Venganza.

Mi amor lindo, o sea mi papá y la señora regresaron de su viaje, pronto será la boda y después me iré de viaje con mis amigos y mi amor, los días pasan y yo cada vez estoy mejor con mi hermoso viejito.

— hija puedo pasar.— dice mi padre y yo le digo que si

— Mi amor como estas quiero decirte que ya en pocos días me caso, pero que siempre serás mi niña, mi preferida y jamás te querré lejos bebé.— sonrío y lo abrazo.

—te amo mi príncipe y sé feliz con esa señora.—digo y mi padre se ríe

— Nunca se te grabó su nombre cierto — pregunta con una ceja alzada, niego riendo y contesto.

— Vaya, tú, sí que me conoces, no jamás se me grabó.— digo y me abraza.

— Amelia, mi amor, su nombre es Amelia.— Dice y ambos reímos.

Pasamos un rato hablando hasta que me avisa que me esperará en la mesa, hoy será nuestra última cena como soltero, reí ante eso.

Quito mi camisa de cuello alto y me coloco otra blusa así en diferente color y unos jeans hermosos, si, Alex me tiene harta con tanto marcarme por eso hago esto para evitar que papá me mate y a él.

Bajo y todos están sentados, también están James y Sabrina me siento al lado de Alex sorprendiendo a todos, pero no, no se me olvidó disimular, es solo que hoy me vengo de Alex.

Me siento a su lado y empiezo a comer, termino, pero dejo comida en el plato y entro a la conversación, nuestros padres están al otro extremo de la mesa y los chicos a un costado a una distancia prudente.

Alex está hablando amenamente, entonces yo bajo mi mano hasta su pantalón, como puedo bajo su cierre y este empieza a hablar cada vez con más dificultad.

— Si, Roberto, yo creo... Creo lo mismo que tú...— balbucea cuando saco su miembro del pantalón y empiezo una tortura exquisita de arriba hacia abajo.

Con la punta de mi dedo pulgar rozo esa parte más sensible y sigo bajando y subiendo mi mano, viéndolo sudar.

Miro a Sabrina y le hablo con la mirada rápidamente ella capta.

— ¿Alexander, que tienes, necesitas agua?— dice y se levanta para acercarse y este no la deja haciéndole señas con las manos de que no.

— hijo, pero si estás sudando que te pasa.— Dice su madre.

— Nada mamá, estoy bien.— él empieza a desviar el tema hablando de otras cosas y yo sigo dándole cada vez más rápido.

Todos están distraídos y yo le susurro.

— Te gusta mi amor, te dije que dejaras de hacerme marcas.— digo y sonrió.

— Mi amor para, por favor...— dice entre susurros.

Aceleró mis movimientos y cada vez está más y más agitado, el no poder gemir ni gruñir lo tiene mal.

— Alex, por qué mejor no te recuestas realmente te ves fatal.— Dice mi padre y yo no aguanto las risas, él solo niega y dice que está bien, se toma su bebida de un solo trago y yo por fin lo suelto.

_ Veo su cara y sé que el no terminar le está afectando, entonces me río y le acomodo como puedo su amigo, aunque por lo erecto que está no se quiere guardar— él quita mi mano y lo hace él.

Un rato después mis padres se levantan y quedamos los cuatro en la mesa. Yo suelto una carcajada y Sabrina me sigue, por otra parte, James está desconcertado.

— De qué se ríen y que tienes Alex.— pregunta y Alex se levanta molesto.

— Nada, con permiso.— puedo ver su bulto todavía y James capta y me dice.

— pervertida.— todos reímos

— Yo le advertí que no se metiera con Pía, pero hizo caso omiso.— mi amiga y yo nos tiramos besos y reímos.

Me levanto y voy a lavarme para luego entrar al cuarto de Alex y empiezo a tocar la puerta susurrando.

— Alex... Soy yo amor abre...— digo y no obtengo respuesta.

Sigo tocando y nada, entonces regreso a mi habitación, sé que está molesto, pero no es para tanto, él también me lo hizo a mí.

Bajo para despedirme de papá que se va de despedida de soltero con su novia hasta mañana temprano, me regreso y me acuesto en mi alcoba.

Sabrina me llama y me avisa que hay fiesta con los de la universidad, pero no quiero salir tapada, así que me niego, pero si James o Alex preguntan que diga que estoy allá.

Me quedé en mi cama sin Levantarme de ella, me puse a ver películas, así se me olvidaría la actitud infantil de Alex, bajé por algunas botanas y dulces y escuché a Alex al teléfono.

_ James, sabes algo de Pía, mmm con Sabrina en una fiesta, ok.— cortó y llamo de nuevo.

— Hola Sabrina, mi chiquita está contigo, mmm me la pasas... cómo que no quiere, pásamela o dile que regrese ya es tarde... Mmm con que no quiere, pues iré con ella en dónde estás... dime...— decía molesto, me regresé y me acosté en su cama.

Alex entró haciendo un berrinche, gritando sobre el porqué yo tenía que ser así si el molesto debía ser él y no yo. Era tanta su rabia que no me vio.

— ¡¿por qué me tuve que enamorar de esa caprichosa, por qué la amo?! ¡— Gritó y yo le pregunté!

— De verdad me amas viejito gruñón.— Dije y este se me lanzó como loco encima

— Mi chiqui estás aquí, Sabrina dijo que como estabas ebria no me querías contestar.— dijo y yo me reí que haría sin mi loca, por eso la amo.

— te pregunté algo...— dije levantando una ceja.

— si mi amor te amo, te amo y mucho.— dijo y lo besé nos entregamos en cuerpo y alma como muchas veces.

— Amor ya no aguanto, digamos la verdad, te quiero como mi esposa para siempre, ¿Pía tú no quieres?— Dijo y me sorprendí.

— Esto se salió de control Alex, ¿cómo es eso que casarnos?— pregunté

— ¿No quieres chiquita?— pregunto triste.

— claro que sí, pero y nuestros padres, se supone que esto era un juego.— dije y el suspiró.

— jamás te vi así mi amor, que te parece si después de nuestro viaje soltamos la bomba, ya ellos estarán casados o no.— dijo y yo Asentí para volvernos a entregar.

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