Abigail: —Te traje aquí porque se encuentran los mejores restaurantes de Milán y la comida es exquisita— le digo con una sonrisa.
Hugo: Algo me dice que esto te va a costar un ojo de la cara —le digo mirándola, pero siento sus labios en los míos.
Abigail: —El dinero no es algo que me preocupe, guapo. Incluso en este momento estoy ganando muchos millones y estoy en mi luna de miel con mi esposo, que es maravilloso. Así que relájate, vamos a comer.
Hugo: Me dice todo esto con tanto orgullo. No digo nada porque sé que es verdad. Tiene varias empresas aparte de la que maneja, que es y sigue siendo la dueña, la señora Franchesca.
Entramos al restaurante y Abigail pide una mesa. Luego de que nos sentamos, nos dan la carta.
—Sé que no me equivoqué. El plato más barato cuesta 765 dólares. Esto que es para ser tan caro.
Abigail: —Hugo, Huguito, ¡cálmate! Pide algo para cenar. No te preocupes por lo que cuesta o cuánto cueste la cena.
—Disfrútalo. Sé que esto te divierte, ya que me mira burlándose de mí.
Si me divierto solo viendo las caras raras que haces.
—Cariño, no le pongas atención a los precios, solo pide lo que más te guste.
Hugo: Suspiro y asiento. El camarero llega y nosotros pedimos nuestras órdenes. Abigail pide spaghetti a la carbonara con salsa de champiñones y pollo. Yo pido un Ossobuco, que es un plato de carne tradicional. Es un estofado de varias carnes con pasta y ensalada. Abigail pide un vino para la cena y el mesero se va para traer nuestra orden.
—Cenamos entre risas y una charla amena. Con ella no me aburro, cada segundo me hace feliz, especialmente cuando sale con sus ocurrencias. Casi me desmayo con la cuenta que paga mi hermosa esposa. "Qué bonito se escucha", "mi esposa". Salimos del restaurante, caminamos y llegamos a una tienda de ropa. Abigail entra como loca, parece una niña pequeña.
Abigail: —Quiero que elijas algo que te guste —le digo mientras camino a su lado.
Hugo: —Estás loca, todo es muy caro. No, ni loco, compro algo aquí —le digo mirando los precios por encima de toda esa ropa. Me quedo mirando una chaqueta negra de cuero, es bonita, siempre he querido una.
Abigail: —Te gusta, Hugo, Huguito, esposo lindo de mi corazón.
—Eres mi esposo y quiero complacerte, consentirte. Te lo mereces. Déjame hacerlo, por favor. Me acerco a él, lo abrazo y le doy un pequeño beso en los labios.
Hugo: —Está bien, princesa. Me dejaré consentir por hoy solamente.
—Veo a una vendedora y le digo que me baje la chaqueta negra, pero escucho a Abigail decir "baja las tres, quiero que se las pruebe, gracias".
—La volteo a mirar a Abigail. Solo quería la negra. ¡Cállate, Hugo, Huguito, y haz caso!. Quiero que te pruebes las tres chaquetas. Mientras tanto, voy a traer un pantalón, unos guantes y ya vuelvo.
Entro al vestidor cuando veo que Abigail entra con pantalones, camisas y guantes. Ponte todo esto y te espero afuera, cariño.
Abigail: Esto es demasiado. Cámbiate, quiero verte desfilar para mí, bomboncito. Lindo y rico, le cojo su amigo.
Hugo: ¡ Abigail! le digo en un susurro no me hagas esto después salgo del vestidor y Abigail se queda mirando. Te ves hermoso, esposo mío. Se acerca y me da un beso en la mejilla.
—¿Y cómo me veo? —le pregunto a mi hermosa esposa con una sonrisa.
Abigail: —Te ves muy guapo, sexy y lindo. ¡Cariño! —lo miro de arriba abajo y me muerdo el labio.
Sonrío y le pido que se cambie para verlo con otra ropa.
—Después de un buen rato, pago lo que compramos y salgo del lugar rumbo al hotel. Son las ocho de la noche y ya estoy cansada por todo el recorrido que hicimos.
Estamos en la suite y Abigail está en la cama, acostada viendo la televisión. Me acuesto y apago la luz. Me subo encima de ella y me pregunta: "¿Qué haces, guapo?", con una sonrisa y abrazándome por la espalda.
"Nada, solo quería agradecerte por estos bellos días que he tenido a tu lado". Le doy un beso y mis manos empiezan a viajar por todo su cuerpo mientras la escucho gemir.
"Me vuelves loco, Abigail". Le dejo besos por todo su cuerpo, bajando hasta llegar a su entrepierna, su amiga está húmeda para recibirme. Abro más sus piernas y entro en ella. Le susurro: "Este es mi lugar favorito, estar dentro de ti, Abigail". La beso y junto mis manos con las suyas, colocándolas sobre su cabeza, y empiezo a moverme.
Después de un rato, los dos tenemos nuestro momento de liberación. Salgo de ella y acaricio su mejilla. Le digo: "No sé qué me estás haciendo, pero creo que me estoy enamorando de ti. Eres mi ángel".
Suspiro y acarició su mejilla. No sé qué me estás haciendo, pero creo que me estoy enamorando de ti cada día que paso contigo, Abigail.
—Su confesión me deja helada, en shock y con miles de mariposas revoloteando en mi estómago.
—Yo te amo, Hugo. De eso no tengo dudas. Nunca pensé en llegar a enamorarme como lo estoy de ti. Acaricio su rostro y le digo: "Tengo miedo de que esto solo sea un sueño y al final te pierda."
—No lo es, Abigail, pero quiero que sepas que pase lo que pase entre los dos, tú eres muy importante para mí.
¿Por qué dices eso? ¿Pasa algo, Hugo?
—No, Abigail, no pasa nada. Solo quiero que lo recuerdes siempre. —Asiento poco convencida.
Ninguno de los dos dice alguna palabra, todo es silencio. Hugo me jala y me sube a su pecho, mientras que con su otra mano coloca una sábana para cubrir nuestros cuerpos desnudos.
Puedo escuchar el latido de su corazón fuertemente, igual que el mío.
Me mira y levanta mi rostro, me da un beso en mis labios, descansa mi ángel...
Continuara...
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Updated 76 Episodes
Comments
Bella Maldonado Beltran
hugo no puedo creer que estes pensando en dejar a Abigail por esa zorra de karen ,ojala alguien te ayude habrir tus ojosy veas lo mala que es karen
2024-04-04
2
Elvira Fretes
mmm, Hugo se siente como un gigolo, jajaja, creo que Hugo no termina de aceptar la diferencia social, creo que Karen ya pasó a último plano.
2024-03-04
2
Graciela Peralta
que pasara ahora con ella
2024-01-15
1