cirene y Calisto quedaron sorprendidos, Mary llamaba la atención a primera vista por su apariencia extraordinariamente bella. Se abría paso entre los sirvientes que hacian una reverencia, con un vestido azul claro, su cabello suelto pero cubierto con algunas joyas.
— Reina Runa de Atlantis... Sea bienvenida a Rexulun Reino de los Exiliados... Soy Mary... Reina de Rexulun. — Dijo Mary al llegar frente a ella.
Mary emanaba una esencia suave, pero a su vez poderosa. Misma que fue notaba por Runa y Calisto, quienes no cabian de la sorpresa.
— ¡Oh eres hermosa! ¿Eres una Sirena? — Preguntó Cirene al verla. Mary la volteo a ver y sonrio.
— Para nada. Soy una mujer Zorro de nueve colas. — Dijo Mary.
Escuchando esto Calisto y Runa se levantaron de sus asientos y de inmediato se notaron a la defensiva, Kanack hizo aparecer su tabique en caso de ser necesario.
— Reina de Rexulun... Reina de los Exiliados... No te creo... Los zorros de nueve colas son los traidores que traicionaron a las demás razas para aliarse con los humanos. — Dijo Runa. Mary mantuvo la calma, puso su mano sobre la de Kanack indicando que guarde su arma.
— Lo se... Una estupidez cometida por mis ancestros... Pero... ¿Yo también soy culpable?. — Preguntó Mary. Runa se quedo en silencio solo frunciendo el ceño. — Soy culpable de lo que otros hicieron solo por pertenecer a esa raza?. Es el mismo pensamiento estúpido de los humanos que tanto odiamos — Dijo Mary.
Runa trago grueso y la miro fijamente a los ojos, Mary hizo lo mismo; claramente ambas estaban peleando por mantener sus ideales.
— Supongo que tienes razón... Pero ahora, no estoy tan segura de poder confiar. Espero entiendas — Dijo Runa. Mary asintió y tomo asiento frente a ellos mientras que Cirene preguntaba a Calisto ¿que pasaba?.
Runa y Calisto tomaron asiento manteniendo la calma mientras que Mary mantenía una mirada serena.
— Reina Runa, entiendo su descontento. Sinceramente... Yo también me odiaría, pero ahora... Lo que las razas menos necesitan es odio, necesitamos unirnos contra la amenaza que podría acabar con nuestra existencia. — Dijo Mary.
— Tengo algunas preguntas para ti. Si no es molestia claro. — Dijo Runa.
— para nada. — Dijo Mary tomando una copa de vino.
— Eres muy joven... ¿Que te orillo a... Crear esto? A hacer esto. — Preguntó Runa.
Al escucharla Mary se noto nerviosa, sus ojos se pusieron llorosos y tuvo que desviar la mirada. El aire comenzo a menearse con algo de fuerza, Mary termino rompiendo la copa en su mano a lo que todos se sorprendieron.
— Digamos que... Me orillaron... Y por azares del destino... Nací con el poder de hacer algo. — Dijo Mary mientras su mano se cubria con el tinto del vino.
Runa noto en Mary su dolor, su tristeza, pero muy en el fondo... Su rabia. Ella entendía esa sensación más que nadie.
— Lo siento. Veo que para ser tan joven, has pasado por mucho. Supongo que ha sido duro. — Dijo Runa. Mary mostró una sonrisa.
— Supongo. Pero hay quienes la están pasando peor, allá afuera hay tantas personas... sin libertad para vivir... Tener que vivir en las sombras... Con miedo a que pasara mañana... es un horror. — Dijo Mary aún con esa sonrisa. Cirene se notaba deprimida, le dolía pensar en esas personas por lo que se puso de pie y miro a su madre.
— Madre!. Debemos de apoyarla!. Recuerda que vinimos a hacer lo correcto... Por nuestro Reino. Debemos luchar con ella y salvar a todo el mundo!.— Dijo Cirene casi emocionada, después miro a Mary y se termino de poner de rodillas frente a ella. — Jamás había visto el mundo fuera de Atlantis... y ahora que lo veo... Quiero salvarlo. — Dijo Cirene emocionada.
Mary miro en Cirene una luz familiar, la misma luz que Alexey tenía en sus ojos. Una luz de esperanza que quería salvar a todas las personas sin excepción, no importa a que costo. Una luz, que también ella tenía pero que ahora.. se había extinguido.
Una lagrima se deslizo por su mejilla y después llevó su mano hasta sujetar la mejilla de Cirene.
— Por favor... Nunca cambies esa luz... Por nada... Por que en tiempos de guerra, serás la única que podrá dar esperanza a otros. — Dijo Mary.
Tras ver a su hija feliz y dispuesta a luchar, Runa termino por aceptar. Después de un rato Cirene y Calisto se fueron a recorrer el pueblo mientras que Runa y Mary caminaban hacia el castillo.
— ¿Como se llamaba?.— Preguntó Runa. Mary no entendió su pregunta y levanto la cabeza para verla. — El chico... Es el padre de tu hijo en vientre?...— Preguntó. Mary trago saliva y sonrio para asentir.
— Alexey... su nombre era Alexey. — ...
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