Al otro lado del mundo, en el nuevo continente. Se encontraba un lugar sumido en el caos de la guerra.
A las orillas de un país, en una selva cerca a la playa. Se encontraba el majestuoso imperio de Tellus Bellator, hogar de los Gigantes.
Bellator era una pequeña nación misma que llevaba siendo habitada por Gigantes desde hace miles de años. Sin embargo al ser descubierta por los humanos, había sido atacada todo el tiempo...
Durante esa tarde, los enormes muros que protegían Bellator estaban siendo atacados. Dentro de los muros, los Gigantes no corrían para ocultarse. Por el contrario, hacían huir a los jóvenes para poder ellos ir a pelear.
Los Gigantes se caracterizaban por ser una raza guerrera, desde pequeños se les enseñaba a pelear y a utilizar sus dones, mismos que siempre estaban conectados a la tierra...
Fuera de los muros, cazadores atacaban los muros con armas poderosas mientras que otros más se preparaban para entrar en cuanto este cayera.
— Disparen!!... Este muro debe caer hoy!!. ¡Bellator caerá este dia!. — Dijo él cazador al mando.
Todos siguieron atacando los muros, sin embargo algo los detuvo. La tierra comenzo a temblar con fuerza, las personas estaban confundidas e intentaban mantenerse de pie; sin embargo, la tierra se partió y comenzo a crearse un enorme hueco qur arrastraba a todos los alli.
Entre gritos intentaban salir de el enorme hueco; pero después, un montón de rocas terminaron cayendo en ese mismo hueco aplastado a todos dentro.
Pasos enormes se escucharon y allí aparecieron algunos enormes Gigantes. De entre estos, uno que destacaba por tener cuatro fuertes brazos, se trataba del rey de Bellator, su nombre era Ajaw.
— Rey mio. Su trampa funcionó a la perfección. — Dijo una mujer gigante.
— Eso veo... El muro se daño bastante... — Dijo Ajaw mirando aquel muro.
Los demás gigantes observaron el muro, y de repente unas poderosas detonaciones se escucharon. Al fijarse en uno de sus compañeros este había sido atravesado por enormes balas de acero.
— Agh... Rey.. Mio...— Dijo el gigante antes de caer muerto.
Ajaw miro en la dirección de donde provinieron aquellas balas. Un enorme ejército de miles de humanos, con armas realmente poderosas se acercaban.
— Recuerden!... que decidimos caer de pie!! Antes que vivir de rodillas!— Dijo Ajaw moviendo sus brazos hasta formar un símbolo, al hacerlo, la tierra se levanto creando enormes rocas mismas que lanzo hacia los soldados.
Todos usaron sus dones para atacar, sin embargo... Los humanos dispararon sus armas, balas tan poderosas que destrozaron sus ataques.
Ahora ya no eran unas cuantas balas, eran cientas. Los Gigantes pronto se vieron en desventaja. Más gigantes llegaban pero cada vez caian y caian.
Ajaw levanto un muro de piedra para intentar cubrirlos, pero este también se veía afectado por las armas humanas.
— Carajo....— Dijo Ajaw.
— ¿Que haremos Rey Mio?.— Pregunto uno de sus guerreros. Ajaw pensó en que hacer y después trago saliva.
— Todos juntos... — Dijo Ajaw mientras esperaba unos segundos, las balas se detuvieron un solo segundo y allí; se levanto. — ¡ AHORA ! — Grito Ajaw.
Todos los gigantes se levantaron y juntos lanzaron sus dones hacia los soldados humanos. Enormes picos de tierra, rocas, arena y lava se lanzaron hacia los soldados acabando con varios de ellos en el acto.
Ajaw aprovecho y comenzo a correr hacia ellos, siendo seguido por algunos de sus guerreros. Su plan era destruir sus armas principales para evitar que sigan acabando con los suyos.
No tardo en llegar hasta los humanos mismos a los que comenzo a acabar entre pisotones mientras sus manos tomaban las armas para destrozarlos.
Algunos humanos comenzaron a huir, sin embargo una fuerte explosion lo hizo mirar atrás. Al ver detrás de el pudo notar como todos sus guerreros habían caido y el muro había sido destrozado.
Ajaw observo esto con notoria sorpresa, dolor y rabia. Todos sus guerreros habían caído, miro arriba y pudo notar a un montón de cazadores mismos que habían utilizado sus habilidades finales para exterminar a sus guerreros.
— Humanos... No les daré la victoria. — Dijo Ajaw apretando los puños.
Los 12 cazadores que habían llegado, eran de rango R a X. En otras palabras, de los más poderosos. Todos de nuevo prepararon sus ataques finales, pero esta vez Ajaw hizo lo mismo.
Dio un fuerte golpe a la tierra con su puño y de inmediato a varios kilómetros a la redonda la tierra comenzo a levantarse en enormes rocas que subían hacia el cielo.
Los cazadores comenzaban a vacilar esquivando aquellas enormes piedras, dos de ellos no pudieron esquivarlas y fueron destrozados por unas de estas.
— Buen intento!. ¿Pero ahora que haras?. — Dijo un cazador tras haber subido todas las piedras. Ajaw sonrio y después, las mismas rocas que habían subido comenzaron a caer a gran velocidad.
Los cazadores se sorprendieron e intentaron escapar del ataque, sin la gran mayoría termino aplastado por estas. Quedando solo 4 cazadores, Ajaw se dispuso a acabar con ellos. En ese mismo instante fue atacado, un cazador le ataco por espalda disparando justo a sus brazos.
Ahora sin poder moverlos, Ajaw ya no podía usar su don. Frunciendo el ceño se sintió nervioso, pero aun asi se mantuvo se pie.
Alrededor más soldados se reunieron, todos con más armas que acabarian con el. Ajaw supuso que sería su final, pero no le importo; el pelearia hasta el final.
— Bien... ¿Te rindes?. — Preguntó un cazador.
— Yo... ¡Jamas!— Grito Ajaw lanzándose sobre el cazador terminando por aplastarlo. Al estar en el suelo, todos atacaron, Ajaw solamente cerró los ojos esperando su final mientras las armas disparaban creando una fuerte explosion.
Los cazadores celebraron que por fin Ajaw había caído, sin embargo al disiparse el humo notaron algo sorprendente.
Ajaw estaba intacto, cubierto de una luz azulada misma que estaba regenerando sus heridas. Confundido Ajaw se puso de pie, no sabía quien había echo esto.
Una fuerte explosion iluminó el lado del mar, una enorme nube de humo se creó. Los cazadores y Ajaw observaron confundidos, sin saber que ocurría.
Del humo resono un rugido y después de este salio... Un enorme zorro mismo que se abalanzo sobre los cazadores deborando a uno sin piedad.
Ajaw observo esto sorprendido, el enorme zorro de nueve colas era algo que jamás había visto. Los cazadores observaron esto con temor, pero comenzaron a disparar sus armas de nuevo ahora hacia ella.
El cielo se oscureció por una enorme sombra, un rugido se escucho y al ver arriba miraron al enorme Dragón. La barquilla se abrió y de allí cientas de personas comenzaron a bajar atacando a los cazadores y soldados.
Ajaw no sabía que hacer, siquiera sabía si esos nuevos llegados eran sus aliados o sus enemigos.
Miro aquel zorro mismo que casi era de su tamaño, y que acababa con aquellos cazadores sin piedad alguna. Mirando sus ojos logró notar algo que lo hizo sentir curiosidad.
— ( Por que...?... Parece estar llorando... No... debe de ser solo... Una alucinación mía.. ) — Pensó Ajaw para después usar su don notando que se había regenerado, acabaría con aquellos cazadores aprovechando la oportunidad. Tomaría venganza de sus amigos caídos...
...
Tras un rato de pelea. Ajaw se vio rodeado por los que habían llegado, ninguno parecía tener algo contra el pues habían desativado sus dones y habían bajado sus armas.
— Ahora alguien que me explique esto. — Dijo Ajaw.
Aquel enorme zorro camino hasta estar a un costado de Ajaw, este comenzó a desaparecer entre una nube de humo y después Mary apareció de nuevo esta vez caminando hasta lograr llegar al lado de sus soldados.
— yo te lo explicaré todo. — Dijo Mary mirandolo. Ajaw la observo con detenimiento, sus ojos se veian cansados, se notaba que ella... estaba pasando por mucho...
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