Retame.

— Princesa ya es muy tarde, levántate sí... No vas a. Almorzar.— Me despierto desnuda y con Alexander encima.

— Alex, Alexander despierta.— digo y él se remueve y se medió, ríe con los ojos cerrados.

— No sé quién es Alex, ni Alexander.— dice y yo le digo que haga Silencio.

— Mi amor, por favor despierta.— dije y se levantó de inmediato con una sonrisa.

— buenos días mi chiqui.— dijo riendo y besándome

— shh... Amor baja la voz.— dice y me mira malicioso.

Toma uno de mis pechos y lo mete a su boca.

— hija, por favor, despierta.— dijo mi papá mientras yo moría por las sensaciones causadas por Alex.

— pa... Papá ya voy me estoy despertando apenas, me baño y bajo vayan a despertar al idiota de Alexander primero.— dejé empujándolo.

— no está hija, se quedó con alguna chica.— dice papá y yo miro a Alex con mi ceja levantada.

— te espero en la mesa besos._ dice papá y se retira.

Empiezo a golpear a Alex como loca y él me besa.

— largo de mi habitación ve a la tuya, yo me asomo y tú sales.—digo susurrándole.

— me iré por el balcón y entraré como si nada.— Dice y me asusto.

— No, es peligroso, no lo vuelvas a hacer, está muy alto.— Digo y sonríe.

— Así que mi chiqui se preocupa por mí.— dice riendo.

— largo, ahora.— Digo cruzada de brazos.

— me iré, pero debemos hablar sobre nosotros y ver cómo hacer para decirles.— Dice y me giro rápidamente.

— Te volviste loco, se van a morir, somos hermanos.— Digo preocupada.

— No, no lo somos.— Dice muy tranquilo.

Su teléfono comienza a sonar y este lo contesta rápidamente para que no haga ruido.

— En dónde estás vine a tu casa y no has llegado.— Dice Olivia molesta.

— Olivia te he dicho que no me llames, le dice él— gracias a lo cerca que estoy escucho toda su conversación.

— Necesitamos hablar, no me puedes dejar a puertas del altar, te lo advierto, Alex, no me conoces y si no lo quieres hacer mejor cásate conmigo.— Dice Olivia furiosa.

— estás loca, Olivia adiós y no me vuelvas a llamar.— Dijo y corto la llamada, lo miro triste.

— yo vine a causarte problemas, ayúdame a convencer a mi padre y me iré muy lejos, tú te casarás y serás el hombre más…

— Digo, pero él termina.

— infeliz del mundo, tú no te puedes ir Pia o lograrás acabarme.— dice y lo abrazo para luego besarnos.

— Pía mi amor, por favor abre la puerta, debo comentarte algo.— camino a la puerta y asomo solo la cabeza.

— Si dígame, señora bonita en un momento bajo, es que tenía mucho sueño y me volví a acostar — Dice la señora mientras el desvergonzado de Alex juega con mi entre pierna y su lengua.

— Ah, mmm sí... Si dígame ahora o luego como guste.— digo y la señora voltea a ver si mi padre viene al ver que no habla.

— Tu padre me comentó que uno de sus socios quiere casar a su hijo contigo.— dice y yo grito.

— Ahh, mmm que... Por qué.— Grito exaltada, pero por qué Alex al escuchar aquello me apretó mucho mi parte le di un fuerte golpe en la cabeza.

— Tranquila Pia, yo hablaré con el para que no insista con eso, aunque el chico es muy guapo.— dice la señora con picardía.

— ¡Aaah.!, sí... Tiene una foto.— pregunto y siento como entra un dedo de repente a mi zona.—

— Si tengo una luego te la muestro igual, hablaré con Roberto, uno debe casarse por amor.— dice y como puedo sonrió.

_Podemos hablar después._ Le pido a la señora casi suplicando.

— Claro le diré a tu padre que ya bajas.— en ese momento las embestidas de su lengua fueron tan rápidas que estalle.

—… ¡Alexander.!— dije y la señora se sorprendió.

— Que pasa con Alex Pía.— pregunta confundida.

— Alex... Ya llegó.— pregunto nerviosa.

— No pequeña él está con su nuevo amor, me encanta que te preocupes por tu hermano.— Asiento y cierro la puerta.

— Imbécil que te sucede, estás loco y se supone que el sensato eras tú.— Digo empujándolo.

— a ti que te importa si es lindo o no, no te casarás.— Dice y yo estoy furiosa.

— No me Retes Alex.— digo y se levanta.

— No, Pia, no lo estoy haciendo, pero no lo hagas sí.— Camino al baño molesta y al salir ya no está.

Bajo toda regia con un pantalón negro y una camisa de cuello alto, mi padre y la señora me ven extrañados mientras Alex solo se burla, pues dejo marcas en todas partes casi que me pongo el cabello en cuello para que la señora no se diera cuenta temprano.

— Hija, estás hermosa pero... Nada estás divina.— Dice mi padre y sonríe.

— Papito, sabes que debo viajar a París por el viaje que me regalaste en mi cumpleaños y quiero ir con Sabrina, puedo.— digo haciendo ojitos y Alex me mira mal.

— ¡Qué! No princesa, no me gusta que viajes sola y ustedes dos son un peligro andante.— dice riendo.

— Papi anda y a lo mejor te traigo un nieto francés.— Suelto y mi padre junto con Alex se ahogan mientras la señora y yo reímos.

— No juegues con eso Pia y no irás sola, debe ir alguien mayor o más responsable, ah recordé que Luca, el hijo de mi amigo Sergio, estaba queriendo viajar, le preguntaré.— dice papá y yo lo miro alzando una ceja.

— Quién es ese y por qué lo dejas viajar conmigo, papá... Que tramas.— le pregunto.

— Hija, verás, no te gustaría tener, no se una relación con él, no sé casarte.— me levanto exasperada.

— te volviste loco, yo no me casaré con el papá.— digo y mi padre se ríe.

— tranquila princesa jamás te obligaría, le dije a él, que esta sería tu reacción, él quiere que lo conozcas y  veas que tal, yo le comenté de ese viaje que harás, por qué no viajas con él.— dijo y lo mire firme

— Okay, pero te prometo que regresaré con mi hermoso vientre abultado y serás el abuelo más lindo de todos.— Dije sonriendo.

— ¡Pía! Por Dios.— grita papá.

— oblígame a ir con él y te lo juro, sabes que me encanta que me reten.— en ese momento su teléfono suena.

— Aló, hola Sergio, buen día, si hablé con ella, pero otra persona la cuidara, okay está bien hasta luego.— él corta y yo sonrío.

— Pero no irás, solo can Sabrina ya dije.— Dijo muy serio.

— Amor puedes acompañar a Pía cariño, sé que no se llevan muy bien, pero así conviven un poco.— dijo su madre y logré ver una sonrisa fugaz en su rostro.

— Bueno, si ella está de acuerdo, aunque sabes cómo nos llevamos.— dice Alex.

— Si no vas con Alex no vas Pia— Dice mi padre y yo ruedo los ojos

— Está bien, acepto que él vegete, vaya perdón Álex, pero te advierto que no me dormiré a las siete de la noche viejito.— Digo y lo miro

— Pía respeta a Alex que sea un hombre serio y responsable, no lo hace un viejo.— dice papá.

— Ay, ajá.— y luego de eso comimos en santa paz.

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