La princesita se enfrenta a la realidad

Durante las últimas semanas que Robert desapareció de la vida de Fanny y Ricardo estuvo tratando de decidir cómo debe actuar después

de lo que descubrió; no podía evitar sentirse traicionado, Ricardo fue a la

empresa a buscarlo y lo estuvo llamando, pero se negó a hablar con él; es su amigo

y hermano del alma, aun así, sus pensamientos y sentimientos son

contradictorios, no quería hablar con él hasta no tener claro lo que iba a

hacer. Pensó mucho en Fanny y en todo el daño que le ha hecho, concluyó que

ella merece que le permita ser feliz, después de todo el ahora esta con una

mujer que ama, sin embargo, aún se le revuelve el estómago al recordar a

Fanny en la cama con Riki radiante de felicidad, el simple pensamiento de que

sigan juntos lo hace temblar de ira, no se entendía a sí mismo, no comprendía

porqué le costaba tanto soltarla, ella tenía todas las razones del mundo para

olvidarlo y buscar ser feliz sin él.

Le dolía mucho pensar que Fanny ya no estaría hay para cuando la necesite; aunque

le cueste admitirlo, le partía el alma saber que ella ya no lo ama, ya no le

pertenece, ya no era suya. « ¡Maldición! », imaginar que se puede casar con

Riki después de su divorcio, lo enloquece; se sentía frustrado, no está seguro

si se trata de machismo, costumbre, orgullo o si es que aún la ama; no

obstante, el ama a su pequeña, se preguntó « ¿se pueden amar a dos mujeres a la

vez?».

En el transcurso de este tiempo fue dos veces a ver a Fanny, necesitaba hablar con ella para

aclarar su mente, reflexiono «solo ella me da la paz que necesito, lo cual es

irónico, ya que por ella estoy hecho un desastre», paradójicamente, en ambas

ocasiones encontró la camioneta de Ricardo frente a la casa, la segunda vez se

estacionó un rato; dubitativo pensando si entrar, sin embargo no mucho tiempo después los vio salir juntos, los

siguió notando que de nuevo fueron a la clínica, está vez solo ellos dos, sin

los niños, espero observando la entrada desde su auto, estaba

consciente de que parecía un acosador, pese a ello deseaba saber que está

pasando, cerca de una hora después salieron, se veían tranquilos, supuso que no

era nada de qué preocuparse, saliendo de allí los siguió, fueron por los niños

al colegio y después a casa, noto que Riki se fue y Fanny se quedó con sus

hijos, pero no tuvo valor para entrar.

             Imagen de referencia de Robert esperando en su auto

Con Ana las cosas no estaban muy bien, ella seguía pasando algunas noches en casa de su

amiga trabajando en la tesis, siempre estaba pensativa y distante, pasaba más

tiempo en su teléfono y evitaba tener intimidad dándole excusas como estar

cansada o un dolor de cabeza; en un par de ocasiones accedió, bajo la fuerte

persuasion de Robert que empezó a cuestionarle si tenía a alguien más. Hace más

de una semana que él no la toca, puesto que decidió darle su espacio ya que está estresada por la

universidad. Sin embargo, Rob es un hombre y tiene sus

necesidades, con el fin de obtener un poco de acción Rob preparó una sorpresa para su pequeña esa

noche, esperaba recuperar lo que tenía con ella, le hacía falta sentirla como

antes.

Ese martes cerca de las 7 pm Rob llegó a un departamento vacío, había llamado a Ana durante toda la

tarde sin obtener respuesta, las reservas que había hecho eran para las 8 pm.

Se ducho y preparo para la noche, decidió buscar a Ana directamente en casa de

Maríjo, sin encargo no la encontró allí, sin saber dónde más buscarla regreso al

departamento, estaba furioso, no le gustaba que Ana desapareciera así. Se

preparó un sándwich, comió, se lavó los dientes, después de quitarse la ropa,

quedando solo en bóxer se acostó a dormir, un rato después escucho la puerta,

miro la hora, eran las 12:30 am. Minutos después Ana entró en la habitación.

                *Imagen referencia de Ana **López*

Ana López tiene 24 años, mide 1.65 cm de estatura, es una pequeña y hermosa rubia de ojos claros, su origen es

humilde, pero tiene ambición y deseos de superarse, al menos así lo cree Robert; el pequeño detalle que se le escapó, radica en que su ambición no es precisamente sana como el credulamente penso.

Los padres de Ana hicieron un gran esfuerzo para brindarle una buena educación, esperaban

que fuera una niña de bien, con oportunidades a futuro, oportunidades que ellos mismos no tuvieron; no obstante, para ella la vida que le brindaron sus padres no era suficiente; ellos pensaban que la clave para

superarse era el estudio y esfuerzo propio, por el contario ella detestaba

estudiar, le era difícil comprender lo que los profesores le inculcaban,

simplemente su corazón y atención no estaba en ello. En cuanto cumplió la

mayoría de edad se fue de casa dejando la humilde pero estable vida que le brindaban

sus progenitores; era joven e ilusa, quería comerse el mundo, soñaba con una

vida rodeada de lujos puesto que tenía gustos costosos a pesar de su procedencia,

lamentablemente esas aspiraciones la llevarían a la persona equivocada.

Ana se mudó con Carolina García, una amiga del colegio, a un departamento en el centro

de la ciudad, a diferencia de Ana, Carol tenía los pies bien puestos sobre la

tierra, era procedente de un hogar monoparental, vivió toda su vida alquilada en un pequeño

departamento de dos habitaciones con su madre y 4 hermanos menores, desde muy joven tuvo que trabajar y luchar con uñas y dientes para salir adelante, actualmente trabajaba como bailarina en un club nocturno

para costear su vivienda, comida y carrera universitaria. Es por ello que

sub-arrendo una habitación, Ana en su ignorancia o ingenuidad pensó que solo

compartiría departamento, pronto se dio cuenta de que estaba equivocada, cuando Carol le habló de los gastos y responsabilidades que conlleva una vida independiente.

El primer año fue difícil para ella, trabajaba 10 horas

al día para pagar los costos de vivienda y comida, su vida de ensueño no

resultó ser lo que pensó; antes nunca había trabajado, si bien sus padres

no le podían dar lujos, nunca la dejaron pasar necesidades; no le enseñaron a

hacer las labores del hogar, no sabía ni cocinar; sus padres la trataron como

una princesa en la medida de lo posible, le decían que su único deber era

estudiar, en resumen era una niña consentida, que quiso ser independiente.

En la cafetería donde trabaja como mesera, empezó a llamar la atención de los hombres

por su belleza y aparente fragilidad, uno que otro cliente le daba dinero en

forma de propina con la esperanza de conseguir algo más. La joven acepto algunas

invitaciones a salir, con la finalidad de conseguir dinero, uno que otro regalo

o cenas costosas de sus pretendientes. A pesar de sus ambiciones, al cumplir los

19 años no se había corrompido por completo, no se permitía ir más allá de unas

citas inocentes y algunos besos; pensaba que su virginidad tenía un precio, desde su punto de vista aún

no había conocido al indicado que le brindará la seguridad económica que según

ella valía.

Para este tiempo se cansó de su trabajó, un año había sido más que suficiente para ella, se sintió estancada, y pensó que si seguía en ese trabajo no llegaria a ningun lugar, ni conocería a un hombre que valiera la pena; renunció a la cafetería con una meta clara en mente, empezó a frecuentar los clubs nocturnos de moda en la

ciudad, lugares donde pensó podría encontrar un sugar daddy que le

proporcione la vida de riquezas que tanto deseaba. Efectivamente con su

belleza, atrajo a uno que otro hombre exitoso, no obstante, debido a la falta

de experiencia además de la poca inteligencia y suspicacia, la

joven ni siquiera tenía temas interesantes de conversación, sumado a ello se

negaba a ir con ellos a la cama, rápidamente fue dejada de lado por cada uno de

sus prospectos.

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